Uno de los aspectos que despierta mayor controversia en la provisión de educación a través de las fronteras es el de la calidad. Cómo asegurarla en un contexto internacional que promueve la liberalización y desregulación de acuerdo con las directrices de la Organización Mundial de Comercio (OMC), es un asunto que preocupa a varios países, sobre todo a aquellos que son el centro del interés de los nuevos proveedores y de quienes se movilizan de un país a otro en busca de obtener una buena enseñanza en el nivel superior. En 2007 la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) publicó un volumen intitulado Developing capacity through cross-border tertiary education (Desarrollo de capacidades mediante la educación terciaria transfronteriza ), en el cual se analizó diversos elementos y procesos acerca de la calidad en la educación transfronteriza (cross-border education).

En primer lugar, se define este tipo de educación como el movimiento de personas, programas, proveedores, currícula, proyectos de investigación y servicios en el campo de la educación superior o terciaria. La educación transfronteriza, según la OCDE, es un subconjunto de la internacionalización de la educación y puede ser, a su vez, parte del desarrollo de proyectos de cooperación, programas de intercambio académico e iniciativas comerciales. El centro del interés del texto antes mencionado se sitúa en la movilidad de estudiantes, programas, proveedores e instituciones.

El libro en cuestión señala que si bien la movilidad de estudiantes es relativamente pequeña, creció a niveles sin precedente en la década de los noventa. La provisión de educación superior fuera de las fronteras nacionales, mediante asociaciones y emprendimientos académicos, franquicias, apertura de campus en diversos países y otras modalidades, también aumentó de manera significativa. Estos procesos y tendencias plantean nuevas realidades para los tomadores de decisiones y demás actores involucrados, tanto en las economías avanzadas como en las naciones en desarrollo.

Entre los diversos problemas y situaciones a resolver se encuentra, por ejemplo, la importancia de la educación terciaria para el desarrollo de capacidades —entendido como el proceso por el cual las personas, organizaciones y la sociedad en general crean, adaptan y mantienen capacidades a lo largo del tiempo, es decir, la habilidad para manejar sus asuntos de manera exitosa—.

En este sentido, el desarrollo de capacidades depende de la adquisición de habilidades de alto nivel y en el monitoreo del progreso individual. La educación superior contribuye así a mejorar dicha capacidad, al formar a la fuerza laboral en todos los campos importantes para el desarrollo económico y social.

En este orden de cosas, el documento de la OCDE considera que la educación transfronteriza debe ser tomada en cuenta dentro de la agenda que lleve al desarrollo de capacidades, porque dicho tipo de educación ayuda a expandir de manera más rápida el sistema de educación superior y a incrementar el número de personas altamente calificadas en el país. Advierte, sin embargo, que la educación transfronteriza no es una panacea, porque puede afectar de manera negativa la capacidad que se busca fortalecer. Cuando la calidad de los programas es deficiente, aun si sus contrapartes gozan de un buen reconocimiento académico, la provisión foránea de educación superior puede no impactar positivamente el sistema ni su desarrollo. Asimismo, la movilidad estudiantil puede generar una fuga de cerebros en vez de incrementar el número de personas altamente calificadas. Existen evidencias de 34 países donde la movilidad académica fortaleció el desarrollo de capacidades. En ellos, los estudiantes en el extranjero representan hasta 20 por ciento del total de la matrícula en educación superior. No obstante, existe muy poca evidencia de que las nuevas formas de educación transfronteriza haya contribuido de modo directo al desarrollo de capacidades en la enseñanza superior, debido principalmente a que se trata de un fenómeno reciente y de escasa magnitud.

Según el texto de la OCDE, los arreglos comerciales tienen mayor probabilidad de aumentar el acceso de forma más rápida, especialmente en aquellos lugares donde la ayuda para el desarrollo y los programas de becas enfrentan restricciones presupuestales. En ese sentido, si un país elige usar la educación transfronteriza comercial en su estrategia para el desarrollo de capacidades, una opción que puede considerar es el uso de instrumentos como el Acuerdo General sobre Comercio de Servicios (AGCS o GATS).

Por lo que se refiere al tema de la calidad y cómo asegurarla, se subraya que todavía no existe una definición general de lo que es ni tampoco cómo medirla. Sin embargo, existe de modo claro una convergencia acerca de las metodologías para asegurar la calidad y un acuerdo cada vez mayor sobre los principios generales de las buenas prácticas. Aunque, se advierte, cada contexto nacional es único y por tanto cada país tiene sus propios fines para el aseguramiento de la calidad. En cuanto a las características de los buenos sistemas y prácticas de aseguramiento de la calidad, se indica que la independencia operativa es fundamental para aumentar la legitimidad del proceso. De ese modo, un marco legal adecuado debe ser puesto en práctica para garantizar que dicho aseguramiento pueda contar con suficiente apoyo social y esté alejado de la interferencia gubernamental.

Un gran número de organismos de aseguramiento de la calidad alrededor del mundo no ha comenzado aún a considerar el tema de la educación transnacional. Sin embargo, para la OCDE todos los gobiernos desean asegurarse que los estudiantes reciban un estándar mínimo de calidad sin importar el tipo de proveedor —público, privado, nacional o transfronterizo—. Por lo tanto, los países receptores deberán ocuparse de desarrollar políticas y estrategias claras frente a los proveedores extranjeros de educación superior transfronteriza, especialmente en lo que se refiere a aspectos como acceso, equidad, relevancia respecto del mercado laboral y financiamiento. El cumplimiento de las políticas determinadas localmente para los proveedores transfronterizos podría verificarse y monitorearse mediante un marco regulatorio efectivo y un sistema de aseguramiento de la calidad.

Aunque el número de proveedores de servicios transfronterizos no es todavía muy grande en nuestro país, es probable que siga aumentando de modo significativo en un futuro próximo. Por ello, y dado que México es miembro tanto de la OCDE como de la Organización Mundial de Comercio (OMC), el análisis de los aspectos señalados en este documento y sus implicaciones debe ser continuado por quienes nos dedicamos al estudio de la educación superior en sus diferentes facetas.