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La AMC y las organizaciones intermedias
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm 460 [2012-05-03]
 

La Academia Mexicana de Ciencias (AMC) tiene un nuevo consejo directivo para el periodo 2012-2014. Es la organización de científicos más numerosa y más relevante a nivel nacional, seguramente desempeñará un papel activo en la próxima definición de las iniciativas para el sector. Pero no es la única agrupación en la arena.

La AMC ya cumplió más de medio siglo de existencia (fue fundada en 1959 con el nombre de Academia de la Investigación Científica) y durante casi cuarenta años solamente agrupó a los científicos de las ciencias naturales y exactas. En 1996 cambió a su denominación actual y también amplió el ingreso a científicos de las humanidades y las ciencias sociales. No obstante, representantes de estas últimas especialidades rara vez han presidido la agrupación.

Actualmente, la organización cuenta con más de 2 mil científicos, pertenecientes a once secciones de especialidad: agrociencias; astronomía; biología; física; geociencias; ciencias sociales; humanidades; ingeniería; matemáticas; medicina; y química.

El artículo sexto de los estatutos de la Academia indica que el ingreso de los miembros regulares debe ser a propuesta de uno de los miembros de la propia agrupación e idealmente el proponente debe contar con la misma especialidad del que aspira a ingresar. Es decir, la ruta de acceso es regulada por área de conocimiento y por quienes ya forman parte de la asociación.

La máxima autoridad de la AMC es la asamblea general, pero el comité directivo, como su nombre lo indica, se encarga de dirigir, administrar y ejecutar las decisiones (Título segundo de los estatutos). El comité está compuesto por el presidente, vicepresidente, dos secretarios y un tesorero.

Los integrantes del comité duran en el cargo dos años y, según la normatividad, el vicepresidente de un periodo ocupará el cargo de presidente al siguiente bienio. Esto es, en los estatutos se marca una incorporación paulatina y cierta continuidad de quien ocupará la titularidad de la organización.

El nuevo comité, el que se presentó en la asamblea del pasado viernes 27 de abril y que estará en funciones hasta el 2014, está compuesto por José Franco López como presidente (vicepresidente en el periodo anterior); Blanca Jiménez Cisneros como vicepresidenta (especialista en el tema del agua e investigadora del Instituto de Ingeniería de la UNAM); Alejandra Bravo de la Parra como tesorera; y Roberto Leyva Ramos como secretario.

Sin duda tiene relevancia la personalidad de quien preside el comité directivo: es la representación y la voz pública de la AMC. En las dos décadas anteriores y particularmente en la última, los desencuentros entre las autoridades del sector y la Academia han sido notables, sobre todo frente a la designación de los titulares del Conacyt, la distribución de los incentivos fiscales para empresas y por el financiamiento para la ciencia básica.

El papel de la Academia fue decisivo para la creación del Sistema Nacional de Investigadores a mediados de los años ochenta y también para su continuidad en todos estos años. Además, durante casi toda su existencia ha sido uno de los interlocutores privilegiados en la integración de los programas sectoriales y en las reformas a la ley.

No obstante, desde el final de los años noventa, con los cambios normativos, otras instancias de contacto entre autoridades federales y comunidad científica se han hecho presentes y también han mostrado capacidad de propuesta. Tal es el caso del Foro Consultivo Científico y Tecnológico, como instancia de expresión de la comunidad científica y órgano de consulta, o la Conferencia Nacional de Ciencia y Tecnología que reúne y coordina a las autoridades de Conacyt y los respectivos consejos estatales.

Otras agrupaciones, no previstas en la ley, también han mostrado una activa presencia. Una de las más sobresalientes ha sido la Asociación Mexicana de Directivos de la Investigación Aplicada y el Desarrollo Tecnológico (Adiat). De hecho, como lo comentamos aquí hace un mes, esta organización logró que los actuales candidatos presidenciales, respaldaran la idea de crear una nueva Secretaría de Ciencia y Tecnología. Otra es la Red Nacional de Organismos y Consejos Estatales de Ciencia y Tecnología (Rednacecyt).

Probablemente la comunidad científica no sea muy numerosa, pero las formas de representación y las organizaciones del sector han crecido notablemente y han tornado más compleja la regulación del sistema.


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