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El modelo y la producción científica en Iberoamérica
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm 420 [2011-06-23]
 

No podría ser de otra manera y la proporción tal vez es menor. En México, “sólo 23 de 265 universidades y centros de investigación poseen competencia científica internacional”, como lo mencionó el subsecretario de Educación Superior (La Jornada, 18/06/11). El panorama seguirá igual si opera el mismo modelo de referencia y persisten las mismas tendencias.

Lo dicen los profesionales del campo de la evaluación y también lo sugiere el sentido común: se debe medir lo que se quiere medir y no otra cosa. Lo que parece obvio, sin embargo, no siempre ocurre. En ocasiones se examina una cosa y se piensa que se valora otra.

El modelo de universidad de investigación se ha privilegiado en las actuales mediciones de calidad o prestigio universitario y los indicadores seleccionados están asociados a ese modelo.

Una imagen de prestigio ha sido generalizada con la utilización de las clasificaciones institucionales (los famosos rankings nacionales o internacionales): las mejores instituciones son las orientadas a la investigación y consideradas de clase mundial. Efectivamente, casi siempre lo son, pero depende de la ponderación de indicadores y el modelo de referencia.

El dato señalado por el subsecretario de Educación Superior, Rodolfo Tuirán, proviene de una de las clasificaciones regionales que busca cobrar relevancia. Es el Ranking Institucional de SCImago (SIR, por sus siglas en inglés; disponible en su página electrónica). Este último es un grupo comandado desde 2008 por Félix de Moya Anegón, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España, e integrado por miembros de las universidades de Granada —ahí estuvieron los antecedentes del grupo—, Alcalá, Carlos III de Madrid y Extremadura, así como de las universidades de Oporto (Portugal), Nacional de la Plata (Argentina) y la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (Chile).

SCImago se dedica a la evaluación de la actividad científica por medio de bases de datos, tiene media docena de proyectos relevantes. Uno de ellos es su ranking institucional, el cual fue posible por el convenio firmado con la gran base de datos de Scopus-Elsevier. Aunque antes, en 2006, ya había difundido un proyecto similar, el Ranking Iberoamericano de Instituciones de Investigación (RI3). No obstante, en ese entonces utilizó la base de datos Thomson Scientific-ISI y solamente incluyó los países con mayor productividad en Iberoamérica.

El mes anterior, el grupo SCImago difundió los resultados de la segunda edición de su proyecto SIR. Las novedades respecto de 2010 es que ahora incluye más instituciones y países. No obstante, conserva los mismos cuatro indicadores: 1) productividad científica de la institución, valorada por el número de publicaciones en el índice de citas de Scopus; 2) cooperación internacional, se refiere a la tasa de publicaciones científicas de una institución, elaboradas con participación de otros países; 3) calidad científica promedio, valorada mediante el impacto científico de una institución, ponderando tamaño y perfil de investigación, y 4) proporción de artículos publicados en las revistas de mayor prestigio, según la propia clasificación de SCImago.

En realidad no sorprenden los resultados del ranking institucional de SCImago. En general, en el ordenamiento por países muestra que España (204 mil documentos) y Brasil (163 mil) concentran alrededor de las dos terceras partes de la producción científica en la región iberoamericana. Siguen México (poco menos de 50 mil), Portugal, Argentina, Chile, y más distantes Colombia y Venezuela. Los resultados están en correspondencia con el monto de recursos destinado y la solidez de sus respectivos sistemas científicos y tecnológicos.

Tampoco extraña que la mayor producción científica se genera en el ámbito universitario de la región, más que en otros sectores. Sin embargo, el dato sobresaliente del reporte, que llamó la atención del subsecretario de Educación Superior de México, es que: “algunos países de esta lista incluyen un elevado número de universidades con una producción científica muy reducida, así, por ejemplo, en México menos de 10 por ciento de las IES (23) producen más de 85 por ciento de la comunicación científica, en Colombia 5 por ciento (seis) producen casi 70 por ciento de las comunicaciones o en Perú más de la mitad de la producción científica es generada en sólo dos universidades”.

En efecto, de las 267 (no 265) instituciones mexicanas incluidas en el reporte, solamente 23 produjeron 400 o más documentos en el periodo de referencia. La UNAM —con un segundo lugar en la tabla de posiciones y después de la Universidad de Sao Paulo, de Brasil— es la institución mexicana mejor situada en la tabla de posiciones en Iberoamérica y en América Latina. Le sigue el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav, en la posición 11 en América Latina y 26 en Iberoamérica), después el IPN, la Universidad Autónoma Metropolitana y muy distantes otras instituciones más.

Sí, son las mejores instituciones, siempre y cuando no perdamos de vista que se trata del modelo de universidad de investigación y lo que se mide es, básicamente, la producción científica.


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