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Los jóvenes
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm 186 [2006-07-20]
 

El pasado 11 de julio, día mundial de la población, el Fondo de Población de las Naciones Unidas dedicó la celebración de este año a los jóvenes y con ese motivo difundió algunos datos reveladores sobre ellos. En México también se presentó información sobre los rasgos más sobresalientes de este grupo de edad, pero lo más importante es que se vuelve a constatar el sentido de urgencia que tiene atender sus demandas.

De acuerdo a Naciones Unidas, se considera joven a las personas que están entre los 14 y 25 años de edad. Un rango que coincide mayoritariamente con la edad para cursar estudios de educación media superior y superior. Según lo indicó el secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, a nivel mundial casi la mitad de la población tiene menos de 25 años (www.un.org). Una proporción que representa poco más de 3 mil millones de personas y es la cohorte de jóvenes más grande en la historia de la humanidad. El asunto es que para la gran mayoría de este grupo, que radica principalmente en los países en desarrollo, no se avizora un futuro promisorio. Por el contrario, las posibilidades de encontrar un empleo digno, servicios de salud satisfactorios y el acceso a servicios educativos parecen ser muy limitadas y estar llenas de obstáculos.

Pero atender el bienestar de los jóvenes es algo más que una preocupación moral. Como lo señaló Kofi Annan, se trata más bien de una necesidad económica imperativa, dado que la mayoría de los estudios han confirmado que la inversión en educación, salud y oportunidades de empleo para los jóvenes tiene un beneficio individual pero también, y sobre todo, para la sociedad en su conjunto. En efecto, en el terreno de la educación basta recordar el documento del Banco Mundial y de UNESCO, "Higher Edcuation and Devoloping Countries: Peril and Promise", publicado al comienzo de la década actual, en el que se plantea reconsiderar el cálculo de las tasas de retorno en la educación superior y con ello la contribución de este nivel educativo a la sociedad.

En el caso de México, según informó el secretario general del Consejo Nacional de Población (Conapo), Octavio Mojarro, el número de jóvenes entre los 15 y 24 años de edad es de 21 millones. También se trata de la mayor cohorte es la historia demográfica del país. Lo relevante es que según las tendencias calculadas por Conapo, este grupo de edad todavía seguirá creciendo hasta el año 2010, fecha en la que alcanzará los 21.5 millones y después de esa fecha comenzará a disminuir paulatinamente y llegará a los 15.2 millones a mediados de este siglo.

Las proyecciones anunciadas por Conapo no son nuevas. Es una labor que por ley le corresponde prácticamente desde su fundación a mediados de los años setenta. No obstante, desde mediados de la década pasada, con el entonces inminente cambio de siglo y de milenio, las tendencias demográficas recibieron particular atención. De hecho, al inicio de la actual administración, en su Plan Nacional de Desarrollo, se enfatizó el tema de la transición demográfica, con el fin de resaltar las demandas sociales que se presentarían en las primeras dos décadas de este siglo, la posibilidad de satisfacerlas y aprovechar las ventajas del llamado "bono demográfico".

Ahora, cuando ya concluyó el primer lustro de esta década y está por hacerlo el ejercicio de la actual administración, se acepta que los resultados quedan por debajo de las expectativas. Como lo reconoció el directivo de Conapo, casi la mitad de los jóvenes entre los 15 y 24 años trabajan -aunque seguramente se trata de empleos precarios, inestables e informales-, a pesar de que a esa edad deberían estar dedicados a cursar la educación media superior o superior.

Según los informes de gobierno, la cobertura en la educación media superior entre los jóvenes de 16 a 18 años pasó de 46.5 a 54.9 por ciento, entre el 2000 y el 2005. Esto es, aunque la cobertura se incrementó en ocho puntos porcentuales, todavía casi la mitad de los jóvenes que tienen la edad para cursar el bachillerato, están fuera de las aulas. Más difícil ha sido el incremento de la cobertura en la educación superior, puesto que apenas si sumó 2.5 puntos porcentuales: pasó de 20.6 a 23.1 por ciento en el mismo periodo. Es decir, solamente uno de cada cinco jóvenes del grupo de edad cursa estudios superiores. Los cálculos de atención educativa, como Roberto Rodríguez lo ha documentado en estas mismas páginas, pueden variar según los referentes que se consideren, pero en cualquiera de los casos, se trata de una baja proporción.

El desafío de atención planteado por los jóvenes es ahora, después las tendencias demográficas comenzarán a cambiar y, como han señalado los demógrafos, la "ventana de oportunidad" comenzará a cerrarse para dar paso a las presiones del envejecimiento de la población.


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