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El nuevo fantasma del conservadurismo
Armando Alcántara Santuario
Campus Milenio Núm 129, pp.8 [2005-05-19]
 

Lo que actualmente ocurre en muchas escuelas y universidades de Estados Unidos podría ser descrito recurriendo a la muy conocida frase de Marx y Engels: “Un fantasma recorre el mundo…”. Pero a diferencia de lo acontecido en la segunda mitad del siglo XIX, el espectro que hoy va de un lado a otro de la vida política, social y cultural de ese país es el conservadurismo. Animado, entre otros factores por el dominio del Partido Republicano en el Senado y en la Cámara de representantes –mismo que fue refrendado por la victoria de George W. Bush en las elecciones presidenciales del pasado noviembre- el movimiento conservador quiere preservar su dominio en todas las esferas de la vida política, social y cultural de la Unión Americana.

El ámbito educativo, desde el nivel básico hasta el universitario, adquiere un carácter estratégico en esa cruzada. Para ilustrar lo anterior, vale la pena comentar lo reportado en días pasados en la prensa estadunidense (The New York Times, 6/05/2005), sobre la serie de testimonios llevados a cabo en la ciudad de Topeka, Kansas, por varios “científicos” acerca de las fallas observadas por éstos en las tendencias dominantes en la ciencia respecto a al explicación del origen de la vida.

Cabe recordar las audiencias similares celebradas hace seis años en la misma población, en las cuales se decidió retirar de los textos escolares las referencias a la teoría de la evolución.

Para quienes reportaron lo ocurrido en Topeka la semana pasada, se trató de lecciones de biología, teatro político y sobre todo, de una amplia plataforma para la aparición de un movimiento denominado “diseño inteligente”, según el cual la complejidad de la vida en el planeta no puede explicarse sin un creador sobrenatural.

El reporte también señala que los defensores de la teoría evolucionista de Darwin se negaron a testimoniar en las audiencias convocadas por la mayoría conservadora del Consejo Estatal de Educación. Las preguntas dirigidas a los “expertos” pretendían llevarlos a reconocer que “no hay nada en el conocimiento contemporáneo que impida discutir el cuestionamiento a la evolución”.

Asimismo, fue muy ilustrativa de la posición dominante en las sesiones una de las preguntas hechas por uno de los abogados: “¿Alguno de los contenidos establecidos en el estado de Kansas considera que la ciencia y la evolución están en conflicto, de laguna manera, con la creencia en Dios?

Por otro lado, si los nuevos contenidos propuestos por el Consejo son aprobados, tal como se espera, Kansas se unirá a estados como Ohio, el cual, en 2002 hizo obligatorio que los estudiantes fueran instruidos en sus clases de biología que los postulados de la teoría de la evolución son materia de controversia.

Legislaciones en un tono parecido al anterior están siendo preparadas en otros estados de la Unión Americana. Si bien los contenidos aprobados en Kansas no hacen mención directa al “diseño inteligente”, algunos observadores indican que dicha legislación podría abrir la puerta no sólo a su enseñanza en las escuelas, sino a la doctrina “creacionista”, que sostiene como verdadero el relato del Génesis en el cual se considera a Dios como el arquitecto del universo.

Los cambios en los contenidos científicos para las escuelas elementales de Kansas incluyen modificaciones a los cursos introductorios y las sugerencias a los maestros sobre aspectos específicos para cada grado. Pero tal vez el paso más significativo pueda darse en el concepto mismo de ciencia.

Así, por ejemplo, en lugar de definirla como la “búsqueda de explicaciones naturales para lo que observamos a nuestro alrededor”, los nuevos contenidos proponen conceptualizarla como la “continua investigación que emplee la observación, la prueba de hipótesis, la medición, la experimentación, la argumentación lógica y la construcción de teorías que conduzcan a explicaciones más adecuadas de los fenómenos naturales”.

Cabe mencionar que quienes participan en las audiencias arriba mencionadas evitaron mencionar al divino creador, en vez de eso, establecieron su posición simplemente como la de alguien con mentalidad abierta y argumentaron que el darwinismo se había convertido en un peligro dogma.

Uno de los más recalcitrantes promotores de la nueva legislación y del “diseño inteligente”, el doctor William S. Harris expresó enfáticamente en el curso de una de las audiencias que “se puede inferir que hay un diseño sólo al examinar algo, sin saber nada acerca de dónde proviene. No sé quién lo hizo, no sé cómo ni por qué fue hecho y no tengo qué saber nada acerca de las causas por las cuales fue diseñado”.

Resulta preocupante que el conservadurismo consiga sus propósitos de afianzarse en todos los ámbitos de la sociedad estadunidense, particularmente en el educativo. Sería lamentable que en el nuevo milenio el obscurantismo pregonado obsesivamente por grupos religiosos fundamentalistas pudiera opacar los brillantes logras que el conocimiento ha logrado, particularmente en un país cuyo sistema científico ha contado con el talento de gente llegada de casi todos los rincones del mundo.

Sería lamentable también que en otras sociedades cundiera el efecto de demostración. Dada nuestra vecindad con Estados Unidos y la influencia de su cultura en la nuestra, se requiere estar muy atentos a que eso no ocurra.


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