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México y Chile, líderes en rendimiento escolar
Marion Lloyd
Campus Milenio Núm. 619, pp. 10 [2015-08-13]
 

Con miles de maestros manifestándose en las calles en México y un movimiento nacional de protesta en contra de la reforma educativa en Chile, la noticia pasó casi desapercibida. Los dos países, junto con Costa Rica, lideraron el grupo de 15 países participantes en la más reciente prueba regional de la Unesco sobre rendimiento escolar a nivel primaria. A su vez, casi todos los países mejoraron su desempeño en el TERCE (Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo) respecto a la última prueba regional, aplicada por la Unesco en 2006.

El TERCE, cuyos resultados fueron anunciados el pasado 31 de julio por la oficina regional de la Unesco en Chile, fue aplicado en 2013 a 134 mil estudiantes de tercero y sexto de primaria en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay, además del estado mexicano de Nuevo León. La prueba abarcó tres áreas: lenguaje (lectura y escritura), matemáticas y ciencias naturales (esta última solo fue aplicada a los alumnos de sexto grado).

Aunque los primeros resultados fueron divulgados en abril de 2014, el reporte más reciente fue mucho más detallado. Los países, según su desempeño, son clasificados en tres grupos: los que están por arriba del promedio (México, Chile y Costa Rica); los que se ubican en la zona intermedia (Argentina, Uruguay y el estado mexicano de Nuevo León); y los que se encuentran por debajo de la media (los otros 10 países). También, a diferencia de los demás estudios regionales sobre rendimiento escolar —incluyendo los dos estudios anteriores aplicados por la Unesco, en 1997 y 2006, y la prueba PISA de la OCDE— el TERCE incluyó una serie de encuestas sobre factores asociados al desempeño escolar, que fueron aplicadas tanto a estudiantes, padres de familia como a docentes y directores escolares. El instrumento ha permitido a la Unesco elaborar un diagnóstico regional, y generar una serie de recomendaciones basada en las realidades de cada país.

Variaciones regionales

Pese a los avances relativos, el panorama educativo en la región deja mucho que desear. Por un lado, dependiendo de la parte de la prueba analizada, se registraron mejoras entre un 5 y 11 por ciento en el rendimiento escolar de los alumnos comparado con el estudio anterior, el SERCE (Segundo Estudio Regional Comparativo y Explicativo), que fue aplicado en 2006 a los mismos países. Sin embargo, la mayoría de los estudiantes sigue concentrándose en los niveles más bajos de desempeño (I y II) y son pocos los que se ubican en el nivel más alto (IV): entre el 5 y 16 por ciento.

También, dentro de los países hubo grandes variaciones, según la región y el tipo de escuela. En todas las áreas de la prueba, la variación entre los percentiles 10 y 90 fue aproximadamente de 250 puntos (de un total de 700). México y el estado de Nuevo León resaltaron entre las entidades con mayores variaciones, en este caso en la prueba de lectura para el tercer grado. Otros países en donde se observaron grandes diferencias regionales y entre escuelas fueron Brasil, Chile, Paraguay, Perú, y Uruguay.

El TERCE buscó trascender el análisis de datos cuantitativos para analizar el contexto particular de cada país y sistema escolar a través de la aplicación de encuestas a distintos grupos. En el cuestionario aplicado a los alumnos y sus familias, indagó, entre otros, en los siguientes temas: las características personales de los estudiantes; el acceso de ellos a material didáctico dentro y fuera de la escuela; las características personales del hogar y del barrio; el acceso a bienes culturales; y el proceso de involucramiento de los padres. A los maestros y los directivos, se les preguntó sobre características personales y antecedentes laborales, el clima y gestión escolar, y el entorno y la infraestructura escolar. Además, cinco países optaron por incluir en los cuestionarios temas específicos nacionales con el fin de conocer más sobre su propio contexto escolar.

Los resultados de los cuestionarios no arrojaron grandes sorpresas. Sin embargo, permiten hacer énfasis en ciertos temas prioritarios —sobre todo en la fuerte correlación existente entre el nivel socioeconómico y el desempeño escolar de los estudiantes. Entre los factores que inciden se encuentran los antecedentes escolares y el capital cultural de los padres. También, el pertenecer a un grupo indígena es un factor de riesgo, dado la baja calidad de la educación que reciben estos grupos en la mayoría de los países.

