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El PISA y las computadoras
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm 163 [2006-02-02]
 

La computadora es uno de los dispositivos emblemáticos del mundo contemporáneo. Hoy, a algunos, les parecerá prácticamente imposible la realización de diferentes actividades sin la ayuda de una computadora. Piénsese, por ejemplo, en el manejo de bases de datos, los cálculos a gran escala, la comunicación a través de correo electrónico, el acceso a la red de redes, el control de procesos administrativos y contables, el diseño de imágenes y, desde luego, la elaboración y corrección de textos. No sólo se trata de un asunto generacional: los que crecieron con la computadora y los que se esfuerzan por acercarse a ella y dominarla. También es un problema de distribución y de averiguar cómo influye en las tareas que se realizan.

En el terreno educativo se ha resaltado la importancia de utilizar las tecnologías de la información y la comunicación en las aulas, entre ellas la computadora, para mejorar los resultados del aprendizaje. Sin embargo, a pesar de que no se pone en duda la utilidad de las tecnologías en el salón de clase, menos claro resulta la forma en que impacta o favorece el aprendizaje. Las opiniones se dividen. Unos sostienen que son innegables los beneficios de las tecnologías de la información en la escuela y que cabe hacer mayores esfuerzos financieros para generalizarlas. Para otros, sin embargo, las evidencias son escasas y destacan que introducir algunos dispositivos tecnológicos en las aulas, aparte de lo costoso que resulta, no garantiza una mejora en los resultados, puesto que se trata de medios y no de un fin en sí mismo; su efectividad, dicen, dependerá del profesor y del modelo educativo que se sigue.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) dio a conocer la semana pasada un reporte sobre el uso de tecnologías de la información y la comunicación en jóvenes de 15 años "Are Students Ready for a Technology-Rich World? What PISA Studies Tell Us"), particularmente sobre el uso de la computadora en la escuela y en el hogar. Las apreciaciones apresuradas señalan que el reporte muestra la relación positiva entre el uso de computadoras y un mejor desempeño en el aprendizaje. No obstante, lo que resulta más revelador es que se indica la importancia de indagar con mayor precisión la relación entre jóvenes usuarios de computadora y sus resultados de aprendizaje.

El reporte de la OCDE, en realidad, muestra información recopilada a través de un cuestionario sobre la familiaridad de los jóvenes con las tecnologías de la información y la comunicación y especialmente con el uso de la computadora. El cuestionario se aplicó a la par del Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés) que condujo esa misma organización en el 2000 y el 2003. La información es importante porque se suma a las evidencias en torno a la utilidad o no de este tipo de dispositivos en la escuela.

El cuestionario indagó si los jóvenes tenían o no una computadora en casa, si la utilizaban más en casa o en la escuela, qué tan frecuentemente la usaban, el uso de software educativo, sus hábitos de aprendizaje, sus percepciones sobre los ambientes de aprendizaje, sus motivaciones, etcétera.

Los resultados mostraron que el acceso de los jóvenes a las computadoras, tanto en el hogar como en la escuela, se había incrementado notoriamente entre el 2000 y el 2003 (primera y segunda aplicación del PISA). Recuérdese que la información, en todos los casos, se refiere a jóvenes de 15 años matriculados y participantes en el PISA. Sin embargo, los datos también indicaron que todavía existe una cifra importante de jóvenes con oportunidades limitadas de acceso, particularmente en aquellos que provienen de familias de bajos ingresos y de países con acceso limitado a las computadoras.

Por ejemplo, el promedio de jóvenes que nunca habían usado una computadora era de 1.71 por ciento en los países de la OCDE. Las diferencias, sin embargo, fueron notorias: en Finlandia todos los jóvenes habían usado la computadora (su porcentaje de no uso era cero por ciento); otros países, como Austria, Dinamarca, Australia, Alemania, Hungría y Suecia, tenían un porcentaje menor al uno por ciento; y el porcentaje para los países menos desarrollados, también miembros de esa organización, se multiplica por un factor de ocho. Los porcentajes más altos de jóvenes que nunca se habían acercado a una computadora fueron para Turquía y México: 14 y 13 por ciento, respectivamente. Túnez es el único país, no miembro de la OCDE, pero participante en el PISA, cuyo porcentaje fue de 38 por ciento.

Otra dato importante es que el acceso a la computadora en casa, comparativamente, es menos común que en la escuela. Según los datos, en 18 países de la OCDE la proporción de acceso en la escuela supera por cinco puntos porcentuales al del hogar, en otros los porcentajes son similares y solamente en Corea, el porcentaje de acceso es mayor en el hogar que en la escuela (98 y 85 por ciento, respectivamente). Un dato que tiene importancia, dice el reporte, porque la escuela ayuda a compensar el acceso que no se tiene en casa.

Sin embargo, el resultado que más llama la atención del reporte es el de que los estudiantes con acceso limitado a las computadoras tuvieron un desempeño por debajo del promedio de la OCDE en el PISA del 2003 (capítulo 4). Menor incluso para aquellos jóvenes que no tienen acceso a las computadoras en el hogar. Un efecto que persiste incluso después de considerar estadísticamente los factores socioeconómicos de los estudiantes. Pero el reporte previene que "la asociación de acceso y uso de computadora con el desempeño no constituye una evidencia del impacto de la computadora en el aprendizaje, dado que los datos del PISA no demuestran causalidad" (p. 53). La relación no es simple, aunque, dice, sí resalta la importancia de realizar una investigación más acuciosa sobre el uso de las computadoras en la escuela. Es decir, necesitamos más estudios sobre el tema y acumular mayores evidencias.


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