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Reporte OCDE 2007: los contrastes. Primera parte
Armando Alcántara Santuario
Campus Milenio Núm 242, pp.7 [2007-09-27]
 

A mediados de la semana pasada, se dieron a conocer los resultados del más reciente reporte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Education at a glance 2007 (algo así como Un vistazo a la educación 2007). Desde entonces en diversos medios "sobre todo impresos" se han comentado sus implicaciones para el establecimiento de políticas públicas hacia los diversos niveles del sistema educativo, particularmente el medio superior y el superior. Como se sabe, una de las principales actividades de esta organización que agrupa a las 30 principales economías del mundo "a la cual pertenece México desde 1994" es la realización periódica de evaluaciones y análisis sobre diversas áreas de los países miembros (salud, economía, medio ambiente, energía, educación, ciencia y tecnología, etcétera).

Education at a glance 2007 ha realizado paquetes informativos (briefing notes) para distintos países de la organización en los cuales se comparan las tendencias generales con las correspondientes a los países en particular. El que corresponde México contiene tres grandes temas: desafíos en recursos y eficiencia; retos cuantitativos y cualitativos y desafíos a la equidad.

El cuestionamiento que se hace al segundo de estos temas se refiere al hecho que en anteriores ediciones del documento antes mencionado, se mostró cómo las demandas por más y mejor educación han orientado la expansión masiva de los sistemas educativos en los países de la OCDE, particularmente en el nivel superior.

Las tendencias globales indican que en los países de esa organización, de los adultos cuyas edades fluctúan entre los 55 y los 64 años, entre 7 y 27 por ciento han completado la educación superior, excepto en Canadá y Estados Unidos, donde más de 30 por ciento lo ha hecho.

Asimismo, entre los adultos jóvenes de 25 a 34 años, al menos 30 por ciento ha obtenido algún grado de calificación en dicho nivel en 19 países, y más de 40 por ciento lo han tenido en otros seis países.

En promedio, la proporción de la población con algún grado de educación superior se ha incrementado de 19 a 32 por ciento de la población de esos dos grupos de edad.

En el caso de México, pese a tener uno de los niveles más bajos de la OCDE en el nivel universitario, ha mostrado un crecimiento muy considerable entre las generaciones más jóvenes, al pasar de 8 por ciento entre los de 55 a 64 años a 18 por ciento entre los de 25 a 34 años.

Como resultado de lo anterior, su ubicación entre los países de la OCDE en dicho indicador, subió apenas ligeramente del lugar 28 entre los de 55 a 64, al sitio 26 entre los de 25 a 34.

Por otro lado, la enseñanza superior técnica es una modalidad que la organización en cuestión ha promovido entre los países miembros durante las últimas dos décadas.

En contraste con otras naciones de la OCDE, México presenta en el último lustro, una de las tasas de matrícula más bajas en este tipo de escolaridad. Asimismo, a pesar de tener un porcentaje reducido de jóvenes inscritos en programas avanzados de investigación, nuestro país tiene uno de los índices más altos de permanencia en este tipo de programas.

Se ha observado también, según el reporte, que el número de graduados en ciencias se ha incrementado más rápido que los graduados en otras áreas, siendo relativamente bajo en Hungría y México (menos de mil por cada 100 mil personas empleadas) y considerablemente alto en Australia, Finlandia, Francia, Irlanda, Corea, Nueva Zelanda y Gran Bretaña (más de 2 mil 200 por cada 100 mil personas empleadas).

En lo concerniente a si la expansión de la educación superior "sobre todo en los países más avanzados" ha llevado a contar con una fuerza laboral de mayor calidad o a la proliferación de grandes cantidades de graduados pobremente calificados, sobre todo en aquellos países con los porcentajes de cobertura mayores a 50 por ciento del grupo de edad, datos recientes indican que los mayores niveles de calificación no provocan desempleo entre quienes los poseen o una disminución en sus salarios. Según el reporte, lo anterior es un indicador claro que los beneficios de la educación no se han alterado con la expansión de la educación superior.

En el caso de México, los graduados del nivel superior tienen mucha mayor oportunidad de encontrar trabajo que quienes no lo son.

Finalmente, otra tendencia que se aprecia es el rápido crecimiento de la internacionalización de la educación superior. Se calcula que en 2005, más de 2.5 millones de alumnos de educación superior se matricularon fuera de su país de origen. Francia, Alemania, Gran Bretaña y Estados Unidos, reciben más de 50 por ciento de todos los estudiantes extranjeros a nivel mundial.

En lo referente a México, son esos países junto con España, los destinos preferidos para obtener una formación de nivel superior. En posteriores entregas nos ocuparemos del uso eficiente de recursos y la equidad.


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