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Ampliar el acceso a la red
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm 181 [2006-06-15]
 

La computadora, el disco compacto, el correo electrónico, la Internet, el "scanner", el teléfono móvil y tantos otros dispositivos han traído cambios notables en la vida contemporánea. Estas herramientas constituyen lo que se conoce como Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), mismas que hasta hace muy poco se les consideraba "nuevas", adjetivo que se utilizaba para diferenciarlas de formas tradicionales como la radio, la prensa o la televisión. Hoy ya no se les llama nuevas y han pasado a formar parte del instrumental de las diferentes actividades profesionales y de la vida cotidiana en general.

La rapidez con la que se han desarrollado las TIC y la relativa familiaridad con la que hoy las vemos, nos ha llevado a sobrestimar su de expansión y también su utilidad. Efectivamente, la separación entre personas, comunidades y naciones que tienen acceso a las TIC y quienes no, o entre quienes saben utilizarlas y los que no, es muy amplia. En algunos casos la distancia tiende a reducirse, pero en otros más bien se está ensanchando. Es lo que se conoce como "brecha digital" y sobre ella han alertado organismos internacionales como la UNESCO.

A pesar de la indudable importancia e impacto de las TIC, también habría que reconocer que su utilidad no es tan nítida como se supone que es. Por ejemplo, en el caso de la educación está en discusión, como ya lo hemos señalado en este mismo espacio en ocasiones anteriores, si el uso de las TIC en los salones de clase tiene un efecto comprobable en la mejora del aprendizaje de los estudiantes, sobre todo considerando los costos que supone equipar un aula y el manejo de tales dispositivos. Las evidencias señalan que no.

Entonces, ¿es irrelevante acercar las TIC a un mayor número de personas? O, en otras palabras, ¿debemos abandonar la idea de reducir la brecha digital. Por supuesto que no. El problema es suponer que las TIC son importantes por sí mismas. No. Lo son en función de la ayuda o los beneficios que nos pueden proporcionar en diferentes actividades y por tal razón nos debemos ocupar de que toda la población tenga acceso a ellas. Un asunto que no solamente tiene que ver con la tecnología, sino con factores socioeconómicos, culturales y de infraestructura. Pero las TIC no pueden, por ejemplo, convertir los flujos o cúmulos de información en conocimiento. Un disco compacto, navegar en la red o un "software" educativo tampoco pueden sustituir la actividad del profesor o la interacción de éste con los alumnos.

El ordenamiento de los datos que reflejan el acceso a las TIC apenas comenzó a sistematizarse en la década actual y con indicadores muy gruesos. Al menos así es para los países en desarrollo. Las cifras generalmente se refieren a la conexión telefónica, el número de computadoras y el uso de Internet. Este último es uno de los indicadores de mayor relevancia, tanto porque supone infraestructura de conexión y el uso de computadora, como por su potencialidad en el área de servicios, información y gobierno.

En México, según las estimaciones del más reciente informe de gobierno, para este año suman poco más de 16 millones los usuarios de Internet, de los cuales seis millones se conectan en casa y el resto lo hace fuera de la misma. Esto es, 15 por ciento del total de la población tiene acceso. Una cifra realmente baja. Tampoco cabe sorprenderse demasiado puesto que la infraestructura básica que permite el acceso a una mayoría depende de la conexión telefónica y el número de líneas telefónicas fijas en el país es de poco más de 19 millones. Por su parte, según el informe de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, el número de computadoras apenas si llega a los 10.7 millones. Esto es, 11 computadoras por cada 100 habitantes.

Sin embargo, en México, al igual que otros países, el crecimiento ha sido sorprendente en los últimos años. En 1999 solamente había 1.8 millones de usuarios de Internet y de ahí pasó a los 16 millones en este año; se multiplicó por un factor de 8. El crecimiento de las computadoras, sin embargo, fue menos pronunciado, en el mismo periodo pasaron de 4.4 millones a 10.7 millones; poco más que se duplicaron.

A pesar de que México está ligeramente por arriba del promedio de América Latina en los indicadores de TIC, persiste una fuerte desigualdad de acceso en su interior que muestra un panorama desalentador, como ocurre con la mayor parte de indicadores de desarrollo. Queda por hacer un mayor esfuerzo para reducir la brecha digital dentro y fuera del país.


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Last modification: April 29 2020 11:44:32.  

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