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Las elecciones y los recursos financieros
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm 327 [2009-07-02]
 

Todavía no se sabe qué fuerza política obtendrá más votos en las elecciones del próximo domingo, pero sí cuál será su primer reto en el Congreso: el dictamen y aprobación del paquete económico para el año que viene. Es el punto que encabeza la agenda y la tarea más complicada que estará aguardándoles.

¿Es demasiado pronto para hablar de la tarea? No lo parece. Especialmente si consideramos los apuros económicos que ya tenemos instalados, las crecientes demandas de mayores recursos por parte de diferentes sectores y los recientes llamados a los recortes voluntarios.

El desempeño de los legisladores en la tarea de analizar y modificar el paquete económico de 2010 debería ser uno de los factores a evaluar en sus trayectorias. Por ahora, la atención pública está y estará concentrada en los cálculos sobre los índices de votación, cuáles partidos políticos obtendrán más o menos votos en la competencia del domingo, cómo se resolverán las inevitables querellas y, finalmente, cómo se integrarán las fracciones en la Cámara de Diputados. Las dudas quedarán despejadas en unos días más. Pero, en realidad, eso no está en el radio de preocupaciones de la mayor parte de la ciudadanía.

Lo más importante para los ciudadanos es el acceso a más y mejores servicios de salud, de seguridad pública, de educación, a la obtención o conservación del empleo. Temas que, en buena medida, dependen del paquete económico que año con año pasa del Ejecutivo federal al Congreso, pero que los políticos parecen recordar solamente en la víspera de los procesos electorales.

Como se sabe, anualmente el Ejecutivo federal elabora una propuesta de Ley de Ingresos y otra de Presupuesto de Egresos de la Federación, ambas forman el paquete económico, y las envía al Congreso para su análisis y aprobación. La Ley de Ingresos pasa por las cámaras de Senadores y Diputados; el Presupuesto de Egresos solamente por la de Diputados. A su vez, la Cámara de Senadores se renueva cada seis años, mientras que la de Diputados cada tres. Ésa es una de las razones por las cuales tiene importancia el resultado de las elecciones del próximo fin de semana: habrá nuevos diputados.

Por supuesto, todos los años se analiza y dictamina el paquete económico, pero el que se elaborará para 2010 requerirá una mayor capacidad técnica y política de los legisladores y del gobierno federal.

Obviamente así será, en primer lugar, por el clima económico adverso de este año y por la incertidumbre sobre su duración y profundidad. Por supuesto, es más fácil negociar y ponerse de acuerdo cuando los recursos financieros están disponibles que en el caso inverso.

En segundo lugar, a diferencia de lo que ocurrió el año pasado, ahora no habrá protección contra los riesgos previsibles de menores ingresos en las arcas de la nación. En 2008, las autoridades de la Secretaría de Hacienda, por el comportamiento observado en los precios del petróleo —uno de los componentes clave del Presupuesto de Egresos que alcanza 40 por ciento—, previeron la posibilidad de una caída y contrataron una especie de seguro (opciones put) que garantizó un precio promedio de 70 dólares por barril para este año.

A su vez, la garantía en el precio de petróleo, y con ello la certeza de un cierto volumen en el ingreso de recursos, permitió una negociación más fluida entre el gobierno federal y las fuerzas políticas representadas en la Cámara de Diputados. En el presupuesto para este año no habrá tal certeza; además, la disminución en la extracción de petróleo parece inexorable y, peor, “el tesoro escondido en el fondo del mar” simplemente no aparece.

Respecto de las negociaciones entre el Ejecutivo federal y el Congreso, tampoco habría que omitir el horizonte de sus cálculos. Para la mayoría de las fuerzas políticas con representación en el Congreso, las elecciones del domingo tienen importancia en función de lo que representan para el siguiente proceso electoral. Esto es, cuántos votos lograron y si éstos los dejan en mejor posición para ganar las elecciones de 2012 (cuando se elegirá presidente de la república y se renovará la Cámara de Senadores). Sobre todo, por la titularidad y distribución en las comisiones ordinarias de la cámara y también por la posición que adoptarán entre sí las diferentes fracciones parlamentarias y entre éstas y el Ejecutivo federal en los asuntos de interés público.

Si los políticos son especialmente notables por su capacidad de oportunidad y anticipación, tal vez no sería mala idea que una vez electos comenzaran con el paquete económico —literalmente sea dicho— de 2010, el cual estará en sus curules en septiembre próximo. Claro, si no lo son, e incluso si cometen irregularidades, tampoco habría que preocuparse, de todas formas estarían haciendo una contribución. Recuérdese que las multas aplicadas por el Instituto Federal Electoral a los partidos políticos son destinadas al sector científico y tecnológico. El año pasado fueron 161 millones. Nada de qué preocuparse.


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