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La vocación política de la universidad
Humberto Muñoz García
Campus Milenio Núm 82 [2004-05-27]
 

Con los estudiantes que participan en nuestro seminario de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales hemos estado discutiendo qué es la universidad y cómo se relaciona con la sociedad. Preguntas por demás complejas sobre las cuales se ha escrito mucho y no pueden ser agotadas ni en una clase ni en un texto corto como el presente. Me voy a referir a ellas señalando sólo algunos puntos que no deseo que se queden en el tintero, entre otras razones porque hay quienes tomas decisiones sin saber de qué tratan, sin tener plena conciencia de su importancia o con una óptica francamente limitada. También, porque deseo compartir estas ideas con los lectores del suplemento.

Es necesario advertir que en la reflexión sobre la universidad tenemos en mente aquella que es pública, autónoma y mexicana. Una institución que tienen problemas de toda índole, pero no creo que sea como dicen nuestros coleas latinoamericanos –empleando una metáfora- “un dinosaurio”; tampoco se encuentra en las “penumbras”.

Diría más bien que la universidad pública en el país camina con sus dos pies, el izquierdo y el derecho, y que no ha prescindido de ninguno. En ocasiones cojea y en otras salta, pero como quera está ahí y nutre a la sociedad. Expondré tres puntos.

1 La universidad es una institución en la que se enseña conocimiento y cómo producirlo. Entrega a sus alumnos cualidades profesionales e intelectuales suficientes para que la sociedad tenga un desempeño más efectivo y consiga avanzar.

En las universidades públicas queremos formar personas que san capaces de conocer y entender los acontecimientos sociales y que participen en el intercambio de ideas tan indispensable para la buena marcha de la sociedad y del sistema político. Queremos que el estudiante al terminar sus cursos tenga herramientas para ejercer la crítica, reflexionar sobre sí mismo y sobre sus juicios al participar en la vida pública.

2. Con el cambio de fisonomía del Estado y su apoyo a la preeminencia del mercado se atiende a reducir el ámbito de lo público, aquel que es de todos y de nadie.

Esto dificulta la conexión de la universidad con la sociedad, nexo que ciertamente tiene lugar en ese ámbito. Y, no obstante, la universidad mexicana en su historia reciente ha dado importantes contribuciones a la estabilidad política y a la democracia que están ligadas estrechamente a lo público.

La universidad se conserva como un espacio plural para el debate racional de los problemas que aquejan a la sociedad. Es una función que cumple bien y que es de gran utilidad general. Su obligación de participar en el debate público es irrenunciable. Porque como decía Freire, en su entrevista con Torres (2204), la educación es, por naturaleza política.

3. El diálogo en la universidad recoge las preocupaciones que existen en la sociedad, las elabora y formula opciones para la acción colectiva. La universidad trabaja para que exista un diálogo informado en la sociedad que sirve para llegar a acuerdos y establecer pactos.

De esta manera el quehacer universitario se incorpora al espacio de lo público y se conecta con la cultura política, siendo esta última de importancia vital para que la transición mexicana llegue a buen fin. Sentimos que es un deber escuchar y darle voz a quien tiene impedimentos para usar la palabra.

Los universitarios no esforzamos para que el diálogo con la sociedad sea rico intelectualmente, forme opinión pública y sea tenido en cuenta en la toma de decisiones. Trabajamos conscientemente para alcanzar un mayor rigor en la academia, asumiendo una actitud seria para conducirnos con responsabilidad y compromiso ante la sociedad y ante nuestra propia comunidad de profesores.

Tratamos de mejorar la docencia y la investigación, a pesar de la falta de recursos, así como extender la cultura, con los medios al alcance, para mantener la identidad nacional.

Nosotros no negamos la importancia que tiene el vínculo de la universidad con el sistema productivo. Todo lo contrario. Pero desde la universidad hacia fuera necesitamos tener perspectivas muy amplias para usar lo que se aprende y lo que se conoce en beneficio de todos. Esto es lo que le brinda el carácter público a la institución.

Entendemos que hay múltiples maneras de relacionarnos con la sociedad y por eso hoy tenemos el reto de examinarlas para transformarnos de forma conveniente a las condiciones de la realidad nacional.

Se trata de un problema teórico y práctico que es necesario conversar para fortalecer los nexos con la sociedad, mantener la esfera pública, y abrir más caminos de comunicación que alimenten el diálogo.

Varias universidades públicas estatales han ido en esta dirección. Son tiempos en los que nos toca caminar con pie firme, reformarnos y refrendar nuestros lazos con el entorno a medida que la universidad y la sociedad cambien.


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