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La concentración del logro educativo: ni cantidad ni calidad
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm 191 [2006-08-31]
 

Las bases del sistema educativo nacional no están bien: son deficientes e inequitativas. La educación básica no está logrando que la mayoría de niños y adolescentes adquieran las competencias elementales al concluir su enseñanza primaria y secundaria. Ese cimiento de la formación de recursos humanos, compuesto por alrededor de tres cuartas partes de los casi 33 millones de alumnos, no obtiene los mínimos educativos indispensables. El sistema no está enseñándolos a leer correctamente, tampoco a comunicarse de forma escrita en términos aceptables; menos a un dominio de las matemáticas. Un dato que ya conocíamos pero que ahora el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) viene a confirmar con cifras puntuales.

Frente a la idea de que los niveles educativos subsiguientes nivelan las deficiencias de los previos, está el dato crudo de que la mayoría de niños solamente cursará la enseñanza básica y esa será la única educación formal que reciban en su vida. No habrá más escuela y con el aprendizaje que lograron, más pronto que tarde, buscarán acomodo en el mercado laboral.

El deficiente desempeño de México en el Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés) de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), como se indicó en su momento, era el esperable de acuerdo al nivel de desarrollo del país. Por esta razón, a nivel comparativo con la OCDE, no cabría esperar sino las últimas posiciones en la tabla de resultados. Un elemento más que se destacó fue que las pruebas del PISA tenían un cierto sesgo, puesto que estaban diseñadas para países desarrollados y tenían como eje rector la sociedad del conocimiento.

Ahora no parece haber justificación posible. El INEE acaba de publicar los resultados de su primera aplicación de Exámenes de la Calidad y Logro Educativos (Excale). Estos constituyen una primera generación de pruebas nacionales dirigidas a evaluar los aprendizajes de los alumnos del sistema educativo nacional. Las primeras pruebas se aplicaron el año anterior para evaluar con precisión, entre otros aspectos, los contenidos curriculares de español y matemáticas en alumnos de sexto año de primaria y tercero de secundaria. Los resultados son realmente lamentables.

En términos generales se muestra que los mejores resultados los obtienen los alumnos de las escuelas privadas. En la primaria le siguen los alumnos de las urbanas públicas, después las rurales públicas, cursos comunitarios y, al final, la educación indígena. En la secundaria también están primero los alumnos de las privadas, luego los de generales, las técnicas y, con los peores resultados, las telesecundarias. Un panorama que sin duda refleja la desigualdad y la concentración del logro escolar.

Además, para la interpretación de los resultados se establecieron cuatro niveles de logro: a) "por debajo del básico", que implica carencias importantes; b) "básico", que muestra un dominio que apenas alcanza lo más elemental; c) "medio", que expresa un buen aprovechamiento de lo previsto en el currículum; y d) "avanzado", que indica un dominio superior y aprovechamiento máximo.

En el caso de español en la primaria, por ejemplo, muestra que a nivel nacional solamente el 7 por ciento de los alumnos tiene un dominio avanzado, el 24 por ciento uno medio, el 51 por ciento uno básico y el 18 por ciento está por debajo de lo básico. Es decir, solamente una tercera parte del total de alumnos está por arriba de un dominio medio. Lo grave es que al desagregarlos por modalidad, en un extremo esa proporción de dominio se amplía a 73 por ciento en las escuelas privadas y en el otro se reduce a un dramático 7 por ciento en educación indígena.

Los resultados de matemáticas en secundaria son más alarmantes. A nivel nacional, el uno por ciento logra un dominio avanzado, el 18 por ciento uno medio, el 29 por ciento uno básico y el 51 por ciento por debajo de lo básico. Esto es, poco más de la mitad del total de alumnos no alcanza ni siquiera los mínimos indispensables. Gravísimo. En las telesecundarias la proporción es de 62 por ciento y en las generales 51 por ciento. Por el contrario, en las privadas es de 24 por ciento.

El Excale ofrece otros datos relevantes que ameritan ser analizados para ponderar los resultados generales, pero lo que es indudable es que el sistema educativo no puede continuar de la misma forma. No ha logrado ampliar las oportunidades educativas de forma sustantiva y tampoco ofrecer una buena educación (no para la mayoría). No puede ser.


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Last modification: April 29 2020 11:44:32.  

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