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Pregunta a los candidatos: ¿qué proponen hacer para aliviar la precariedad del empleo juvenil?
María Herlinda Suárez Zozaya
Campus Milenio Núm 459 [2012-04-26]
 

En los tiempos actuales los candidatos a ocupar puestos en el próximo gobierno de México aparecen frecuentemente en los medios de comunicación presentando imágenes y slogans tratando de convencer a los posibles electores de que voten por ello/as. Poco se ha visto y oído sobre ideas, propuestas y proyectos concretos acerca de cómo resolver el problema de la precariedad que caracteriza al mercado de trabajo y del desempleo y subempleo de los y las jóvenes mexicano/as.

Hace seis años, cuando el presidente Felipe Calderón estaba en campaña se presentó asimismo como “el presidente del empleo”. Incluso, durante el primer año de su mandato, adoptó tal identidad haciendo un gran despliegue de medios cuando implantó el “Programa del Primer Empleo”. Entonces, los propósitos prioritarios eran: crear empleos permanentes, elevar la productividad del trabajo y mejorar la distribución del ingreso. Ahora que ya está por terminar este sexenio el problema del desempleo y subempleo de la población económicamente activa sigue siendo muy grave y justamente ha sido entre lo/as jóvenes en donde se ha incrementado.

Sea cual sea la fuente de información que uno tome, resulta que actualmente a los y las jóvenes mexicano/as les preocupan y afectan las malas condiciones de trabajo que hay en el país y con las que saben que tarde o temprano tendrán que lidiar. Las mimas fuentes permiten constatar que su preocupación no es lograr tener trabajo sino tener acceso a una ocupación que pueda significarse como “decente”.

En particular son los y las jóvenes que tienen educación superior lo/as que más se preocupan por el sentido del trabajo. “Trabajar por trabajar, dicen, no tiene ningún sentido”. Esto/as jóvenes no quieren un empleo, lo que exigen son ocupaciones con un contenido social, cultural y económico porque lo que buscan a través del trabajo es construir y proyectar una identidad y una imagen de sí mismos que los dignifique. “Sólo para ganar dinero hay cosas más fáciles que hacer que trabajar”, afirman. Por cierto, respecto a esta postura, según estudios realizados, el tipo de exigencias femeninas y masculinas ha provocado una desaparición de las diferencias esterotipadas entre los sexos.

Las pocas probabilidades de encontrar un trabajo digno que sienten tener lo/as estudiantes universitario/as repercute en el proceso de construcción de su identidad. Este proceso se lleva a cabo en el lapso en el que ocurre la transición educación superior-trabajo durante la cual, teóricamente, lo/as jóvenes pasan a ser parte de la sociedad adulta. En esta etapa, fracasar en el ámbito laboral hace suponer a lo/as jóvenes que fracasarán como personas.

Existen estudios que muestran que lo/as alumno/as de los últimos cursos universitarios tienen menor nivel de autoestima respecto a lo/as de los primeros años, debido, sobretodo, al mal presentimiento que tienen sobre sus oportunidades para conseguir un empleo decente. Para el caso de España, se ha demostrado (García Rodríguez, 1993) que entre lo/as estudiantes existe una asociación directa entre autoestima y depresión respecto a las expectativas de éxito en el mercado de trabajo. Junto con la baja estima y la depresión también aparece entre lo/as estudiantes, que están a punto de terminar su carrera universitaria, un sentimiento de frustración debido a la imposibilidad de independencia, angustia y mal humor causados por el deterioro de las relaciones paternofiliales, el aumento en las conductas delictivas y de consumos riesgosos, entre otros muchos problemas.

No se debe desconocer que vario/as jóvenes mexicanos, estudiantes y no, han desplegado, y despliegan, estrategias que relativizan y aminoran el impacto de la precariedad del mercado de trabajo sobre su identidad, autoestima, personalidad y vida cotidiana. Me encantaría hablar de ello/as pero en este texto lo que quiero resaltar es que los problemas de empleo que están teniendo que enfrentar mucho/as jóvenes mexicano/as (cada vez, insisto, el número se incrementa, así como las formas de empleo precario se diversifican) están erosionando la cohesión y el tejido social y también teniendo consecuencias sobre la autorepresentación de lo/as estudiantes de educación superior, quienes se sienten acechados y amenazados por el fracaso.

El hecho de que quienes hoy gobiernan México no hayan cumplido sus compromisos de campaña relativos a mejorar las condiciones laborales de lo/as jóvenes, así como el de que los hoy candidatos no parezcan estar tomando en serio el problema terminará por destruir todo vestigio de confianza y esperanza de lo/a jóvenes en la política y los políticos mexicanos. La pregunta: ¿es esto lo se quiere?


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