MOTOR DE BÚSQUEDA PARA ARTÍCULOS PERIODÍSTICOS

Autor  Periódico  Año 
Mostrar Introducción

Ciencia y tecnología. Blindar e instrumentar las prioridades
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm 164 [2006-02-09]
 

La proyección planteada en el Programa Especial de Ciencia y Tecnología (Pecyt) de esta administración no alcanzó a tocar las puntas del sistema. En el 2001, cuando apenas despegaba el actual ejercicio gubernamental, se dijo que se sentarían las bases institucionales para alcanzar en el 2025 el proyecto de ser un país altamente competitivo, con un importante desarrollo humano, una economía sustentable y un alto nivel de vida para su población. Una visión que no solamente se ve improbable para aquella fecha, tampoco lo será en lo previsto para el actual periodo.

En el Pecyt se indicó que la situación de la ciencia y tecnología deseable en el 2025, tras un esfuerzo sostenido de inversión de parte del gobierno federal y del sector productivo, sería realmente de vanguardia, altamente productiva, con una inversión superior al 2 por ciento del PIB en investigación y desarrollo experimental, y colocada en los primeros 20 países en el mundo de alta competitividad (p. 62).

Uno de los indicadores que permitiría valorar los avances, se señaló, sería la posición de México en la clasificación de competitividad del International Institute for Mangement Development. En el año 2000 México ocupaba la posición número 36, estaba previsto que para este año alcanzara la posición 34, en un sexenio más el lugar número 28, luego la posición 24 y finalmente, en el año 2025, estaría entre los 20 países más competitivos en el mundo. El primer tramo de este recorrido, el de este periodo, sin embargo, parece ir exactamente en sentido contrario. No solamente no escalamos algunos peldaños, sino que retrocedimos 20 lugares: pasamos del lugar 36 a la posición 56 el año pasado.

La forma de clasificar e integrar el índice de competitividad ha sido cambiante: se ha ajustado gradualmente para tratar de reflejar las modificaciones del orden estructural, los cambios tecnológicos y los rápidos avances en la investigación. Esto explicaría, en parte, el movimiento en las posiciones de los países y también cierta reserva que se tiene sobre el cálculo de la competitividad en varios círculos. Sin embargo, lo cierto es que Brasil entre el 2004 y el 2005 pasó de la posición 53 a la 51; México se quedó en la misma posición, la número 56. Además, la situación no será mejor en este año.

Posteriormente nos ocuparemos de analizar en detalle las metas, los diferentes indicadores y los resultados que tenía previstos la actual administración en esta primera fase de estructuración institucional del sistema de ciencia y tecnología, pero desde ya podemos decir que el área no ocupó un lugar relevante en la agenda gubernamental y tampoco se plantearon prioridades que suscitaran un apoyo generalizado.

En septiembre pasado, cuando esta administración estaba ya en su recta final y después de una larga serie de tensiones y desencuentros, el gobierno federal cambió al titular del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). Obviamente los programas en ejecución siguieron en marcha, el presupuesto se distribuyó conforme a lo previsto y el sistema siguió funcionando. En los hechos, sin embargo, fue la aceptación de que, nuevamente, no se podía sostener la ruta trazada ni siquiera en un horizonte sexenal.

La Unión Europea (UE) desde el año 2000 ha puesto en marcha lo que llamó "La estrategia de Lisboa", un acuerdo entre los países miembros para hacer de la UE, en el 2010, la región basada en el conocimiento más competitiva y dinámica del mundo. En su revisión de mediano plazo del año pasado, se ha dado cuenta de que requiere reorientar las acciones que tenía previstas y redoblar esfuerzos, sobre todo porque los indicadores no están mostrando el panorama alentador que esperaban. Instrumentar las acciones en la UE es más complicado, puesto que se trata de un conjunto de países que buscan reducir sus asimetrías en diferentes planos y actuar en bloque. Sigue en ese proceso.

China, por su parte y como lo hemos comentado en estas páginas, tiene un horizonte que llega hasta el 2050. En sus planes estratégicos figura que en ese año apenas se le podrá llamar "un país desarrollado y de mediano nivel" (Zheng Bijian "El 'ascenso pacífico' de China a la condición de superpotencia". Foreign Affairs Vol. 6 No. 1. 2006). En opinión de otros analistas, alcanzará más rápido de lo previsto sus metas, pero lo importante es que por ahora tiene claro que no puede jugar un papel global en competitividad y creatividad, sino que debe continuar su preparación --educativa y científica-- y sostener sus esfuerzos para alcanzarlo en el mediano o largo plazo.

Por último, el presidente de los Estados Unidos en su reciente informe gubernamental, anunció la creación de un "Programa de Competitividad Estadounidense" que busca fomentar la innovación de su economía e incentivar el estudio de ciencias y matemáticas (usinfo.state.gov). El discurso pronunciado y el programa fue recibido con cierto escepticismo (NYT, 01/0206), pero para el caso presente importa subrayar que el programa se propone duplicar la inversión federal en ciencias físicas en los próximos diez años, hacer permanentes los incentivos fiscales para alentar la inversión en investigación y desarrollo, y reforzar la enseñanza de matemáticas y ciencias en la educación secundaria.

En México la política científica y tecnológica no figura en las preocupaciones. El ejecutivo federal dedicó la semana anterior a hacer un recuento de sus logros educativos y curiosamente resaltó su idea de blindar dos de sus programas más vistosos -por cierto, ambos con préstamos extraordinarios-, la decisión puede ser acertada o incorrecta, pero lo que no existe es una discusión y un acuerdo social sobre lo que debe continuar, lo que más conviene al país. En el área científica no se trata de indicar que mayor inversión o más recursos humanos calificados. No es suficiente. El principal asunto es qué prioridades y problemas nos debemos plantear como nación, a dónde nos queremos encaminar, y, especialmente, cómo pensamos lograrlo, bajo que supuestos y con qué instrumentos. ¿Contra qué nos blindamos?


Instituto de Investigaciones Económicas
Seminario de Educación Superior
TEL: 56650210, FAX: 56230116
webmaster@ses.unam.mx
Last modification: April 29 2020 11:44:32.  

Free Blog Counter