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El discurso del método de la universidad pública
Humberto Muñoz García
Campus Milenio Núm 106 [2004-11-18]
 

En el número pasado de Campus me referí a la necesidad de mover y fortalecer a la universidad pública. Para tal propósito señale la importancia que tienen presentar discursos sobre cuál es la universidad que viene, la que deseamos para situarla claramente de cara al futuro.

Una universidad que tenga más y mejores condiciones de educar para servir a la sociedad. Que cuente con capacidad de llevar a cabo procesos de cambio institucional frente a lo que emerge ante ella en la historia. La adaptación constante a las circunstancias del medio se liga indisolublemente a la producción de conocimiento, a cómo se manejan, organizan y utilizan los saberes que resultan de la academia.

A partir de colocarse en el presente, diría que para reconstruir la universidad pública mexicana, tendríamos que imaginar cuáles son los ejes que pueden darle dirección al cambio. Me parece que la trayectoria para transitar a un estadio que le brinde a la universidad una nueva forma institucional debería considerar los siguientes aspectos.

Liderazgo. Comienzo con este punto porque académicamente lo considero un objetivo crucial. Además, porque atraviesa los mecanismos del cambio institucional y porque influye en las relaciones de la universidad fuera del campus. Desde mi punto de vista, el cambio hacia la universidad pública futura está, orientado a conseguir liderazgo académico fincado en todos los procesos que giran en torno al conocimiento. El rigor y la creatividad de la academia, bases de liderazgo, dan fuerza y poder a la universidad.

La movilización organizada para alcanzar dicho objetivo supone que exista en la propia institución un liderazgo comprometido con la transformación de la universidad. El cambio institucional es un proceso con diferentes dimensiones, ritmos y tiempos.

Pero la acción de transformarse es en sí misma pedagógica (Freire); en seña a corregir, a reafirmar o a modificar el rumbo para lo cual el liderazgo político es esencial.

El aprendizaje que da la experiencia de las reformas universitarias en el país demuestra que éstas tienen más probabilidades de éxito formando coaliciones que las promuevan (Acosta).

El liderazgo colectivo a partir de las coincidencias en los principios e instrumentos del cambio es de vital importancia para vencer resistencias, movilizar a la academia y resolver las tensiones naturales que produce.

Pero la cuestión del liderazgo académico y político en la universidad va más allá. Con base en el primero, el liderazgo de quienes tienen y ejercen el poder universitario puede congregar a líderes de otras instituciones para llevar a cabo acciones que vinculen a un conjunto de universidades en disposición de establecer redes académicas que potencien la enseñanza y la investigación. Además, las agrupaciones tienen la ventaja de evitar más fácilmente injerencias externas que alteren la vida académica.

Apertura y eficacia. La universidad del mañana tiene una conducción eficaz, de apoyo sustantivo a la movilidad de los académicos. Se organiza para producir conocimiento oportuno y desplegar iniciativas que influyan en el devenir social. Para hacer y mantener eficazmente una amplia cadena de interacciones con la sociedad. Apertura y eficacia para responder a los retos demográficos, satisfacer las necesidades de acceso a nuevas tecnologías y sistemas de información y atender los requerimientos cambiantes del mundo laboral.

Se trata de realizar una organización abierta en la cual se puedan ajustar continuamente sus intercambios con la sociedad para que con flexibilidad se adapte a las demandas emergentes que le hagan.

Estructuración flexible. Es menester que la universidad esté fincada en una estructuración flexible de su actividad académica que brinde cabida a modos opcionales, según el caso, de producción y transmisión del conocimiento. Impulsar programas interdisciplinarios cuya prioridad se establezca en función de lo que se quiere y necesita conocer para avanzar académicamente y eliminar los obstáculos que impiden el desarrollo social.

Supone que la institución pueda amar y desarmar grupos de investigación y docencia, conforme a demandas y necesidades de conocimiento, siempre distintas, a partir de convergencias académicas.

Se trata de que se enseñe a producir conocimiento y hacerlo llegar a donde se requiere. Igualmente, de ubicar recursos para desatar los procesos académicos que cubran lo que se haya declarado como prioridad en los proyectos de desarrollo institucional.

Relación de entendimiento de la universidad con el gobierno. Siempre ha sido compleja y llena de tensiones, pero también fundamental en la dinámica universitaria. Para favorecerla, en el provenir inmediato sería deseable que el gobierno modifique su óptica sobre la universidad pública y acepte entablar con ella una relación de mutua conveniencia, adecuada a l marco de la democracia.

Al gobierno le conviene sostener universidades públicas renovadas, con compromiso y responsabilidad social.

Universidades que hagan de la educación su principal motivo, que mediante el conocimiento tengan la capacidad de elevar la competitividad del país, de asociarse en proyectos para la transformación productiva, el combate a la desigualdad, la formación de ciudadanía y la creación de una cultura en la cual se sostengan las transformaciones de la sociedad, la aceptación de las diferencia y la cohesión social.

En estas circunstancias, a la universidad le conviene que el gobierno entienda a la educación superior como un bien público y valore el conocimiento como elemento clave del desarrollo social. Que reconozca al financiamiento como una inversión y le entregue a la universidad subsidios suficientes acordados por periodos multianuales para que los proyectos tengan un mayor alcance y continuidad.

Es la universidad la que define sus objetivos y programas, así como los instrumentos para lograrlos. Es ella la que declara sus resultados, el balance entre los logros y las dificultades enfrentadas para obtenerlos, así como la rendición de cuentas sobre el uso de los recursos. De las trayectorias institucionales pasadas y futuras se establecen los nuevos acuerdos entre ambos actores.

¿Es importante realizar lo dicho hasta aquí? La lectura de Weber me enseñó que para alcanzar lo posible es necesario plantear lo imposible. Y de C.V. Mills aprendí que los sociólogos usamos la imaginación para lo que Alan Touraine llama producir la sociedad.


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