La integración latinoamericana es una asignatura que ha quedado pendiente desde el siglo XIX. Diversas han sido las propuestas para cumplirla, desde los intentos de los líderes independentistas como Bolívar, San Martín, Miranda, Martí y otros. En el siglo pasado, personajes como Vasconcelos o Sandino también hicieron propuestas al respecto. Este último proponía, incluso, que el lema de aquél (“Por mi raza hablará el espíritu”) fuese el lema de la patria común latinoamericana. En el terreno económico también se han realizado diversas iniciativas subregionales que sería largo enumerar.
Por lo que hace a la educación superior, a mediados de ese mismo siglo (1949) se creó la Unión de Universidades de América Latina (UDUAL), cuya sede desde hace años es la UNAM. Con los auspicios de la UNESCO existe, desde hace algunas décadas, el Instituto para la Educación Superior de América Latina y el Caribe (IESALC), que ha impulsado y respaldado diversas iniciativas para integrar acciones conjuntas de los países de la región en materia de enseñanza superior. Una de éstas ha sido la Red de Macrouniversidades de América Latina, que agrupa a las mayores y principales universidades públicas de la zona. Actualmente, dicha red agrupa a cerca de 30 de estas instituciones y promueve, entre otras acciones, el intercambio de estudiantes y profesores. A principios de la década de los noventa, en el marco del Mercosur, surgió la Asociación de Universidades Grupo Montevideo (AUGM), conjuntando instituciones de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.
Con una estructura menos formal, también en los recientes años ha crecido de manera muy notable el número de redes de profesores e investigadores, algunas de las cuales han aumentado su alcance a Iberoamérica, al incluir instituciones de España y Portugal. Un ejemplo de estos esfuerzos es el trabajo que viene realizando el Programa de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo (Cyted), que financia el desarrollo y la coordinación de redes de investigación en las que participan varios centenares de académicos de todos los países iberoamericanos. Ya hemos dado cuenta de este programa en alguna ocasión (Campus, 03/07/2008).
En años recientes, Brasil, por medio del presidente Lula, ha tenido un papel protagónico y de liderazgo en la región latinoamericana, buscando ubicarse en una posición de vanguardia y tratando de abandonar el aislacionismo que alguna vez caracterizó a ese país frente al resto de los países de la región. En este orden de cosas, una de las iniciativas más ambiciosas, novedosas y sólidas en el cumplimiento del anhelo de integración latinoamericana en el campo de la educación superior es la creación de la Universidad Federal de la Integración Latinoamericana (Unila), cuyas actividades académicas dieron comienzo el pasado mes de agosto.
La Unila fue instituida en diciembre de 2007 mediante la firma de un proyecto de ley por el presidente Lula da Silva, y tiene como sede la ciudad de Foz de Iguazú, en el estado brasileño de Paraná, lugar donde se localizan las famosas cascadas, un impactante espectáculo de la naturaleza por su belleza y majestuosidad. La ciudad mencionada se ubica en la llamada Triple Frontera, que comparten Argentina, Brasil y Paraguay.
El campus de la Unila, cuya extensión será de casi 50 hectáreas, plantea albergar en el futuro a unos 10 mil estudiantes. Sus edificios han sido diseñados por el célebre arquitecto Oscar Niemeyer y se ubicarán en terrenos de la enorme presa Itaipú, que comparten Brasil y Paraguay. En este primer año de actividades, la Unila comienza con 300 estudiantes de licenciatura, la mitad de ellos brasileños y la otra, compuesta por alumnos provenientes de Argentina, Paraguay y Uruguay. En un futuro se espera recibir estudiantes de todos los países de la región, incluyendo los caribeños. Todos los programas académicos serán bilingües y el profesorado será mitad brasileño y la otra, del resto de los países latinoamericanos. Todos ellos son de tiempo completo y vivirán en instalaciones de la propia universidad. En breve también comenzarán los programas de estudio de posgrado. La oferta curricular para quienes comienzan este semestre tiene como característica la interdisciplinariedad y la pertinencia social. Se trata de seis programas: 1) Ciencias biológicas; 2) Ciencias económicas (economía, integración y desarrollo); 3) Ciencia política y sociología (sociedad, Estado y política en América Latina); 4) Ingeniería de energías renovables (ingeniería de energías renovables y ambiental); 5) Ingeniería civil de infraestructura, y 6) Relaciones internacionales e integración.
La función de investigación se halla todavía en construcción, por lo que todavía se siguen perfilando las líneas de investigación que habrán de desarrollarse, pero se supone que serán acordes con los seis programas docentes. En lo que se refiere a la extensión y la cultura, se pretende integrar el conocimiento y la comunidad mediante la reflexión y la discusión sobre el espacio social.
Como puede advertirse, este proyecto de universidad representa en la actualidad lo más novedoso en cuestión curricular y, por otro lado, significa también una de las iniciativas más prometedoras para la integración latinoamericana en materia de educación superior. Le deseamos un futuro muy venturoso.
