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Renovación de la admisión universitaria. El caso de España. Tercera parte
Roberto Rodríguez Gómez
Campus Milenio Núm 383 [2010-09-02]
 

La unicidad de la nueva Prueba de Acceso a la Universidad (PAU) que, a partir del presente ciclo escolar (2010-2011), ha entrado en vigor en España, radica en la unidad de reglas y procedimientos que implica antes que en un exámen único y común para todos los aspirantes. Cualquiera que haya cursado el bachillerato en España y prentenda proseguir estudios superiores, sea en una universidad pública o en una privada, debe pasar obligatoriamente por el tamiz de la PAU. Pero la forma y el contenido de la prueba reconoce la diversidad de formaciones y por lo tanto de capacidades de los egresados.

La semana pasada describimos la estructura general de la PAU, así como las oportunidades que el nuevo sistema de selectividad ofrece para mejorar resultados individuales. Conviene recordar que es una prueba en dos etapas, la primera de las cuales es general y obligatoria aunque posibilita que el estudiante elija en qué lengua extranjera desea ser examinado y en qué asignatura del último año de bachillerato desea presentar el ejercicio de modalidad. En la segunda fase, que es voluntaria y sirve para mejorar el puntaje alcanzado en la primera etapa, la elección de prueba también respeta la decisión del estudiante.

El esquema brinda a los alumnos la ventaja de ser examinados, al menos parcialmente, en aquellas materias en que son o se sienten con mayor ventaja académica. Además, como una porción del contenido de los exámenes evita el formato de opción múltiple, los aspirantes pueden plasmar capacidades académicas distintas a la sola memorización de los contenidos disciplinarios.

Como podrá imaginar el lector, el problema logístico de evaluar cientos de miles de exámenes individuales, con esas características, no es irrelevante. Para tal efecto, se tiene prevista la operación de nutridos contingentes de profesores de bachillerato y de estudios profesionales encargados de la tarea. A tal efecto, la regla indica que en cada centro de aplicación de exámenes, que para el caso son las universidades a las que están administrativamente adscritos los centros de bachillerato, debe integrar cuerpos de evaluación en que estén representados tanto profesores de bachillerato como profesores universitarios, en ambos caso especialistas en las materias que se examinan.

Una vez obtenidas las calificaciones se comunican notas a los aspirantes, quienes tienen el derecho de aceptar o inconformarse con el resultado obtenido. Para el recurso de inconformidad se estableció la siguiente regla: la prueba respectiva vuelve a ser calificada por un evaluador distinto al de la primera ronda y la nueva calificación se promedia con la primera, dando como resultado una nueva nota. Se prevé incluso una segunda instancia de revisión, en cuyo caso se promedian los tres resultados para una calificación definitiva.

Los egresados de bachillerato pueden presentarse la PAU tantas veces como lo requieran para obtener el puntaje que alcance para acceder al programa universitario al que aspiran. La norma indica que la PAU se organiza dos veces al año, pero deja abierta la posibilidad de un mayor número de aplicacions. Además la nota mejor nota obtenida en la fase general puede conservarse por tiempo indefinido y las calificaciones en las pruebas de la segunda etapa tienen vigencia bienal.

Como todas las instituciones universitarias, otra vez las públicas y las privadas, están obligadas a publicar con antelación la puntuación mínima requerida y el número de lugares disponibles en cada programa, los aspirantes tienen en sus manos prácticamente todos los datos que precisan para tomar una decisión de carrera realista e informada.

Recuérdese que la PAU cuenta sólo el cuarenta por ciento de la nota válida para la selectividad. El otro sesenta por ciento es el promedio obtenido en los últimos dos años de bachillerato. El esquema entonces premia la regularidad y el desempeño en los estudios antecedentes, pero compensa oportunidades a través del conjunto de exámenes integrado en la prueba de acceso.

Para los mayores de 25 años, la PAU elimina el ejercicio de idioma extranjero, y para los mayores de 45 años dicha prueba hace de lado los requisitos de examen de modalidad y prueba de idioma, es decir se limita al examen de capacidades de comprensión de lengua castellana, así como a la prueba de historia de España o historia de la filosofía. Las universidades están obligadas a reservar cuotas cuantitativas para mayores de 25 y para mayores de 45 años; de no cubrirse esas cuotas entonces los lugares reservados amplían la oferta de espacios para los jóvenes recién egresados.

Por último, hay reglas especiales para aspirantes extranjeros. Los nacionales de los países de la Unión Europea (UE) se ven beneficiados por el convenio regional de reconocimiento mutuo de estudios. La nota con que se presentan a la fase de selectividad es la obtenida en su país en prueba equivalente o bien el promedio alcanzado en el ciclo de bachillerato. Los aspirantes de países fuera de la UE deben convalidar el certificado de ciclo medio superior y presentarse a la PAU, a menos que exista un convenio específico de reconocimiento de estudios afín al que rige en el área europea.

Indudablemente el modelo instituido en España presenta ventajas sobre otros sistemas nacionales de admisión universitaria, aunque también ha recibido críticas válidas. La principal es que, en la actualidad, el egreso de bachillerato se ha estabilizado y se cuenta con una oferta universitaria suficiente para atender a la casi totalidad de aspirantes, por lo tanto, argumentan algunos especialistas y varios rectores en España, el solo promedio de bachillerato serviría para los efectos de la selección. Otra crítica, bastante generalizada por cierto, cuestiona la complejidad del sistema. Se habla en este sentido del “laberinto de la selectividad”.

Hay que decir, por último, que la condición sine qua non para implantar un modelo de esta naturaleza es contar o construir una robusta plataforma de coordinación universitaria.


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