Nuestra Universidad está reconocida en el contexto internacional, es la principal casa de estudios en el país y una de las pocas cartas para hacer avanzar la educación superior y el conocimiento científico al servicio de los objetivos nacionales. Por ello, es necesario cuidarla, como se ha venido haciendo, y actuar con prontitud y responsabilidad para ajustarla a los nuevos tiempos de México.

La UNAM tiene, aproximadamente, 270 mil alumnos, de los cuales cuatro de cada diez cursan el bachillerato, mientras que el 53 por ciento está inscrito en la licenciatura. La matrícula del doctorado representa más de un cuarto de la total en el país.

En la licenciatura se imparten más de setenta carreras, a las que se han agregado otras que responden a la necesidad de profesionistas en nuevos campos. Por ejemplo, la que se acaba de crear, con un enfoque interdisciplinario, sobre manejo sustentable de zonas costeras. En la maestría y el doctorado se ofrecen cuarenta programas. El postgrado es una fortaleza de la Universidad.

En el terreno docente tiene, además, el Sistema de Universidad Abierta que ofrece dieciocho carreras. Y entre las nuevas funciones que ha adquirido se encuentra el área de educación continua. Su oferta resulta pertinente para atender a decenas de miles de personas que acuden anualmente a los centros donde se imparten estas actividades. Asimismo, con el uso de la televisión y las tecnologías informáticas y de comunicación se comienza a desarrollar la educación a distancia en la que participan alumnos de varias entidades federativas.

No es posible hacer un recuento sin anotar la importancia que tiene la extensa red de bibliotecas para las tareas universitarias y para atender a la sociedad. En esta red se depositan más de dos millones de títulos y la más extensa colección de revistas periódicas. Se agregan al acervo los títulos que están en la Biblioteca Nacional, cuya custodia está encomendada a la Universidad.

La UNAM, en aras de su carácter nacional, se ha extendido por el territorio. Tiene actividades en más de veinte Entidades Federativas y cuatro campus en Morelos, Querétaro, Michoacán y Baja California. Recientemente, se abrieron dos unidades académicas en Yucatán. Se han modificado las normas para que se imparta docencia en las sedes foráneas y para que la descentralización se lleve a cabo en los mejores términos.

La internacionalización de la UNAM ha sido fundamental para la dinámica institucional. Las tres sedes que están en los Estados Unidos y la que se encuentra en Canadá cumplen un papel educativo y cultural que es capital para los mexicanos de aquí y de allá. Se añaden las iniciativas tomadas para formar la Red de Macrouniversidades Públicas de América Latina y el Caribe cuyos frutos en la educación de postgrado se verán muy pronto.

Sin duda, la investigación humanística y científica es uno de los pilares de la institución. Sus contribuciones son históricas y actualmente cruciales para el desarrollo y distribución social del conocimiento en el país. La proliferación de campos y objetos de estudio, la diversificación de proyectos y su financiamiento a través de programas especiales estimulan la interdisciplina, el abordaje de problemas nacionales y la participación de estudiantes para formar nuevos investigadores.

Finalmente, la UNAM realiza actividades culturales que nutren a los estudiantes y a la sociedad, cuenta con varios museos, estaciones sismológicas, oceanográficas y astronómicas, y es la principal casa editorial de América Latina.

Con tantas funciones y una organización por demás compleja, la UNAM sustenta sus quehaceres sustantivos en 32 576 académicos de los cuales el personal de carrera representa el 35 por ciento. Entre éste último, una quinta parte son investigadores, el 47 por ciento profesores y el complemento técnicos académicos. Los académicos de la UNAM han recibido el mayor número de premios nacionales y de reconocimientos internacionales. Actualmente, una cuarta parte de los miembros del SN I son académicos de la UNAM.

La máxima casa de estudios es de un gran valor para México. Cambia constantemente para superarse. Pero no está exenta de problemas y desafíos. Los que ahora se presentan tiene que enfrentarlos para que avance su academia y atienda mejor a las demandas de la sociedad y a un proyecto que desarrolle a la nación. Con el compromiso de siempre, los académicos universitarios tenemos el reto de proponer las transformaciones que requerimos para hacer mejor a nuestra institución.