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Tecnologías digitales para la educación
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm. 498 [2013-02-14]
 

El uso de las tecnologías de la información y comunicación (TIC) en los salones de clase se ve como una de las válvulas de escape para disminuir la presión de una creciente demanda educativa de niños, jóvenes y adultos; también como el instrumento que dará esa calidad y mejora que tanto busca la educación.

En tal perspectiva, diferentes programas se han puesto en marcha, desde la distribución masiva de equipos tecnológicos en las aulas hasta el diseño de nuevas modalidades educativas no presenciales. Básicamente con la idea de facilitar y mejorar el aprendizaje, atemperar el problema de acceso educativo y enfilarse en la ruta de sociedad de la información.

Sin embargo, iniciativas pioneras y experiencias relativamente recientes en materia de TIC en educación, han dejado en claro que las tecnologías por sí mismas resultan insuficientes. El contexto escolar, la integración curricular y el papel del maestro son elementos imprescindibles para poder apreciar algún impacto de las TIC en el aprovechamiento de los estudiantes.

En el caso de México, en la última década, los grandes planes que se han puesto en marcha para llevar las TIC a la educación básica han consumido importantes montos de recursos económicos, su operación ha sido ampliamente cuestionada, sus resultados poco edificantes y han provocado reacciones ambivalentes sobre la utilidad de los dispositivos tecnológicos en la escuela.

A pesar del desencanto, se sigue conservando cierta confianza en el uso de las TIC para lograr la calidad educativa e impulsar el rendimiento de los estudiantes. Sobre todo porque el alcance de los dispositivos tecnológicos parece ir en aumento constante fuera de la escuela y en la vida cotidiana.

Aunque, como siempre ocurre, el alcance de los bienes y servicios se corta por estratos socioeconómicos y revela las graves desigualdades en México. También muestra que en este terreno el país avanza a un ritmo diferente.

Según el reporte del año pasado del Foro Económico Mundial sobre el uso e impacto de la TIC en el desarrollo y competitividad de las naciones (“The Global Information Technology Report 2012”), particularmente de su Índice de Disponibilidad de Red, México ocupaba la posición 76 entre 142 países. Hace seis años, en el mismo índice, ocupa la posición 45 entre 122 países.

No obstante, desde el gobierno federal y de los partidos políticos no se ha abandonado la idea de llevar las TIC a la escuela. En el Pacto por México quedó asentado el compromiso número 11: instrumentar un programa de dotación de computadoras portatiles con conectividad para todos los alumnos de quinto y sexto grado de escuelas primarias públicas, así como adecuar los contenidos edcuativos al contenido de la tecnología y la capacitación de los maestros. Esto significará distribuir 4.9 millones de computadoras entre los alumnos (es la matrícula de los dos grados considerados), la modificación curricular y atender al correspondiente número de profesores.

El compromiso fue ratificado por el presidente Enrique Peña Nieto, en su gira por Uruguay al final del mes pasado, cuando visitó el Plan de Conectividad Educativa de Informática Básica para el Aprendizaje en Línea (Ceibal) de ese país y dijo que impulsaría un modelo propio.

El plan Ceibal está en operación en Uruguay desde el 2007 y consiste en el otorgamiento de una computadora portátil (el modelo XO) a todos los alumnos y maestros de enseñanza primaria (alrededor de 350 mil equipos). Luego se extendió a la educación secundaria en el 2011. Es el modelo de One Laptop per Child (OLPC) desarrollado en el laboratorio de medios del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) e impulsado por Negroponte, como alguna vez ya lo comentamos aquí.

Los resultados de PISA 2009 sobre tecnologías digitales y desempeño, los más recientes disponibles, muestran que en los países de la OCDE existe una mejora continua en el acceso de los estudiantes a las TIC. La disposición de Internet en casa pasó de 45 a 89 por ciento en promedio. Sin embargo, mientras que algunos países, como Noruega y Finlandia, prácticamente universalizaron la computadora en casa y el acceso a Internet, otros países, como México, menos de la mitad de sus estudiantes de 15 años tienen el equipo y el servicio (p. 175).

La utilización de TIC en educación tiene sus detractores y sus apologistas. Lo importante es tener presente que se trata de instrumentos, recuperar la experiencia nacional e internacional y tener claro cómo y para qué se quieren utilizar.


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