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El papel de la ANUIES en la hechura de las políticas de educación superior en México
Roberto Rodríguez Gómez
Campus Milenio Núm 462 [2012-05-17]
 

La próxima semana (20 y 21 de mayo), la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) presentará a los candidatos en la contienda presidencial el documento Inclusión con Responsabilidad Social: una nueva generación de políticas de educación superior, que contiene las propuestas que la Asociación ha elaborado, deliberado y aprobado para recomendar su integración al próximo Plan Nacional de Desarrollo y a los correspondientes programas sectoriales y especiales.

Entre otras propuestas han trascendido tres de señalada importancia: Primera, generar una dinámica de expansión y crecimiento del sistema con el horizonte de alcanzar, hacia el 2012, una tasa de cobertura bruta escolarizada de al menos el cincuenta por ciento del grupo de edad relevante. Segunda, establecer una nueva Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación encargada de articular, de manera sectorial, el conjunto de políticas y acciones que corresponde a las funciones de docencia, investigación y desarrollo aplicado de conocimientos. Implementar fórmulas multianuales para el financiamiento de las instituciones y programas del sector.

Las tres propuestas son relativamente novedosas e implicarían cambios de forma y fondo de gran magnitud. Está por verse la réplica de los candidatos al respecto, y desde luego las opciones prácticas para aterrizar dichas recomendaciones. Lo que conviene resaltar es que el proceso, como tal, reviste una especial trascendencia al marcar el punto de inicio para la negociación de las futuras políticas de educación superior, ciencia y tecnología del país, aunque no es un ejercicio inédito. El presente artículo se propone ofrecer, a modo de contexto, una visión retrospectiva del papel que ha jugado la ANUIES en la hechura de las políticas de educación superior desde los años setenta.

En 1978 un grupo de trabajo de la ANUIES y la SEP elaboró la ponencia La planeación de la educación superior en México con la iniciativa de constituir el Sistema Nacional de Planeación Permanente de la Educación Superior (SINAPPES) conformado por instancias de planeación nacional, regional, estatal e institucional y una propuesta de Plan Nacional de Educación Superior. La XVIII Asamblea General de la ANUIES, celebrada en Puebla ese año, aprobó ambas iniciativas, con lo que dio inicio la trayectoria hacia la conformación de un sistema formal de planeación de la educación superior en México articulado en torno de las dos instancias indicadas.

A partir del establecimiento del SINAPPES se integró, en los primeros años setenta, una red de coordinación que comprendía 117 unidades institucionales, 31 comisiones estatales (COEPES), ocho consejos regionales (CORPES) y una coordinación nacional (CONPES). En 1979 el Ejecutivo federal apoyó la propuesta de planeación de la ANUIES a través del documento “Programas y metas del sector educativo 1979-1982”, donde, además de reconocer el SINAPPES, se asumen varios de los proyectos propuestos en el Plan Nacional formulado por la Asociación y se introduce el presupuesto por programas en el sector. No obstante este acercamiento entre la ANUIES y el gobierno federal, también en 1978 se aprobó la Ley de Coordinación de la Educación Superior y en ella no se registra el sistema de coordinación propuesto por la ANUIES. Poco después, se autorizó una modificación en la estructura de la SEP para dar lugar a las subsecretarías de Educación Superior e Investigación Científica (SESIC) y de Educación e Investigación Tecnológica (SEIT) con el encargo de coordinar las universidades públicas y los institutos tecnológicos, respectivamente.

