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Nuevas instituciones
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm 4 [2002-10-03]
 

El subsecretario de Educación Superior e Investigación Científica, Julio Rubio, inauguró la Universidad Politécnica de Aguascalientes (UPA). Esta nueva institución incorpora diversas innovaciones: una planta académica de tiempo completo, conformada por profesores con estudios de posgrado; un modelo educativo centrado en el aprendizaje; y un seguimiento de las trayectorias de los estudiantes con el fin de garantizar su permanencia y egreso. Según se ha resaltado, esta institución integrará mecanismos novedosos de rendición de cuentas, participación social y vinculación con su entorno. Características que se han destacado como puntos críticos de las instituciones.

La UPA permitirá que sus estudiantes obtengan el grado de técnico superior universitario (TSU) al cabo de dos años de estudio intensivo -esquema similar al de las Universidades Tecnológicas que se pusieron en marcha a partir de 1991-, o con un año más de estudio obtener el título de licenciado o bien, con una formación de cuatro años el de especialidad tecnológica. Los 304 estudiantes que se han matriculado es una cifra relativamente pequeña, pero se espera que la institución capte más jóvenes en el próximo ciclo. La oferta de programas de estudio también es reducida y se concentra en las opciones tecnológicas: ingeniería industrial, mecatrónica, mecánica y administración de negocios internacionales.

La UPA, no es la primera institución de su tipo y tampoco es la primera que se ha creado en esta administración. En 2001, el 25 de mayo, se firmó el decreto de creación de la Universidad Politécnica de San Luis Potosí y matriculó 450 estudiantes en cuatro programas de estudio. En los casi dos años de gobierno, de acuerdo con información reportada por el subsecretario, se han creado 45 nuevas instituciones: 14 universidades tecnológicas, 15 universidades públicas y 16 institutos tecnológicos (boletín SEP no. 212).

Se requiere ampliar las oportunidades educativas en el nivel superior; sólo dos de cada diez jóvenes en edad de cursar estudios superiores están en la escuela y los contrastes son notables entres las distintas entidades federativas: el D. F. tiene la cobertura más alta con una proporción cercana a 40 por ciento, mientras que entidades como Chiapas, Guanajuato o Quintana Roo están en el extremo opuesto con porcentajes de alrededor 10 por ciento. El asunto es cómo crecer y bajo qué modalidades.

El programa educativo de la actual administración se planteó alcanzar para 2006 una matrícula de 2.8 millones de alumnos. Sumar alrededor de 800 mil alumnos a lo largo de su periodo de gobierno. Estableció metas por modalidad educativa superior. Por ejemplo, se propone triplicar el número de TSU (pasar de poco más de 50 mil a 150 mil), aumentar en cerca de 80 mil la matrícula del posgrado e incrementar en 50 mil los estudiantes de las modalidades abierta y a distancia. Esto es, tiene la expectativa de que al menos una tercera parte del crecimiento previsto en el periodo será en opciones distintas a la licenciatura universitaria tradicional.

En la década anterior se impulso vigorosamente la enseñanza tecnológica. Las más notables fueron las universidades tecnológicas (UTs), que ofrecieron la posibilidad de obtener un título de TSU o profesional asociado (programas del tipo 5B de la ISCED -Clasificación Internacional Normalizada de la Educación-) después de dos años de estudio y una formación orientada en 70% a contenidos prácticos. El crecimiento de otras opciones fue destacado: en 1991 había tres instituciones, para el final de la década había 44 y en ciclo anterior se crearon cuatro más, para alcanzar 48. Pese al crecimiento registrado de instituciones y alumnos, la matrícula actual de poco más de 42 mil alumnos sigue siendo reducida (alrededor de tres por ciento del total de alumnos inscritos en la enseñanza superior). Pero no solamente se impulsaron las UTs, también los Institutos Tecnológicos Descentralizados. Estos últimos sumaron 149 en el pasado ciclo escolar y su matrícula alcanzó los 260 mil estudiantes (seis veces más que las UTs).

Si atendemos a la escasa información que se conoce, las nuevas universidades politécnicas intentan superar algunos de los problemas más importantes de las UTs -como satisfacer la aspiración de la mayoría de jóvenes que deseaban continuar estudiando una vez alcanzado el grado de TSU-, pero también constituirse como un polo de coordinación de la enseñanza tecnológica en las entidades. Una de las principales palancas de orientación del sistema de enseñanza superior seguirá siendo el impulso a la enseñanza tecnológica. Sin embargo, si ahora el modelo novedoso de referencia será la universidad politécnica se esperaría conocer su propuesta y resolver inquietudes en torno a la gestión del sistema. Una de las más sobresalientes es la articulación con el conjunto de instituciones de enseñanza tecnológica, que están agrupadas en torno a distintas estructuras administrativas y que no trabajan coordinadamente. De hecho, hay una subsecretaría de Educación e Investigación Tecnológica que no coordina las UTs y que tampoco a las nuevas instituciones; sin embargo, es la que concentra una buena porción de enseñanza tecnológica. Otro aspecto a reflexionar es si la reorientación del sistema debe ser resuelta por la creación de opciones educativas de distinto tipo, en lugar de intentar encausar a las ya existentes. ¿Es un sistema refractario que conviene modificar mediante adiciones u omisiones?


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