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La educación superior en como tema electoral en EU
Roberto Rodríguez Gómez
Campus Milenio Núm 79 [2004-05-06]
 

Desde finales del año pasado, y una vez definidos los candidatos de los partidos republicano (George W. Bush) y demócrata (John Kerry), la contienda presidencial en el vecino país ha instalado una serie de debates sobre temas más o menos predecibles, como la reactivación económica, el futuro de la política exterior, la competencia comercial global, y otros temas de economía y política social doméstica.

Menos predecible, ha resultado la insistencia del candidato demócrata sobre la problemática de los costos crecientes del sistema de educación superior en EU, tema sobre el cual ha abierto una amplia discusión mediante reuniones y foros de dedicados a la exploración de alternativas y al planteamiento de propuestas. Algunos analistas aprecian que la dedicación de Kerry al tema se origina por la expectativa de atraer a su favor el voto de los jóvenes, lo cual, en una contienda cerrada, perfectamente puede establecer la diferencia necesaria para la victoria.

Sea que quiere conquistar el voto juvenil, o sea que el tema del acceso a las universidades constituye una genuina preocupación del candidato en el marco de una plataforma política alternativa, el hecho es que Kerry ha conseguido situar en el terreno del debate político la cuestión universitaria en la perspectiva de los partidos, con vistas al periodo presidencial entrante.

Una de sus primeras intervenciones fue ante los estudiantes de la Universidad de Iowa el 22 de octubre del año pasado. En esa oportunidad, el senador por Massachussets plantó dos ofertas concretas. La primera, crear una instancia de preparación para la Universidad mediante un programa de fondos que se denominaría “I Have a Dream Scholarships” que proporcionarían una subvención de mil dólares por estudiante canalizados a programas de intervención temprana con objeto de prepararlos en su camino a la Universidad. La segunda oferta es un nuevo programa de crédito estudiantil (College Opportunity Tax Credit) que se complementaría con un esquema de retribución de colegiaturas mediante servicios sociales (Service for College). La propuesta de Kerry establece la posibilidad de que estudiantes de escasos recursos o ingresos medios consigan amortizar el costo de la educación superior pública mediante alguna de las dos vías.

En otros discursos de campaña y en sus numerosas intervenciones en universidades, Kerry ha hecho notar que el costo de las colegiaturas en las instituciones públicas de educación superior se ha incrementado en un 28 por ciento desde el año 2000 al pasar de $3,478 dólares anuales a $4,694. Ajustando las cifras a la inflación del período, se demuestra un incremento real de más de 13 por ciento, el cual es, según el candidato demócrata, el mayor en la historia de la universidad estadounidense.

Por su parte, Robert Gordon, consejero del candidato demócrata en asuntos educativos, señala que el aumento de colegiaturas ha dejado fuera de posibilidades de acceso a más de 200 mil jóvenes americanos que aunque cumplen con requisitos académicos no pueden solventar el gasto de ingresar y permanecer en una universidad pública (Associated Press, 13 de abril 2004).

Justo es decir que, en el medio académico, varios especialistas en economía de la educación habían advertido el irresistible aumento de costos en virtud de la necesidad de renovación de equipos, acervos y personal académico cuyos costos avanzan siempre por encima de la tasa general de inflación. Los economistas suelen referir este efecto con el nombre “enfermedad de los costos de Baumol”, en homenaje al economista William Baumol, que la describió en referencia a sectores como el comercio de arte y los hospitales.

Otros grupos y sectores, como los consejos de rectores de EU, las agencias de acreditación y las asociaciones universitarias también han recalcado el tema de la incosteabilidad de la educación superior estadounidense como la barrera principal para proseguir la línea de desarrollo impulsada en el último cuarto de siglo. Esta temática, generalmente denominada “affordability” ha estado presente en las agendas de discusión universitaria desde antes de 2000. No obstante, la coyuntura de la contienda presidencial le abre un lugar renovado.

Hasta el momento, el candidato Bush ha eludido la confrontación sobre el tema, respondiendo, en todo caso, con los logros de sus campañas educativas, en especial las consecuencias del Acta “No Child Left Behind” promulgada en 2001. Además, con los datos de gasto público educativo en su periodo de gobierno y las previsiones para los próximos años. Así, el vocero de la Casa Blanca, Schott McClellan, afirmó recientemente que el candidato Bush se propone incrementar el gasto educativo en más de 2 mdd en 2005, lo que representaría un incremento de 48 por ciento en comparación con el presupuesto de 2001 (CNN, 8 de enero 2004).

Seguramente la polémica se animará en los próximos meses y será interesante conocer las propuestas y contrapropuestas de los partidos y candidatos en pugna.


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