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El proyecto de secretaría de ciencia y tecnología… en Chile
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm 459 [2012-04-26]
 

En las dos semanas anteriores, la Comisión de Desafíos del Futuro del Senado chileno se reunió con diferentes representantes de la comunidad académica de ese país. Uno de sus acuerdos ha sido solicitar al presidente de Chile, Sebastián Piñera, la creación de un Ministerio de Ciencia, Tecnología y Desarrollo.

Al igual que en el caso de México, la idea no es reciente y proviene principalmente de organizaciones académicas. La propuesta de crear una nueva institucionalidad para impulsar el desarrollo científico y tecnológico en Chile tiene antecedentes en el año 2000, cuando la Academia Chilena de Ciencias (ACC) en uno de sus estudios (Ciencia, Tecnología e Innovación Programas y Políticas en Chile) ya consideraba inoperante la institucionalidad del sector y proponía su renovación para diseñar estrategias y políticas nacionales para conducir su sistema.

A mediados de la década pasada, en otro estudio (“Análisis y Proyecciones de la Ciencia Chilena-2005”) y particularmente por la creación de un proyecto de ley que creaba un fondo competitivo (Fondo de Innovación), para el cual no le solicitaron parecer a la ACC, manifestó su inconformidad y preocupación porque en su opinión era el principio para crear políticas de largo plazo. La organización de académicos fijó su posición al destacar que la ciencia no se agotaba en la innovación y planteó que “la institucionalidad debe también hacerse cargo del indispensable desarrollo de la ciencia básica y de la formación de investigadores en las universidades e institutos de investigación (p. 413).

Una de las recomendaciones del documento de la ACC del 2005 fue la modernización de las instituciones o mecanismos del Estado de apoyo a la investigación. Aunque, en realidad, no planteó la creación de un nuevo Ministerio para el sector. Básicamente proponía que la renovación de la institucionalidad debía cumplir con asesorar al Presidente de la República y a los poderes del Estado en materia de ciencia y tecnología, así como asegurar la representatividad de los actores, la cual también era deseable “para un Consejo de CONICYT, que debiera ser restituido para el gobierno de esa institución” (p.415).

Las siglas CONICYT se refieren a la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica del gobierno chileno, un organismo equivalente al CONACYT de México y casi fundado al mismo tiempo. La Comisión fue creada al final de los años sesenta, como organismo asesor en la materia del Presidente y dependiente del Ministerio de Educación –Conacyt se creó en diciembre de 1970 e inicialmente estuvo sectorizado a la ya desaparecida Secretaría de Programación y Presupuesto, después a la de Educación y ahora, aunque tiene un ramo de gasto propio, conserva sus mayores vínculos con el sector educativo.

Los antecedentes de la ACC sobre la necesidad de una nueva institucionalidad fueron la base para la actual propuesta de crear un nuevo Ministerio. De hecho, en la reunión del pasado 16 de abril, la que sostuvieron los representantes de la Academia con la comisión de Senadores, presentaron casi los mismos argumentos que en su documento del 2005, sólo que en esta ocasión expresaron claramente la idea de crear el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Desarrollo.

En la declaración pública de la ACC sobre su propuesta (se puede consultar en la página electrónica del Senado chileno) señalan, casi como en el caso de México, que la institucionalidad del sector es “extremadamente frágil, dispersa y en gran medida está obsoleta”. Tal situación, argumentan, han impedido el diseño de políticas nacionales y la existencia de una verdadera política de Estado en el sector, como la que han logrado otros países.

En la perspectiva de la organización académica, una política de Estado solamente se podrá lograr si se crea la figura de Ministro para ciencia y tecnología, como el que existe para Cultura, Educación, Medio Ambiente y otros sectores.

El Senador Guido Girardi, presidente de la Comisión de Desafíos del Futuro, respalda la idea de los académicos y acordaron hacer llegar la solicitud al presidente de Chile. Tal vez la propuesta ha sido animada por la creación el año pasado del Ministerio de Desarrollo Social y la actual coyuntura en la que está por aprobarse un nuevo sistema de financiamiento para la educación superior. El nuevo Ministerio no es un hecho y seguramente no lo será en el corto plazo.


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