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La reforma de la UNAM: hacia un nuevo modelo institucional
Humberto Muñoz García
Campus Milenio Núm 32 [2003-05-15]
 

En la transformación de la UNAM será necesario implantar un nuevo modelo institucional que le permita responder a las exigencias educativas y de conocimiento que tiene la sociedad mexicana actual. Hacer una nueva definición de sus vínculos y estrecharlos. Tal modelo supone recuperar los fundamentos sobre los que la Universidad ha basado su desarrollo y combinarlos con otros que establezcan nuevas formas de insertarse en la realidad social. En consecuencia, es relevante comprender intelectualmente el campo de historicidad en el que nos movemos y plantear cuál es la institución universitaria adecuada para este momento del país con una visión de futuro. Seguramente varios actores y fuerzas universitarias y no universitarias tendrán mucho qué decir y debatir al respecto. Aquí sólo se esbozan algunas ideas.

México es un país donde existen profundas desigualdades sociales, que ha tenido crisis económicas recurrentes, transnacionalizado vía el TLC, con un sistema político que busca integrarse como una democracia occidental y una población que coexiste en una cultura común formada por un mosaico valorativo. La creciente pobreza y la diversidad moral, cultural y política nos han puesto en una etapa en que hay desacuerdos, controversias, impugnaciones y distintas maneras de producir la sociedad en un medio incierto.

Por otro lado, la UNAM es la principal institución de educación superior en el país, no por su tamaño sino por su contenido que le representa a la sociedad la producción, transmisión y difusión del conocimiento que lleva a cabo. No hay otra que la pueda sustituir. Y aunque la mayor parte de sus actividades las realiza en el que se basa y se basará el desarrollo del país. Aquí no hay vuelta.

Concédase que los trazos anteriores formen el telón de fondo. Entonces, la Universidad, aprendiendo de lo que ha pasado con este tipo de institución en otras partes del mundo, requiere formular un modelo propio, adecuado, apropiado y ajustado a lo que ocurre en el entorno, para incorporarse de una mejor manera a la sociedad que sirve, esta en la que estamos.

Si la reforma significa un cambio radical de las estructuras y relaciones entre los actores universitarios, para integrarse institucionalmente de una manera distinta a la actual, entonces uno de sus objetivos sería propiciar valores de colaboración, cooperación y solidaridad entre los universitarios y dejar atrás el tiempo del individualismo. Retomar el ethos académico conforme a estos principios permitirá una reflexión más profunda sobre la vinculación con la sociedad.

Con esta sociedad en la que vivimos hay varias tareas pendientes: demostrarle que podemos cambiar y que tenemos condiciones de reflexividad para un cambio permanente sin rupturas; desde la Universidad, usada como ejemplo de posibilidad, contribuir a crear una ética del cambio social. En el México de hoy, muchos problemas son de términos de valor. La ciudadanía, la democracia y el desarrollo del sistema productivo dependen de los valores que porta la población. La UNAM es un vehículo apropiado y efectivo para infundir en la sociedad valores como los que le dan sustento.

También le corresponde a la Universidad hacer que los mexicanos desarrollen una verdadera cultura científica, que valoren la investigación y la aplicación del conocimiento para el beneficio colectivo. El conocimiento es un factor clave para acabar con las desigualdades ancestrales, aumentar la competitividad en la globalización y educar para la democracia. Estos son ejes que la Universidad tiene para orientar sus acciones hacia la sociedad.

Además de estas tesis para situar a la UNAM en lo macro, hay aspectos concretos para darle más fuerza a la vinculación. Varios ejemplos: no es el servicio a la comunidad del entorno, que se puede dar de varias maneras. Una muestra son las clínicas odontológicas. Pero también a través de un giro al servicio social y que la Universidad coordine los trabajos de los alumnos para que practiquen lo que aprendieron (oficinas de abogados, trabajo social, mejoramiento de las viviendas, capacitación y una infinidad de cosas más). Otro ejemplo es que se logre un mayor involucramiento de la Universidad con el sistema educativo y una mayor atención a las instituciones de educación superior para fortalecer su desarrollo. Asimismo, ampliar los sistemas de aprendizaje para la formación permanente y profesional será altamente apreciado. Un nuevo modelo institucional es para que la Universidad haga patente que cumple a plenitud sus responsabilidades frente a los problemas emergentes del orden social, al mismo tiempo que se conserva como un espacio organizado para esclarecer el debate público y político mediante el saber y la técnica.

Finalmente, un vínculo directo de la Universidad con la sociedad es por medio de los jóvenes. En un país de alta deserción escolar desde los doce años y en que hay cientos de miles de jóvenes que no trabajan ni estudian hasta los diecinueve años, los que llegan a las aulas de la UNAM deben ser extraordinariamente bien formados en las ciencias, las técnicas y las artes. Políticas que mejoren los programas y las condiciones de estudio y que garanticen la permanencia de los alumnos en los lapsos correspondientes para concluir su carrera van a darle muchas retribuciones de reconocimiento a la institución.

Las mayores recompensas vendrán de formar a los estudiantes. Nutrirlos bien teórica y prácticamente, enseñarlos a pensar con rigor y orientarlos para que vayan al encuentro de las necesidades sociales son propósitos estratégicos en todas las carreras. Egresados bien preparados para resolver problemas que aquejan a las comunidades hacen visible la importancia de estudiar en un lugar como la UNAM. El modelo de la universidad que deseamos y necesitamos concentra las energías en los jóvenes, en la formación de formadores, en el manejo de instrumentos para aplicar conocimientos, en las zonas y sectores de la institución más débiles académicamente, pero también en la reflexión y la crítica para el ejercicio de la ciudadanía.

La UNAM tiene muchas vías de vinculación con la sociedad. Algunas hay que enfatizarlas. Otras hay que inventarlas. Las demandas que aparecen día con día de parte de la sociedad son un flujo que requiere ser entendido y tratado como uno de los puntos sustanciales de la vinculación con ella. Un tema de particular importancia para la agenda que lleve a construir la idea de la Universidad mexicana que se necesita hoy y mañana.


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