Del diagnóstico se desprenden una serie de recomendaciones. Entre éstas se incluyen el remplazar el “mecanismo de repetición” de grado con prácticas preventivas, para evitar el futuro estigma y la falta de motivación que acompañan el repetir el grado. El estudio también recomienda una expansión masiva en la educación preescolar en la región, dada la abundante evidencia señalando la importancia de la formación inicial para el futuro desempeño escolar. Sin embargo, señala que este nivel debe ser sometido a estrictos controles de calidad—algo que no ocurre en México, a pesar de que la educación escolar es obligatoria desde hace 10 años.

El estudio también incluye recomendaciones para la formación de docentes—algo de particular relevancia para los debates actuales sobre las reformas educativas en México y Chile. En particular, recomienda una mayor profesionalización de los maestros, a través de cursos e incentivos, y el establecimiento de reglas claras de contratación, permanencia y ascenso. Es decir, una carrera magisterial.

Protestas pendientes

Dado los contextos laborales en ambos países, se ve difícil que estas recomendaciones puedan ser aplicadas. En México, la opositora Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) ha renovado sus protestas, especialmente en Oaxaca y en otros estados, después de que en julio pasado el gobierno le ha quitado el control del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca.

También, agremiados de la CNTE se han negado a presentar los exámenes de colocación. Y el problema no sólo radica allí. Aún en la mayoría de los estados en donde se logró aplicar los exámenes, alrededor del 66 por ciento de los aspirantes para ingresar a cargos docentes en el nivel de la educación media superior fue calificado como “no idóneo”, según anunció el 27 de julio la Secretaría de Educación Pública. Entre los que concursaron para cargos de dirección, 48 por ciento obtuvo una calificación aprobatoria, y sólo el 27 por ciento calificó para ser promovido a cargos de supervisión.

En Chile, el sindicato de maestros realizó un paro de 57 días para exigir la revocación del debate parlamentario de la denominada Nueva Política Nacional Docente, que establecería un nuevo sistema de carrera magisterial y nuevas reglas para los programas de la enseñanza de la pedagogía en el nivel superior. El sindicato, que declaró el 27 de julio un cese temporal de su paro, amenazó con más paros si el gobierno no atiende sus demandas. El sindicato cuenta con el apoyo de los estudiantes universitarios—dos de ellos inclusive en el mes de mayo perdieron la vida en una protesta en contra de la reforma educativa. De forma particular, se opone al nuevo sistema de certificación, que se extendería a lo largo de la carrera de los docentes y faculta el gobierno a despedir a maestros que no aprueben las evaluaciones. El sindicato también exige que se reduzca la proporción de horas lectivas de 75 por ciento a 50 por ciento, para darles tiempo a los maestros a preparar sus clases, entre otras demandas.

De las dos reformas, la propuesta chilena es sin duda la más profunda, ya que forma parte de un plan de volver gratuita la educación pública en todos los niveles. Además de incrementar sustancialmente los salarios de los maestros, sobre todo en los niveles más altos, también busca devolver al estado la rectoría del sistema educativo, tanto en el sector público como en el privado.

En lo que refiere a la educación superior en particular, la reforma chilena impondría nuevos requisitos para los candidatos a ser maestros en las universidades, además de volver obligatoria la acreditación de los programas de pedagogía. A partir de 2016, para ingresar a las universidades sólo se aceptarían candidatos que se coloquen en el 50 por ciento o más del ranking en los exámenes de ingreso. Para 2018, ese porcentaje se elevaría al 40 por ciento superior, y para 2020, se exigiría que los candidatos que fueran aceptados se ubicaran en el 30 por ciento superior.

En México, el conflicto ha sido exacerbado por la larga historia de corrupción en el manejo del sistema educativo, la cual ha generado grandes niveles de desconfianza entre los maestros. También, se ha equiparado “reforma educativa” con la evaluación de maestros—la que siempre es vista como punitiva—sin tomar en cuenta el contexto socioeconómico en lo cual están insertos. Tampoco se vislumbra un plan de largo plazo para elevar los aprendizajes de los maestros ni sus condiciones de trabajo.

En Chile, en donde el fantasma de la dictadura está aún presente, los maestros exigen una mayor participación en el proceso de reforma. No es para menos. Las reformas proponen transformar de forma radical un sistema que durante décadas fue inclusive más privatizada que la de Estados Unidos, y que ha generado algunos de los niveles más altos de desigualdad socioeconómica en el mundo.

La capacidad de ambos países latinoamericanos de resolver los conflictos docentes—y de proponer soluciones con un trasfondo educativo, y no solo laboral—repercutirá sin duda en sus posibilidades de implementar reformas educativas de largo alcance. Sólo así pueden seguir siendo ejemplo para los demás países de la región.


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