Desde su creación, en 1993, el Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación e Innovación Tecnológica (PAPIIT) ha representado para la comunidad académica de la UNAM un aporte institucional valioso. Gracias a los recursos que distribuye, se han realizado proyectos de investigación que, de otra manera, hubiera sido difícil, sino imposible, llevar a cabo. Ha contribuido a crear y consolidar estructuras, grupos, redes y procesos, todos necesarios, para que la investigación se arraigue en la institución y entre sus comunidades, a manera de cultura.

La imagen de la UNAM en ámbitos nacionales e internacionales, así como en la comunidad universitaria, corresponde a la de una universidad de investigación. De hecho, la UNAM aparece en los rankings internacionales de universidades clasificada como la mejor entre las de habla hispana y, en México, no hay duda que la institución tiene liderazgo en la investigación. Habiendo sido miembro del Comité Evaluador del Área de Ciencias Sociales del PAPIIT, durante los pasados cinco años, no me cabe duda de que este programa universitario ha contribuido a los logros que ha alcanzado la institución. Esta afirmación la hago con base en mi experiencia como evaluadora y en las reflexiones, los estudios y análisis que realizamos en el Comité, así como entre los presidentes de los cinco Comités, correspondientes a todas las áreas de conocimiento.

Los resultados concretos, obtenidos durante los recientes cinco años, permiten observar que, en el área de las ciencias sociales, la cantidad de proyectos nuevos que se presentaron experimentó un comportamiento fluctuante: en 2006 fueron 84; en 2008 y en 2010 fueron 127 y 82, respectivamente. Esta fluctuación, sin embargo, no se mantuvo en la cantidad relativa de proyectos aprobados por el Comité, respecto de los que se presentaron, pues el porcentaje siempre fue creciente. Esto no debe interpretarse como resultado de una relajación en los criterios de evaluación por parte del Comité, sino que responde a una mejora continua en la calidad de los proyectos. Otro dato: disminuyó la centralización de la investigación “por proyecto”, pues durante los cinco años observados se dio un incremento relativo de los proyectos, presentados y aprobados, por parte de facultades y escuelas, en relación con los de centros e institutos de investigación. También la presencia de los centros foráneos y de los campi localizados fuera de CU tuvo incrementos relativos.

Por su parte, el respaldo de los grupos de investigación a los procesos de formación de nuevos investigadores creció significativamente, pues se hizo más notoria la participación de estudiantes y becarios en los proyectos. El Comité Evaluador del área marca este parámetro como criterio prioritario para evaluar la contribución del PAPIIT, y de cada uno de los proyectos, al arraigo de la cultura de investigación en la UNAM. Mediante sondeos en la comunidad y análisis de casos específicos detectamos que la incorporación de estudiantes a los proyectos PAPIIT constituye un factor decisivo para orientar el interés académico de los jóvenes hacia la investigación y la innovación, así como para alcanzar el éxito de los proyectos. Por cierto, la mayoría lo alcanza, pues casi todos son renovados y logran los objetivos y resultados esperados. Cabe advertir que las evaluaciones subsecuentes de los responsables que presentan proyectos a PAPIIT demuestran que han realizado aprendizajes en cuanto al diseño de la investigación y la profundización temática; también en lo referente a la consolidación de los grupos de trabajo.

Los temas de investigación que abordan los proyectos PAPIIT dan cuenta de la importante contribución que hace la UNAM al desarrollo de las ciencias sociales, así como a la detección, interpretación, comprensión y búsqueda de soluciones y respuestas a las problemáticas más importantes que tienen hoy el país y el mundo. Las propuestas de discusión teórica y debates de ideas contemporáneas, el desarrollo, despliegue y utilización de metodologías serias y novedosas de investigación e intervención permiten afirmar que el personal académico de la institución está empeñado en hacer aportes importantes en producción de conocimiento, del instrumental, cualitativo y cuantitativo, necesario para la producción del mismo. La multiplicidad de temas y problemas tratados, así como la diversidad de enfoques, indican que la UNAM es un campo propicio para el desarrollo de las disciplinas que conforman las ciencias sociales y para el avance de la multidisciplina y la interdisciplina, incluso para tender puentes con y entre las distintas áreas.

Lo más importante: mediante la operación del PAPIIT, la UNAM ha vigorizado el clima cultural y material y contribuido a recrear el horizonte intelectual de la investigación en ciencias sociales, permitiendo que, en la institución, estas ciencias no renuncien a su vocación política. Sin duda, esto constituye la principal razón por la cual me enorgullezco de haber sido miembro y presidente del Comité Evaluador del Área de Ciencias Sociales del PAPIIT. La tarea de evaluar los proyectos de compañeros académicos es ardua y pesada. Cumplirla implica una enorme responsabilidad que sólo puede llevarse a cabo de manera colegiada para dar cabida a la multiplicidad de enfoques y métodos, así como a las especificidades de las ciencias sociales. De otra manera, se corre el riesgo de que la determinación de la normatividad, requisitos, formas y criterios de dictamen sean realizados por quienes desconocen las particularidades de la investigación en ciencias sociales o por quienes desvalorizan la importancia de sus aportes, lo cual es inconveniente para los investigadores, para la institución, el país y para la producción de conocimiento.

Sin duda, el PAPIIT ha fortalecido la investigación en la UNAM y puede servir de ejemplo para que otras universidades públicas alcancen este objetivo. Sirva este escrito para expresar mi agradecimiento al PAPIIT y a quienes, en diferentes momentos, lo han integrado y pensado. También, para hacer patente mi reconocimiento a los académicos que han presentado proyectos y para invitar a quiénes lo administran y operan que cuiden este programa y respeten y fortalezcan su espíritu académico y sustento colegiado.