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Ciencia para el desarrollo de México
Armando Alcántara Santuario
Campus Milenio Núm 447, pp.12 [2012-01-26]
 

Bajo el título de “Ciencia y Humanismo”, la Academia Mexicana de Ciencias—fundada en 1959 como Academia de la Investigación Científica y cuyo nombre actual lo adquirió en 1996-- organizó los días 18, 19 y 20 de enero, una serie de presentaciones, simposia y mesas redondas en torno a los más diversos temas de las ciencias naturales y exactas, las ciencias sociales y las humanidades. Los ponentes fueron destacados miembros de la AMC y algunos invitados del extranjero. Varias participaciones se pronunciaron por dar mayor impulso al trabajo multi e interdisiciplinario entre todas las áreas científicas, a fin de estar en condiciones de atender y resolver los enormes problemas que enfrenta México. Asimismo las intervenciones no sólo versaron sobre temáticas científicas, tecnológicas, sociales y humanísticas propias de su especialidad, sino también incluyeron propuestas para fortalecer el lugar de la ciencia en las políticas públicas y en los ordenamientos legales del país. Entre otras cosas destacables, se retomó la antigua idea de crear una secretaría de Estado dedicada a los asuntos de la ciencia y la tecnología. En ella se reunirían todas las áreas del conocimiento, incluyendo las humanidades y la cultura. Más aún, se presentó una propuesta para que la Academia plantee elevar a rango constitucional el apoyo a la investigación, innovación y desarrollo técnico como actividades prioritarias para el progreso de México. Para ello se plantea agregar un párrafo al artículo 25 de la Constitución.

Por su parte, el Dr. Arturo Menchaca, actual presidente de la AMC, presentó un documento elaborado en noviembre pasado a fin de ser presentado a los candidatos a la Presidencia de la República. En el documento intitulado “El único camino hacia el desarrollo de México pasa por el conocimiento. Recomendaciones para el futuro presidente de México” (www.amc.unam.mx), se sintetizan cuatro grandes planteamientos: 1) mejorar la calidad de la educación básica en ciencia; 2) incrementar la producción y la calidad de los recursos humanos del más alto nivel para Ciencia y Tecnología (CyT); 3) dar mayor prioridad gubernamental a ese sector; y 4) aumentar la inversión correspondiente. De acuerdo con la propuesta de la AMC, se trata de ofrecer al país una oportunidad real de tener un desarrollo científico-tecnológico adecuado que le posibilite convertirse en una sociedad más justa, equitativa y educada.

En lo que hace al primer punto de la propuesta, se señala que a pesar de los esfuerzos realizados en los últimos 30 años, los logros en materia de calidad de la educación básica en ciencia son muy desalentadores, tal como lo han mostrado diversos indicadores nacionales e internacionales. A juicio de la AMC se requiere dar un nuevo enfoque a la educación básica, poniendo mayor énfasis en el razonamiento que en la memorización. Para el segundo punto se subraya el bajo número de investigadores científicos y tecnólogos con que se cuenta en México, y la baja velocidad con que esta comunidad se reproduce. Un indicador de la situación anterior es el bajo número de ex becarios del CONACYT que ingresan al Sistema Nacional de Investigadores. En cuanto a la mayor prioridad en el ámbito gubernamental, se destaca la poca atención de los últimos gobiernos hacia la comunidad científica, lo cual se ha reflejado en las muy escasas reuniones del Consejo General de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico, encabezadas por el presidente de la República. Es por ello que se propone definir al sector dentro de la Administración Pública Federal, permitiéndole un contacto igualitario entre su organismo gestor y los sectores de la educación y la economía. Finalmente, en materia de inversión se subraya el bajo nivel del gasto público como porcentaje del PIB, el cual se ha mantenido en niveles menores al 0.5 por ciento en las últimas tres décadas. Este nivel es menor al de muchos países latinoamericanos y corresponde a los últimos lugares entre los miembros de la OCDE. Es de esperar que en los programas de campaña de los candidatos a la presidencia, exista la altura de miras necesaria para recoger estas propuestas y no dejar pasar la oportunidad de reducir el enorme atraso y la dependencia del país en materia de ciencia y tecnología, así como las contribuciones del conocimiento que se genera en México para el estudio y solución de los grandes problemas nacionales. La sociedad y los electores habremos de juzgarlos.


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