Vienen las elecciones presidenciales, cambio de gobierno. Los partidos y los candidatos buscan ideas para hacer programas con su oferta política. Los medios y el mercado juegan juntos para darle al homo videns el estereotipo del político a ser elegido, que en pantalla sale a decir una petite phrase para ganar votos. La sustancia es lo de menos.
En otro ámbito, se organizan equipos de trabajo. Su encargo es hacer propuestas para obtener posiciones, sí sus propuestas quedan en el programa de gobierno del partido ganador. Aparecen, también, libros de intelectuales con agendas para construir un nuevo proyecto nacional. Y, con todo, no hay un debate de fondo sobre cómo cambiar la estructura social.
Uno de los temas centrales a debatir es el de la educación y, dentro de esta esfera, el de la educación superior. Existen diferentes puntos de vista al respecto de lo que procede hacer. Para analizar coincidencias, diferencias y llegar a una conclusión, en el Seminario de Educación Superior de la UNAM acordamos que cada miembro presente una serie de puntos que no pueden dejar de tocarse en la política educativa del próximo sexenio.
Como he escrito algunas ideas sobre las políticas para el desarrollo de la educación superior en México, ahora es un momento propicio para resaltar varios puntos, que han sido parte de mis preocupaciones. Los 12 para el 12. Lo hago con la intención de dialogar. Para tomar una postura sobre la educación superior, desde la academia, frente al cambio político en el gobierno.
1. Es necesario distinguir, para efectos de formular políticas educativas, al subsistema de universidades públicas, autónomas, federales y estatales, del conjunto del sistema de educación superior, donde hay instituciones que siguen otras lógicas de operación. Usar el concepto de responsabilidad social como eje del cambio institucional, porque vincula a la universidad con la sociedad influyendo sobre el espacio público y su ampliación. En virtud de lo que acontece en la esfera política nacional, los universitarios debemos estar preparados para defender la autonomía y el carácter público de nuestras universidades.
2. Las universidades públicas en México, como espacios de conocimiento, necesitan orientar su acción para fines del desarrollo local de su entorno. Generar proyectos con este propósito y convocar a todos los actores sociales para realizarlos.
3. El gobierno, que se hace cargo de las universidades públicas, habrá de gestar una nueva institucionalidad vinculando las políticas de educación superior con las de ciencia, tecnología e innovación. Supone un cambio de visión del Estado frente a la educación avanzada.
4. Las universidades públicas funcionarán mediante una organización en redes, a través de las cuales, las más avanzadas en capacidad académica apoyarán a las más retrazadas, con el objeto de mejorar a todo el conjunto.
5. De la mayor importancia será fortalecer la carrera académica, quitar los mecanismos de presión de un sistema de evaluación que la pervierte, renovar la planta, abrir plazas y elevar las remuneraciones de los nuevos académicos.
6. Hay que impulsar el aumento de la cobertura a tasas de crecimiento más elevadas, y generar confianza en los jóvenes estudiantes hacia sus instituciones y su país.
7. Intervenir, desde la universidad, la relación educación-trabajo. Para ello, hay que adaptar, a los tiempos de hoy, el concepto de educación integral, para que los estudiantes adquieran capital cultural y social, así como experiencia laboral antes de salir de la escuela. Esos tres elementos son condicionantes para que encuentren trabajo.
8. Los gobiernos universitarios requieren reformarse para ser más eficientes, menos burocráticos, y ponerse al servicio de la academia. Al mismo tiempo, estimular la colegialidad en la toma de decisiones.
9. El gobierno federal y los gobiernos universitarios pueden acordar políticas orientadas a la participación de las universidades públicas en el campo educativo internacional.
10. Es de primera importancia que el financiamiento sea suficiente y que se programe la entrega multianual de los recursos.
11. La universidad pública es un proyecto de la mayor importancia para los mexicanos y es una casa de cultura, desde donde se difunden valores y actitudes que sirven para crear ciudadanía.
12. Hoy en día, el pensamiento universitario y sobre la universidad debe estar en los medios de comunicación masiva. La relación universidad-medios es crucial y hay que valorarla.
He aquí una síntesis para comenzar un diálogo más serio; que avance sobre medidas electorales, como las que ha tomado el Gobierno en el campo educativo recientemente.
