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Lo que esperamos de la reforma de la UNAM
Humberto Muñoz García
Campus Milenio Núm 61 [2003-12-11]
 

El doctor Juan Ramón de la Fuente seguirá como rector de la UNAM otros cuatro años. En el periodo anterior el rectorado consiguió darle estabilidad política a la Universidad, prerrequisito para debatir organizadamente sus cambios a través de un mecanismo participativo para impulsar la reforma. Al iniciar su segundo periodo, el rector anunció su programa de trabajo en el cual se encuentran puntos centrales de lo que podrá ser el contenido de los cambios. Entre otros, destacan los referentes a la apertura de los órganos de gobierno, el impulso a la descentralización en la toma de decisiones académicas y administrativas y la revisión del marco jurídico de la institución.

Son tres cuestiones de fondo, porque trastocan estructuras, normas, procedimientos y prácticas que pueden poner a la UNAM al día para aumentar la calidad del aprendizaje y adquirir una mayor capacidad para generar y trasmitir conocimiento. Vale aclarar que la reforma es sólo un medio para encauzar a la Universidad en los nuevos tiempos y no un fin como muchos lo piensan. Así, tiene que partir de una concepción sobre prácticas y abra posibilidades a su buena marcha creando certidumbre para el largo plazo. Lo que se reforme llegará para iniciar una nueva etapa y se quedará en la comunidad por un buen tiempo. El resultado será un parteaguas histórico. Estará orientado a responder de mejor manera y más oportunamente a los reclamos de la sociedad. Lo que salga de la reforma permitirá a la UNAM establecer nuevos pactos internos.

Una reforma tiene como propósito eliminar deficiencias e insuficiencias en la operación institucional. Por tanto, es indispensable tener conocimiento puntual de las mismas. Igualmente, es fundamental contar con un análisis de los factores que condicionan el cambio para saber cómo conducirlos, calcular el momento cuando se desatan los mecanismos de la reforma, los medios para organizar el debate y las posibilidades de implantar sus conclusiones.

Téngase en cuenta que una reforma sirve para hacer cambios planeados, conforme a una visión de futuro, y orientar la dirección, ritmo y velocidad de los mismos. Puede tratarse de cambios que modifiquen el todo y le brinden por completo una nueva fisonomía a la institución. O, simplemente, cambiar parte que le permitan alcanzar un mejor funcionamiento. En una institución como la nuestra hay actividades académicas que se realizan muy bien. Es obvio que en uno u otro caso los componentes y las implicaciones son muy distintos. Hay que dejar claramente expuesto a la comunidad cuál será la profundidad de los cambios para que no se produzcan falsas expectativas o temores infundados.

De lo que se desprende del programa, pero también de las palabras y los compromisos enunciados por el rector, en la UNAM vamos a eliminar aquello que traba la vida académica de la institución y le impide conseguir un mejor desempeño y un mayor impacto social. Vamos a dar fluidez a la academia y a ejecutar las decisiones de los académicos.

Entiendo que quienes conducen una reforma universitaria tienen previsto que las acciones para llevarla a cabo requieren capacidad plena del gobierno universitario, que éste encontrará la forma de fincarla en liderazgos académicos reales que le brinden legitimidad de origen y cuentan con un mapa político de las fuerzas internas con las cuales se pueden hacer alianzas que lleven a integrar una coalición que, por convencimiento, impulse el proyecto de cambio.

Los universitarios esperamos de la reforma aspectos como los siguientes: a) equilibrio de poderes entre las autoridades centrales y las locales, así como entre autoridades unipersonales y colegiadas e instancias para resolver las controversias; b) participación efectiva en los órganos colegiados, lo cual implica que los mecanismos de elección garanticen la representación y eviten la manipulación para que consiga representatividad; c) borrar por medio de canales de comunicación efectivos, indispensables en una universidad del tamaño de la nuestra, las distancias que dificultan las relaciones entre autoridades, académicos y estudiantes; d) contar con un marco de relaciones académicas que estimule el intercambio intelectual entre docentes e investigadores y entre éstos y los estudiantes; e) impulsar el desarrollo de la investigación para alcanzar mayor competitividad académica, así como sus vínculos con el posgrado; f) hacer un esfuerzo mayor para que los jóvenes que ingresan a la UNAM en cualquiera de sus niveles de enseñanza tengan la preparación suficiente para desarrollarse en sus estudios; éste es uno de los graves problemas que enfrentamos e implica llevar a cabo colaboraciones con el sistema educativo; g) resolver los problemas en torno a la permanencia, egreso y titulación, lo cual se relaciona con las condiciones de estudio; h) generar posibilidades para que los estudiantes se formen con perspectivas interdisciplinarias y alentar nuevas carreras; i) formular un marco de referencia coherente respecto al papel que juega la UNAM en lo nacional y en el campo internacional y las acciones correspondientes para fortalecerlo, lo cual es una tarea urgente; j) desaparecer el burocratismo en los trámites escolares y, por fin, k) contar con una administración eficiente y eficaz que apoye a la academia en lugar de ser una de sus trabas principales. La reforma universitaria requiere cimentar, como parte de su proceso, una nueva ética de las relaciones académicas con base en la solidaridad, la cooperación y la colaboración en el trabajo.

La academia necesita confianza, disciplina, constancia, seguridad, apoyo, renovación y sobre todo libertad, la UNAM ha sido muy generosa y ha brindado a los académicos todo esto para nuestro desarrollo intelectual. La reforma debería preservar este enfoque para darle contenido al concepto de flexibilidad, que seguramente será uno de los ejes ordenadores de los cambios. En la comunidad estamos a la espera de que se nos envíen señales para dar inicio a lo que vaya a ser la reforma, fuera de los esquemas políticos rígidos que han contribuido a detenerla.


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