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Planea 2015: ¿y si hubiera participado el IPN?
Roberto Rodríguez Gómez
Campus Milenio Núm. 620, pp. 5 [2015-08-20]
 

Los resultados del Distrito Federal en la prueba aplicada este año a los estudiantes de último año de las instituciones, públicas y privadas, de enseñanza media superior generó, en el ámbito de la opinión pública, una respuesta generalizada que va de la extrañeza al cuestionamiento de la gestión educativa en la capital del país.

El DF obtuvo la última posición nacional en la sección de matemáticas: 9.8 por ciento de los estudiantes de bachillerato en la entidad se clasificó en los niveles 3 y 4 de la prueba, que se consideran relativamente satisfactorios conforme a su diseño. A nivel nacional, 18.5 por ciento de los evaluados se ubicó en dichos niveles. Dentro del conjunto de bachilleratos públicos del DF solo 6.1 por ciento de los alumnos se clasificó en los niveles 3 y 4 de matemáticas, y una proporción marginal (0.8 por ciento o 322 casos de más de 38 mil evaluados) alcanzó el nivel 4, que implica plena adquisición de las competencias matemáticas previstas en el currículum de la SEP.

En la sección de lenguaje y comunicación 22.1 por ciento de los estudiantes de bachilleratos públicos fue clasificado en los niveles 3 y 4 de la prueba. El parámetro comparativo nacional de este último resultado es de 36.0 por ciento. La puntuación obtenida por los estudiantes del DF en esta sección ubica a la entidad en la posición 28 de la tabla nacional.

Las escuelas privadas del DF obtuvieron mejores calificaciones que las públicas. En la prueba participaron casi 10 mil estudiantes de bachilleratos particulares. En la sección de matemáticas 24.6 por ciento de ellos fue clasificado en los niveles 3 y 4 de la prueba mientras que, en la sección de lenguaje y comunicación, la proporción correspondiente alcanzó un valor de 44.2 por ciento, exactamente el doble que la puntuación de los bachilleratos públicos.

Se ha explicado que el sorprendentemente bajo desempeño de los bachilleratos públicos en la prueba PLANEA obedece, fundamentalmente, a la ausencia de estudiantes del IPN y de la UNAM en la evaluación. Al respecto conviene anotar que los alumnos de las antiguas vocacionales politécnicas, en la actualidad centros de estudios científicos y tecnológicos (CECYT) participaron en todas las ediciones de la prueba ENLACE, de 2006 a 2013. Mientras que los bachilleratos de la UNAM, la Escuela Nacional Preparatoria y el Colegio de Ciencias y Humanidades, nunca lo hicieron, por decisión de las autoridades universitarias.

En la prueba PLANEA 2015 los estudiantes del IPN no fueron evaluados en virtud de la dinámica del movimiento estudiantil politécnico que tuvo lugar a fines del año pasado. ¿Cuáles hubieran sido los resultados DF en caso contrario? Respuesta rápida: mucho mejores, pero ¿qué tanto? La observación del desempeño del IPN en la prueba ENLACE de bachillerato nos ofrece una aproximación gruesa pero indicativa.

En la sección de matemáticas de ENLACE el DF obtuvo en 2008 la séptima posición en la escala nacional con una concentración de 18.7 por ciento del alumnado en los niveles de “bueno” y “excelente” de la prueba correspondiente. El parámetro nacional para ese año fue de 15.6 por ciento en esos niveles. En 2014, última versión de dicha prueba, descendió a la posición 19, aunque el puntaje relativo fue superior al mostrado en 2008. En la sección de lectura, el DF consiguió los lugares tercero en 2008 y décimo noveno en 2014. La dispersión de estos resultados desaconseja, por supuesto, tomar los datos al pie de la letra. Sin embargo se manifiestan dos tendencias: por un lado que los indicadores para la entidad mejoran notablemente con la presencia del bachillerato del IPN en la evaluación; pero por otro que se ha desarrollado una tendencia general a la baja en el desempeño de los estudiantes de la entidad.

Este último fenómeno es explicable por los límites de crecimiento del bachillerato tanto del IPN como de la UNAM. Las opciones de educación media superior a cargo de la SEP han sido depositarias, en los últimos años, de la mayor proporción de oferta pública, lo que implica que las primeras instituciones (IPN y UNAM) recogen la cuota de alumnos de mejor formación académica, en virtud de sus procesos de selección, quedando en el resto de las escuelas públicas la población escolar más vulnerable desde el punto de vista académico y social.

Si esto es así, como por otra parte lo confirman las investigaciones comandadas por Patricio Solís del Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México, en los bachilleratos públicos dependientes de la SEP (Colegio de Bachilleres, Centros de Estudios de Bachillerato, CONALEP y los Centros de Estudios Tecnológicos, Industriales y de Servicios) recae el déficit de calidad educativa que se adjudica al DF. No es un problema de fácil solución pero sí de urgente atención. ¿El modelo RIEMS es el más adecuado para estas instituciones, dado que reciben a la población escolar más vulnerable, o habría que pensar en otras fórmulas de organización curricular, expresamente orientadas a remediar el déficit educativo que se expresa en las evaluaciones?


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