MOTOR DE BÚSQUEDA PARA ARTÍCULOS PERIODÍSTICOS

Autor  Periódico  Año 
Mostrar Introducción

Las malas prácticas
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm 229 [2007-06-21]
 

En el ámbito educativo, como en otras áreas de la vida social, se insiste en la conveniencia de darle mayor importancia y visibilidad a las "buenas prácticas". A pesar de la dificultad que entraña una definición más precisa de qué podría incluirse en ellas y el acuerdo unánime de que efectivamente lo son, se supone que las acciones, procesos o proyectos así identificados permiten tomarlos como casos ejemplares y conducen a tratar de asimilarlos y adaptarlos a la actividad propia. Serían también un reconocimiento a lo que se hace bien y un atajo para aprender una multiplicidad de aspectos de la experiencia de los otros.

Desafortunadamente también existen las malas prácticas y tal parece que se identifican más fácilmente que las buenas, se incorporan con mayor rapidez y se extienden con amplitud. La educación superior no está exenta de esta situación y en el mundo entero ha sido motivo de justificada preocupación, sobre todo por cierta proliferación de fraudes registrados en instituciones académicas y actos corrupción.

Los casos pueden ser múltiples, basta recordar el episodio de resonancia mundial con el científico coreano Woo Suk Hwang y su equipo, en diciembre de 2005, cuando fue descubierto que falsearon datos sobre su investigación con células troncales. Lo que parecía un adelanto muy importante en la clonación terapéutica resultó un fraude y hasta ahí llegó la fama y la carrera académica del investigador. No fue el primero ni será el último.

Pero no solamente se trata de casos particulares de investigadores, directivos, profesores o alumnos, en donde los valores de honestidad, probidad, meritocracia y libertad, distintivos de la academia, quedan vulnerados y expuestos. Esos son hechos excepcionales, graves e intolerables, pero que podrían no ser la regla institucional. El asunto es que las prácticas de corrupción pueden incorporar a instituciones educativas completas o porciones importantes de su estructura organizacional, tanto en su vida cotidiana como en el cumplimiento de sus fines. En tal situación estamos ante un problema que rebasa la transgresión de valores por un individuo e involucra procedimientos y mecanismos institucionales dedicados a las malas prácticas. Un problema sistémico.

La dimensión del problema no es trivial, seguramente una buena parte de los lectores tienen noticia de algún acto anómalo de mayor o menor relevancia en instituciones educativas. El punto es por qué ahora parece alcanzar una mayor proporción. No hay una respuesta definitiva, pero tal parece que se relaciona con diferentes elementos, tales como la presión por ingresar a las instituciones educativas y alcanzar un mayor grado académico, también por la creciente mercantilización de la educación y las prácticas de los nuevos proveedores que se rigen más por los valores comerciales que por los que tradicionales a la academia, o bien, por las posibilidades que se han abierto a través de internet para ofrecer programas sin regulación o la venta de grados académicos (P. Altbach 2005. "Academic corruption: The continuing challenge". International Higher Education, 38, 5-6.).

También es importante advertir que no se trata, como en buena medida se ha intentado hacer creer, que la corrupción anida solamente en los llamados países en desarrollo. No, es un problema compartido por la mayoría de países. En el sector educativo, el reciente reporte de Jaques Hallak y Muriel Poisson (2007) "Corrupt schools, corrupt universities: What can be done", publicado por el Instituto Internacional de la UNESCO de Planeamiento de la Educación, muestra las diversas aristas del problema y su expresión diferentes naciones (www.unesco.org).

El reporte de UNESCO es una publicación más de un amplio proyecto de investigación (Ethics and corruption in education) que comenzó en 2001, ahora se sintetizan los resultados, se documentan las malas prácticas, se propone un esquema conceptual y las formas en las que se puede detectar y medir la corrupción. Lo más importante es que el reporte concluye con una serie de recomendaciones para combatir el problema. Un problema que puede involucrar un volumen de recursos considerables, entre el 15 y el 30 % del PIB, según el país y los cálculos que se realicen.

En la educación superior, el problema de la corrupción ha motivado iniciativas como "El monitor de la corrupción en educación superior", promovida por el "Center for International Higher Education" del "Boston College". Este es un sitio web en el que se pueden encontrar diversos recursos documentales sobre corrupción, tales como noticias de casos en el mundo y una extensa selección de materiales bibliográficos y hemerográficos comentados sobre el tema (www.bc.edu).

En México, según la encuesta de Consulta Mitofsky sobre confianza en las instituciones del pasado mes de febrero, las universidades son las instituciones que se mantienen como las más confiables en el país, seguidas de la iglesia. Es posible que se pueda aprender de las buenas prácticas en el sector universitario, pero por lo menos sería recomendable cerrarle la puerta a las malas prácticas y conservar la confianza que ya se tiene.


Instituto de Investigaciones Económicas
Seminario de Educación Superior
TEL: 56650210, FAX: 56230116
webmaster@ses.unam.mx
Last modification: April 29 2020 11:44:32.  

Free Blog Counter