En 1981, al término del sexenio de José López Portillo, la CONPES aprobó un documento titulado “Plan Nacional de Educación Superior. Lineamientos generales para el periodo 1981-1991”. Entre 1982 y 1988, años de la gestión del presidente Miguel de la Madrid Hurtado, el ejercicio de planeación se plasmó en diversos estudios y documentos así como en el Programa Nacional de Educación Superior (PRONAES) en sus versiones de 1984 y 1985 y, en una segunda etapa que se inició en 1986, a través de la formulación del Programa Integral para el Desarrollo de la Educación Superior (PROIDES), aprobado por la CONPES en octubre de ese año. A través del PRONAES, de muy efímera duración, se instaura por primera vez la estrategia de proporcionar a las IES apoyos suplementarios a su presupuesto ordinario y se propone condicionar la renovación de subsidios especiales a la evaluación de resultados. El PROIDES, por su parte, rescata los principios del Plan Nacional de Educación Superior de 1978, propone la reactivación del SINAPPES y sugiere una serie de proyectos, ordenados como proyectos nacionales, programas estatales (PEIDES) y programas institucionales (PIDE) de Educación Superior. En 1988 se hizo una evaluación crítica de los logros y limitaciones del PROIDES, donde se destaca el escaso impacto que había tenido el Programa para alcanzar los objetivos de mejora postulados y su también poca repercusión en alentar procesos de integración de los subsistemas que conforman la estructura de educación superior en México.

En 1988, en la inminencia de cambio de gobierno, la Asociación aprobó el documento “Declaraciones y aportaciones de la ANUIES para la modernización de la educación superior”, en cuyo contenido la administración entrante (Carlos Salinas de Gortari, 1988-1994) basó la redacción del capítulo sobre el sistema en el Programa de Modernización Educativa (PME). La política de la educación superior asumió, a partir de ese momento, un cambio de dirección importante, cuyos ejes fundamentales fueron: a) el impulso de modelos de planeación estratégica en lugar de los anteriores esquemas de planeación sistémica; b) el énfasis en la evaluación de procesos y resultados; y c) la operación de programas de apoyo al financiamiento como instrumentos para impulsar la transformación de la educación superior pública. Esto no quiere decir que se haya abandonado la estrategia de conformar instancias de articulación de las IES en los ámbitos nacional, estatal y regional; por el contrario, a medida en que los procesos de expansión y diversificación han madurado, se ha hecho más evidente la importancia de contar con organismos intermedios para la gestión del sistema.

El ejercicio de propuestas de la ANUIES para la administración de Ernesto Zedillo Ponce de León se concretó en el texto, suscrito por el Consejo de Universidades Públicas e Instituciones Afines (CUPIA), “Avances de la universidad pública en México”, publicado por la Asociación en 1994. En éste se establecen los aspectos que, desde la óptica de los rectores, permitirían una continuidad de políticas. Para el siguiente sexenio se presentó a los candidatos presidenciales, y posteriormente al presidente electo Vicente Fox Quezada, el documento: La educación superior en el siglo XXI. Líneas estratégicas de desarrollo. Un a propuesta de la ANUIES, aprobado en noviembre de 1999. El texto constituyó el marco de referencia de los programas para la educación superior propuestos en el Programa Nacional de Educación 2001-2006 del Ejecutivo Federal en funciones, además de que fijó una perspectiva de mediano y largo plazo para el desarrollo del sistema que la Asociación reconoce como sustento de las propuestas que posteriormente se han elaborado.

En 2006 la ANUIES formuló un nuevo documento: “Consolidación y avance de la educación superior en México”. El mismo se presentó, en una versión sintética, a los candidatos en la contienda presidencial de hace seis años y, en su versión extensa, al presidente electo Felipe Calderón Hinojosa. Como se sabe, del pronunciamiento de ANUIES provino la meta de alcanzar, en el actual sexenio, una tasa de cobertura equivalente al treinta por ciento del grupo de edad de 19 a 23 años, así como establecer un amplio programa de becas para mejorar la equidad de acceso y permanencia en el sistemas, lo que dio origen al Programa Nacional de Becas para la Educación Superior (PRONABES).

Con este somero recorrido salta a la vista la continuidad de un esquema de negociación entre las instancias de generación de políticas de educación superior y la ANUIES. Este esquema está por enfrentar un nuevo capítulo y es sin duda interesante seguir la pista de las propuestas desde su formulación original hasta su cristalización, si es el caso, en las instancias de planeación y gobierno del nuevo Ejecutivo Federal. Ya se verá.


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