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El área educativa común de América Latina y Europa
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm 125 [2005-04-21]
 

La semana anterior inició y concluyó la II Reunión de Ministros de Educación de América Latina y el Caribe-Unión Europea (ALCUE), cuyo principal propósito se remite a la construcción de un "Espacio Común de Educación Superior" de ambas regiones, tal y como se planteó hace cinco años. Sin duda se trata de una iniciativa de suma importancia y a la vez muy compleja en su instrumentación. Tal vez ello explique la ausencia de avances significativos en la declaratoria de la reciente reunión.

Los acuerdos incluyen básicamente una docena de estrategias que en su mayoría expresan la intencionalidad de un mayor conocimiento y acercamiento de las dos regiones, como el de profundizar el conocimiento de los respectivos sistemas educativos, más involucramiento de las instituciones educativas, promoción de redes de intercambio, el uso compartido de tecnologías de la información y comunicación o la instauración de mecanismos y sistemas de evaluación, entre otros.

Se supone que las estrategias permitirían avanzar en la dirección propuesta por el marco de acción firmado en París en el año 2000. Algunas de las acciones previstas son: cooperación e intercambio en materia educativa y científica, la puesta en marcha de sistemas nacionales de evaluación que garanticen el reconocimiento de estudios, títulos y competencias; una acreditación compartida de programas educativos; la creación de programas para la movilidad de estudiantes y de todo el personal académico y técnico; creación de cátedras y bibliotecas virtuales; y creación y fomento a centros sobre estudios de ambas regiones (www.columbus-web.com/es/parteb/archivo/paris.html). Tales acciones se supone que constituirían la parte sustantiva del Espacio Común de Educación Superior.

El problema es que sobre los recursos -uno de los factores más importantes para avanzar en los objetivos-, solamente se acordó que para el 2015 deberán existir "fuentes de financiamiento claras para el desarrollo de todos los programas, y para crear un espacio común de educación superior ALCUE como un elemento para fortalecer las relaciones bilaterales y multilaterales entre los Estados". De hecho, no figuraron acciones específicas en los acuerdos que se tomaron, solamente se remitió al Comité de Seguimiento la tarea de diseñar acciones concretas para los siguientes tres años.

En general, hasta el momento los resultados son escasos y aunque ahora se planteó un horizonte para los próximos diez años, parece lejos la meta de lograr un espacio educativo común. Los principales logros a la fecha se remiten básicamente a algunos seminarios sobre los temas planteados en el marco de acción y la realización de algunos foros y cátedras virtuales, pero todavía no se advierten acciones más contundentes o que tiendan a homogeneizar en las líneas más sobresalientes (Cfr. Revista Mexicana de Política Exterior. No. 71, 2004).

Conviene resaltar que la reciente reunión, al igual que la primera que se realizó en París, se desprende de la Primera Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de ALCUE -la tercera se llevó a cabo en Guadalajara el año pasado- y especialmente de lo que se llamó la -Declaración de Río-. Un compromiso de más de medio centenar de líderes de América Latina y la Unión Europea, mediante el cual se propusieron establecer una asociación estratégica que incluye iniciativas de cooperación de orden político, económico y cultural. Lo estratégico incluye el componente educativo y también el de ciencia y tecnología.

Es importante subrayar que la intención de construir un Espacio Común en educación y en ciencia y tecnología con América Latina, corren paralelos a la iniciativa de la Unión de Europa de desarrollar esos mismos espacios en la comunidad europea. La llamada agenda de Lisboa -a la que ya nos hemos referido en ocasiones anteriores en este mismo espacio- firmada en el año 2000 y la Declaración de Bolonia en 1999 -que prevé el establecimiento de una Zona de Educación Superior Europea- constituyen procesos en marcha que implican reformas profundas en materia educativa, científica y económica. Lo más relevante es que el horizonte que se han planteado para convertirse en una de las economías basadas en el conocimiento más competitiva y dinámica en el mundo es para el 2010 y están realizando evaluaciones periódicas de sus avance, mismos que por cierto están a la zaga de las expectativas y están teniendo que ajustar sus acciones.

Quizá un plazo de diez años para lograr el establecimiento de un Espacio Común entre América Latina y la Unión Europea sea razonable, a la vista de las dificultades para realizar acciones específicas y, especialmente de conseguir los recursos financieros. Pero no será suficiente si se soslaya la evaluación periódica y rigurosa de avances y el cumplimiento de compromisos. El problema de los recursos también es compartido la iniciativa correspondiente en materia de ciencia y tecnología, cuya "Declaración de Brasilia" en el 2002 se comprometió a mostrar entre América Latina y la Unión Europea un "Empeño en crear un espacio específico para la Cooperación Científica y Tecnológica", en cinco áreas prioritarias (www.mct.gov.br/alcue/brasilia).

La semana anterior llamamos la atención sobre las asimetrías en la región latinoamericana y las dificultades para poner en marcha iniciativas de largo alcance en forma conjunta, tal vez los procesos ensayados en distintas materias en la Unión Europea nos ofrezcan una ventana de cómo proceder o no en las grandes reformas.


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Last modification: April 29 2020 11:44:32.  

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