Hace algunos meses escribí en este mismo suplemento (Campus núm. 353, 21/01/11) que el cierre de la representación de México ante la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) en París y su ubicación como una oficina más en la embajada de nuestro país en esa ciudad, tenía como mensaje el alejamiento de dicho organismo. En ese mismo artículo recordaba la época cuando se había jugado un papel muy destacado en su desarrollo inicial, puesto que a pocos años de fundada —entre 1948 y 1952— un ilustre mexicano, Jaime Torres Bodet, había estado al frente de ella.
En fechas recientes los medios informativos nacionales anunciaron que la delegación mexicana asistente a la Trigésimo Sexta Conferencia General de la UNESCO se había abstenido en la votación que decidió admitir a Palestina como Estado miembro de pleno derecho.
En esa ocasión, 107 naciones votaron en favor de la admisión, 52 se abstuvieron y 14 votaron en contra. Entre los países latinoamericanos que apoyaron el voto mayoritario estuvieron Brasil, Argentina y Venezuela; Colombia se unió a México en la abstención y Panamá lo hizo en contra.
Como también lo informaron los medios de comunicación, la votación para admitir a la delegación palestina se llevó a cabo con una enorme presión, principalmente por parte de un grupo de países encabezado por Estados Unidos. Después de conocerse el resultado favorable a la admisión de Palestina, ese país anunció que tomaría como represalia el recorte de fondos para la organización por un monto de 60 millones de dólares, los cuales deberían entregarse en este noviembre.
La Unión Americana es, junto con Japón y Alemania, el mayor proveedor de fondos para la UNESCO y sus aportaciones significan 22 por ciento del presupuesto. Cabe señalar que Estados Unidos estuvo fuera de la organización por casi dos décadas (1984-2003).
También se anunció que Israel había decidido acelerar la construcción de 2 mil viviendas en el lado este de Jerusalén y congelar los fondos que entregaba a la Autoridad Nacional Palestina. Se esperaba que Canadá y Reino Unido se unieran a las sanciones.
La decisión tomada por la Conferencia General de la UNESCO ha sido respaldada por el propio secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki Moon, quien al conocer el anuncio de EU, tomar represalias económicas, pidió ayuda a otras naciones para mantener el financiamiento de dicha organización.
En la actualidad, el Consejo de Seguridad de la ONU tiene en estudio la solicitud de Palestina para ingresar como país miembro. De modo que la admisión palestina se ha dado en un contexto diplomático enormemente complejo.
Sin embargo, la decisión mexicana de abstenerse en la votación referida ha sido considerada sorpresiva, pues durante muchos años la diplomacia mexicana había estado del lado de las iniciativas más progresistas en el seno de ese organismo.
Es de esperar que el hecho de admitir a Palestina dentro de la UNESCO no generará un debilitamiento significativo de la organización, pues a pesar de sus limitaciones y deficiencias (se le ha acusado muchas veces de ser una entidad excesivamente burocrática), la UNESCO sigue siendo una de las organizaciones que agrupa al mayor número de naciones en el mundo.
Su método trabajo, mediante la construcción de consensos entre sus integrantes y la defensa de muchas de las causas de los países en desarrollo, le han valido el reconocimiento general.
No deben dejar de reconocerse sus aportaciones, entre otras, a la expansión y aseguramiento de la educación básica para todos los niños y niñas del mundo, así como para jóvenes y adultos.
También son de destacar sus contribuciones al desarrollo y fortalecimiento de la educación superior, al igual que la difusión y promoción de la ciencia.
En este sentido, la revaloración de los conocimientos locales ha recibido un fuerte apoyo por parte de la organización. Además, su labor de varias décadas para proteger el patrimonio cultural —material e inmaterial— de los pueblos y las naciones ha sido sobresaliente.
Las dificultades financieras que ha enfrentado en los años recientes le han mermado mucho su campo de acción, sobre todo frente a organismos como el Banco Mundial, el cual por mucho la supera en la disposición de recursos económicos y en la utilización de métodos más pragmáticos para atender proyectos educativos para las naciones en desarrollo.
También recientemente la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha tomado un papel cada vez más relevante en el diseño y difusión de políticas públicas para la educación, no sólo en los países miembros, sino en un número cada vez mayor de naciones de los diversos continentes. Sin embargo, ninguno de estos organismos ha podido sustituir su crucial papel como organización especializada en los terrenos educativo, científico y cultural.
La orientación del voto efectuado por la delegación mexicana en la Conferencia General de París debería ser modificada por medio de una declaración que subraye el compromiso y el apoyo que históricamente ha tenido nuestro país con la UNESCO.
