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¿Cambio en las formas de aprendizaje?
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm 115 [2005-02-03]
 

Una de las preguntas que se plantea con cierta frecuencia en el ámbito de la educación, en todos sus niveles, es si éste también resiente o resentirá los efectos del uso creciente de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y hacia donde se encaminará. Los cambios derivados de la utilización de ese tipo de tecnologías han sido notables en el terreno del mercado, el comercio, los flujos de capital y el intercambio de información, pero no es evidente que ocurra lo mismo en la educación. En el nivel medio superior y superior el uso de las TIC probablemente es más intensivo y tal vez más incierto e inquietante.

En los salones de clase, aparte del gis y el pizarrón, han estado presentes otro tipo de dispositivos, como los rotafolios, aparatos audiovisuales como proyectores, televisiones y esquemas. Todos ellos con el propósito de apoyar la enseñanza en el aula. Pero en las últimas décadas, aunque con una desigual distribución en las aulas, comenzaron a aparecer las computadoras, los programas de software para todo tipo de propósitos, los archivos magnéticos, y más recientemente el acceso a la red de redes (internet). Estas tecnologías de la información -que por cierto ya dejaron atrás el adjetivo de nuevas- también se han visto como apoyo al proceso de enseñanza y no como un reemplazo a la actividad del profesor.

Es claro que dotar un aula de equipo multimedia, acceso a la red y habilitada para presentaciones audiovisuales (p.e. power point) incrementa los costos y no es una posibilidad que esté al alcance del conjunto de instituciones educativas. Lo que es motivo de discusión es de qué forma se utilizan tales tecnologías y si tal uso se verá reflejado en una mejora del aprendizaje. A este respecto cabe advertir, como algunos analistas lo han señalado, que frecuentemente los jóvenes son más diestros que sus propios profesores en el manejo de la computadora, en la fácil exploración de los paquetes de software o en la efectiva navegación en la red. Una tema que sin duda merece analizarse con mayor detenimiento.

Otro tema es el aprendizaje electrónico (e-learning). Ese proceso de aprendizaje que generalmente se ha identificado con el aprendizaje a través de la red de redes (en línea o a distancia), con la utilización de equipo multimedia y el uso constante de la red. Parece fuera de lugar hablar de este tipo de aprendizaje, cuando en México los desafíos parecen estar en otra parte, su uso es todavía poco generalizado en la enseñanza superior y la experiencia del proyecto e-méxico que arrancó en esta administración es todavía una promesa por cumplirse. Sin embargo, como lo indica el reporte de UNESCO de principios de esta década (Bates, T. Nacional strategies for e-learning in post-secundary education and training. 2001), este tipo de aprendizaje no es pasajero y tanto los gobernantes como los profesores y alumnos, tarde que temprano, tendrán que tomar decisiones sobre este tipo de aprendizaje.

La importancia del aprendizaje electrónico radica en su posibilidad de ofrecer una posibilidad de complementar el proceso de enseñanza-aprendizaje, pero sobre todo en su promesa de ofrecer una alternativa para el aprendizaje a lo largo de la vida. Esto es, porque la posibilidad educativa no estaría en función de un espacio y un tiempo determinado, sino que tomaría lugar en cualquier sitio en el que estuviera disponible una computadora y una conexión a la red. En este sentido, se preveía que sería una alternativa para las personas adultas que no concluyeron su educación (básica, media o superior) y que deseaban terminarla o incluso iniciarla o capacitarse en otras habilidades. A la vista de las cifras que ha proporcionado el proyecto e-méxico no parece que sea el caso.

El problema fundamental, como lo es para todas las TIC, es que un sistema de aprendizaje electrónico es costoso. El acceso a la red y a un equipo informático está fuertemente vinculado al desarrollo económico y social. Además, como lo señala el reporte de UNESCO es necesario un buen diseño y una planeación adecuada, lo mismo que los materiales apropiados y el personal necesario (tutores en línea o en determinados sitios).

La experiencia con el aprendizaje electrónico es relativamente reciente, hace apenas una década que se puso el primer curso en línea en Estados Unidos. Sin embargo, precisamente un reporte del año pasado de ese país destaca que la tecnología educativa y el e-learning no han cumplido su promesa de "revolucionar el salón de clases y tampoco mayores beneficios para la educación superior". Es un reporte de más de medio centenar de páginas de la Universidad de Pennsylvania (Thwarted Innovation. What Happened to e-learnign and Why), basado en seis instituciones, en donde se resalta que en realidad muchos de los profesores no han incorporado tecnologías de innovación -la mayoría solamente utiliza power point para sus presentaciones- en sus cursos ni tampoco los administradores han reparado en sus beneficios. De cualquier forma, el reporte es optimista en las posibilidades y potencialidades de este tipo de aprendizaje, pero a condición de que el profesorado lo incorpore en su formas de enseñanza.

A pesar de los problemas con la aplicación de las TIC en el aprendizaje, según la apreciación del reporte de UNESCO, la red de redes y los sitios web serán la tecnología que conducirá el cambio en la educación post-secundaria (p. 33) y los gobiernos nacionales -especialmente los menos desarrollados- no serán capaces de contener la influencia de los proveedores externos de e-aprendizaje, por lo que sugiere algunas alternativas que se podrían seguir. Tal vez no terminamos de entender unos problemas cuando ya tenemos otros.


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