En el año 2007, la Universidad Nacional Autónoma de México fundó el Seminario de Investigación en Juventud (SIJ). Sí, los estudiantes son la razón de ser de la institución y en su mayoría son jóvenes, entonces, es necesario conocerlos. Constituyen un conglomerado muy heterogéneo y sus experiencias institucionales son muy diversas.
El conocimiento de este sector universitario es material de primera mano para que la UNAM pueda desarrollar políticas y programas que eleven su aprovechamiento escolar. También queremos formar seres humanos, al habitante del país en el siglo 21.
Casi todos saben que la UNAM educa a miles de jóvenes cada año. Preocupada por la apertura de oportunidades escolares, este año la Universidad Nacional amplió su matrícula, en un esfuerzo extraordinario, para alcanzar una cifra mayor a 315 mil alumnos.
Los jóvenes universitarios comparten sus vivencias y su formación entre ellos mismos. Y comparten muchas situaciones por las que atraviesa la juventud de la sociedad mexicana actual, que ha sido uno de los grupos más golpeados por la crisis y por la guerra contra el narcotráfico.
El SIJ es también una respuesta de la universidad para producir conocimiento e información estratégicos sobre la juventud. En estos años, siendo eje lo juvenil, el SIJ ha actualizado y revisado permanentemente los marcos explicativos y las teorías sociales, a las cuales ha alimentado con información. Así, la UNAM ha elevado sus capacidades para proponer a la sociedad iniciativas que resuelvan los graves problemas que aquejan a los jóvenes del país.
Dos cosas quiero destacar. El SIJ ha consolidado redes de investigación e intercambio y ha traído al seno de la UNAM temas que, en los ámbitos universitarios internacionales, son relevantes. En segundo lugar, los resultados de los trabajos han hecho avanzar el conocimiento y le dan presencia y visibilidad a la UNAM para ubicar y atender problemas cuya resolución es crucial para el futuro del país.
En cumplimiento de sus propósitos, el SIJ, en colaboración con el Seminario de Educación Superior, organizó el Seminario Internacional de Investigación "Juventud, cambio generacional y vínculo social”, el cual se llevó cabo la semana pasada en Ciudad Universitaria.
Se analizaron varias problemáticas, como las ciudadanías tecnológicas, una forma actual de sociedad de los jóvenes, la integración en la exclusión como un camino abierto a la juventud, movimientos juveniles, ¿política fuera de la política?, transiciones juveniles hacia la adultez, ¿rupturas sin retorno?, y estudiantes universitarios en la encrucijada contemporánea.
Las ponencias del seminario fueron expuestas por académicos del más alto prestigio en el campo, provenientes de Argentina, Brasil, Colombia, Uruguay, España e Inglaterra. Igualmente, participaron investigadores de la propia UNAM, de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO) y del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS). A juicio de ponentes y asistentes, el encuentro cubrió sus expectativas intelectuales, lográndose conclusiones de suyo importantes.
La conferencia magistral de clausura fue impartida por el rector de la UNAM, doctor José Narro Robles, quien mencionó conceptos y argumentos ciertamente trascendentes. No puedo recoger en este espacio toda la riqueza de su ponencia. Algunas cosas dichas por él ilustran resultados de su trabajo en nuestra casa de estudios y su compromiso con las causas que deben orientar las soluciones a los grandes problemas nacionales.
Por ejemplo, dijo, con énfasis, que las generaciones de adultos tenemos la obligación de transmitir y heredar a los jóvenes, por lo menos, las mismas condiciones que años atrás tuvimos para formarnos y salir bien en la vida.
Eso supone ampliar la cobertura de educación superior. Hizo críticas fundadas a la medición del indicador y se refirió al trabajo que sobre los jóvenes ha presentado en distintos foros el doctor Rodolfo Tuirán, en el que, con todo rigor científico, hace evidente la difícil situación por la cual atraviesa este grupo de la sociedad.
Asimismo, el rector recalcó la importancia de ampliar el rango de transmisión de conocimiento original en la escuela universitaria, de democratizar el conocimiento y la información y de resaltar el papel que juegan para tal fin profesores e investigadores comprometidos con sus instituciones. Mencionó algunas líneas que ha seguido en su trabajo estos años, para permitir que la UNAM mantenga su prestigio académico.
En mi opinión, el rector nos aclaró que tiene una visión de país y de la relación de nuestra casa de estudios con la sociedad. Por ejemplo, en el rectorado actual, la universidad elevó su oferta educativa a 91 licenciaturas. Se acaba de inaugurar un campus de la UNAM en León, Guanajuato, extensión de la docencia universitaria para servir a otras zonas del país.
En este rectorado ha habido coherencia entre el esfuerzo académico hecho en la institución y las necesidades de la sociedad, entre la universidad y los sectores público y privado.
La voz del doctor Narro fue muy apreciada por los académicos extranjeros que asistieron al seminario internacional. Para nosotros sus ideas fueron de enorme interés, expresadas con verdadera pasión hacia los jóvenes. La UNAM, una vez más, destacó académicamente. ¡Felicidades al SIJ!
