Diferentes medios nacionales reprodujeron el boletín oficial que dio cuenta de la creación de un nuevo parque tecnológico, ahora ubicado al noreste del país. La iniciativa es del gobierno de Tamaulipas, el cual inauguró el pasado 11 de noviembre el Parque Científico y Tecnológico Tecnotamp en Ciudad Victoria, Tamaulipas.
En los últimos años se han creado múltiples espacios de este tipo, a la vera de los apoyos federales para su instalación, aunque en su mayoría han mostrado un lento proceso de maduración, cuando no una decisión que se localiza en el terreno de lo mediático y de las buenas intenciones más que en el de las verdades tecnológicas.
Según la información del gobierno tamaulipeco, la idea es colocar al estado “en el mapa internacional de las tecnologías de la información y detonar todo el potencial que tenemos para desarrollar núcleos de economía digital” (comunicado 2379, 11/11/2009). ¿Algo parecido a algún valle estadounidense o alguna ciudad hindú (como Bangalore)? Quizás.
El Tecnotamp, al igual que la mayoría de parques, reunirá en un mismo espacio a diferentes instituciones educativas y probablemente algunas empresas. Entre las primeras estarán el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT), la Universidad Politécnica Victoria, el Clúster de Tecnología de Información y el Consejo Tamaulipeco de Ciencia y Tecnología (Cotacyt). En lo que respecta a empresas interesadas no se reporta ninguna, hasta ahora.
A pesar de que la información no precisa detalles del proyecto, el Cinvestav ha anunciado que sus instalaciones en el parque constarán de tres edificios (Crónica, 11/11/2009). Según sus cálculos, podrá atender alrededor de 360 nuevos estudiantes de posgrado y otros 150 estudiantes en estancias cortas. La primera cifra, de ser cierta, sería de suma relevancia para la entidad, puesto que representaría casi una séptima parte del primer ingreso actual en posgrado, el cual se sitúa hoy en día en alrededor de 2 mil 500 alumnos en el estado.
El parque cuenta ya con un edificio para el desarrollo de empresas: “(soft landing) con tecnología de vanguardia, basada en biometría, infraestructura de voz y datos, internet inalámbrico y servidores para el alojamiento de web de datos, voz y video”. Habrá que ver qué tan funcional es el edificio para los propósitos que se persiguen y, sobre todo, qué necesidades cubrirá. A menudo, el encanto por las “tecnologías de vanguardia” dejan en lugar secundario los objetivos principales que debieran cumplir, enfatizan el medio en sí mismo y obnubilan el entendimiento.
Aunque se desconoce el detalle del parque Tecnotamp, más allá de las generalidades que estableció el Cotacyt, no es una iniciativa del todo improvisada. En el programa estatal de ciencia y tecnología 2005-2010 del actual gobierno de Tamaulipas, se planteó que se impulsaría el “Modelo Tamaulipas para la Competitividad y el Desarrollo Económico” (p. 23). Un modelo que clasificó en 6 regiones a la entidad (El Mante; Matamoros; Nuevo Laredo; Reynosa; Tampico-Madero-Altamira; y Victoria), en función de su potencial de desarrollo económico y concentración de actividad socioeconómica.
En cada una de las regiones se propuso fomentar diferentes estrategias de desarrollo científico y tecnológico. En el caso de la región Victoria, se planteó orientarla en el ámbito de las tecnologías informáticas, de modo que propuso crear, dos parques, un centro de investigación en tecnología y comunicaciones, y una incubadora de empresas especializada en TIC.
Tamaulipas es una de las tres entidades que desde los años ochenta ya contaba con un consejo estatal de ciencia y tecnología (las otras dos son Puebla y Querétaro). De hecho, en este año su consejo cumple su vigésimo aniversario. Sin embargo, en los indicadores de desarrollo científico y tecnológico no ocupa una posición destacada, su lugar es más bien de media tabla. Por ejemplo, su contribución al PIB nacional es de alrededor de 3 por ciento, lo que la coloca en las primeras 12 entidades en el país, por arriba Sonora, Michoacán o Sinaloa, pero abajo de Puebla, Baja California o Guanajuato.
La entidad concentra poco más de un centenar de investigadores nacionales, una cifra más bien baja que la lleva a estar en el último tercio del total de entidades. Solamente tiene una docena de posgrados reconocidos en el padrón de Conacyt y apenas cuenta con media docena de instituciones educativas que ofrecen estudios de doctorado.
Es posible que la instauración del Tecnotamp, junto con otras estrategias previstas en el plan sectorial, permita un mayor desarrollo científico y tecnológico de la entidad. Pero seguramente no será en el corto plazo, a pesar de que tiene un consejo estatal desde hace 20 años, apenas hace cinco que cuenta con la ley reglamentaria. El camino de la descentralización es lento, aunque inexorable.
