El tiempo de las extendidas campañas electorales ya pasó, afortunadamente. A los candidatos se le agotó el plazo para tratar de convencernos de por qué deberíamos votar por unos, y no por otros, este próximo 2 de julio. La legislación en la materia señala que las campañas deben concluir tres días antes de los comicios, de forma que el periodo para que nos hicieran su mejor oferta ya concluyó. Poco se dijo y discutió sobre ciencia y tecnología.

En estos meses nos hemos concentrado en valorar los dichos de los candidatos, lo que han prometido y lo que no, los ataques entre sí, sus frases, las descalificaciones, sus gestos y acaso lo que señalan las plataformas electorales de las respectivas fuerzas políticas en competencia. Habrá muchos ciudadanos que con esos elementos ya saben por quien votar, otros que más bien están por definirlo y quizá otros tantos que aguardan estar frente a la boleta para decidirse.

Sin embargo, conviene notar que nos hemos detenido casi completamente en lo que ofrecen los candidatos y escasamente en lo que se les está demandando; más en lo que dicen que piensan hacer que en lo que para algunos sería deseable que hagan. Todo en sus ideas y proyectos y casi nada en lo que se les plantea. Ahora, una vez que se conozca el resultado de las elecciones, vale la pena no perder de vista qué ocurrirá con todas aquellas propuestas que han recibido los candidatos.

En el área de ciencia y la tecnología han sido formuladas al menos tres propuestas. Una de ellas la presentó la Academia Mexicana de Ciencias a finales del pasado mes de abril, una de las organizaciones más relevantes que ha sostenido públicamente una postura crítica a las iniciativas gubernamentales de esta administración. En su documento "Por un nuevo paradigma de política pública para el conocimiento y la innovación en México", demandó un cambio de rumbo en el sector y sugirió la construcción de un nuevo paradigma de política pública para la ciencia y la tecnología. Uno en donde se reconozca a la investigación y a la innovación como bien público y de ahí se derive la obligación estatal y del sector privado para alentar y financiarlos. Un reconocimiento que, dice el documento, quede plasmado en la normatividad (una "Ley - Programa") en donde se defina un programa de largo plazo y asegure el financiamiento para el sector. La propuesta fue difundida cuando estaba por concluir el ejercicio del anterior comité directivo de la organización, hoy, bajo una nueva presidencia es posible que la propuesta presente variaciones.

Otra propuesta corresponde a la Sociedad Mexicana para el Progreso de la Ciencia y la Tecnología (Somprocyt). Una agrupación relativamente reciente, se formó en 1996, y sus actividades más visibles han sido la organización de congresos. El primero en 1998 y el tercero el pasado mes de abril. La posición de esta agrupación, o más bien, lo que sugiere en su Segunda Declaración de su reciente congreso es que también se formule una nueva política de ciencia y tecnología en el actual contexto de globalización. Su propuesta básica que le daría forma a esa nueva política y a las líneas estratégicas que de ella se derivarían es la de crear un organismo autónomo encargado de formular y dictar las políticas en ciencia y tecnología. Habría que conocer en detalle la idea, pero tal parece que esta posición desconoce que el actual Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología encargado de las políticas se desectorizó de la SEP y adquirió una autonomía relativa desde el año 2002.

Por último, una tercera propuesta es la del Foro Consultivo Científico y Tecnológico, la más reciente y todavía en construcción. El Foro es un organismo de consulta en el sector, está previsto en la normatividad científica desde el 2002 y su principal propósito es la de llevar la voz de la comunidad científica y productiva a la formulación de las políticas. Este organismo elaboró un documento: "Bases para una política de Estado en ciencia, tecnología e innovación. Invertir en conocimiento para el desarrollo y bienestar de México". Ya revisaremos el documento en detalle en una siguiente entrega, pero por ahora solamente destaquemos que, a diferencia de las propuestas anteriores, en ésta no se demanda un golpe de timón. Por el contrario, se enfatiza la necesidad de continuar con las líneas de política en el área y localiza los principales retos en el terreno de la implementación, en las dificultades para poner en marcha algunas iniciativas ya anunciadas y en el uso de ciertos instrumentos.

Estas son las principales propuestas que se han formulado en los meses recientes y seguramente habrá otras más en este nuevo periodo. Ahora la atención se desplazará de los candidatos a las demandas que aguardan al triunfador de las elecciones, de las ideas de campaña a las tenazas de la realidad y a la valoración de las otras propuestas. Ya veremos.