Quien esto escribe, ha sido convidado a pasar el segundo semestre del 2006 en la Universidad Federal de Goiás (UFG), en Brasil como profesor visitante extranjero. Así que, con la venia de los lectores, a partir de ésta mandaré mis colaboraciones con comentarios fundamentalmente del contexto universitario de dicho país. Para quien se pregunte sobre la ciudad de Goiania, diré que es la capital del estado de Goiás, en el centro-norte del inmenso país sudamericano. Para mayor referencia, Brasilia, la capital federal también se encuentra en dicho estado, a poco más de 200 km de Goiania. La distancia a las ciudades brasileñas es grande: 950 km de Sao Paulo y casi 1,500 de Río de Janeiro. La ciudad mencionada es de creación muy reciente, pues la primera piedra fue colocada apenas en 1933. Para los estándares brasileños, el tamaño de su población es pequeño, sólo 1.5 millones de habitantes, aunque presenta un crecimiento muy dinámico en este respecto. Es calurosa y muchas de sus mujeres son de una belleza roba el aliento, por decir lo menos.

La UFG es una institución de muy reciente creación. En 1960 se fundó como universidad mediante la fusión de las facultades existentes en ese tiempo: Derecho, Farmacia y Odontología, Medicina, la Escuela de Ingeniería y el Conservatorio de Música. Actualmente ofrece 59 cursos de pregrado o licenciatura. En el posgrado, la oferta consiste en 30 programas (10 de doctorado y 20 de maestría). La calidad de éstos es evaluada de manera regular por la Coordinación para el Perfeccionamiento del Personal Docente de Nivel Superior (CAPES), un organismo dependiente del Ministerio de Educación. Una evaluación alta permite a las unidades académicas ser incluidas en los programas de financiamiento de actividades tales como becas a estudiantes y programas de intercambio, entre otras. En las actividades de promoción de la investigación también participa otra instancia gubernamental conocida como Coordinación Nacional de Fomento a la Investigación (CNPq), organismo con funciones muy semejantes a las que en México realiza el CONACyT.

De sus poco más de 17 mil estudiantes de esta universidad, 14,118 son de pregrado y 2,219 cursan algún programa de posgrado y algunas otras modalidades. En 2005 el profesorado de la UFG, estaba integrado por 1,180 profesores definitivos y 249 no definitivos. De los primeros, casi el 90 por ciento tenía formación de doctor o maestro y el resto contaba con especialidad o licenciatura. En cuanto a la investigación, la universidad cuenta con 168 grupos de investigación, en los que participan 574 profesores, más de 600 estudiantes y 154 técnicos, representando más de 300 líneas de investigación.

Para el desarrollo de las actividades académicas, la UFG cuenta con 6 campi: dos en Goiania, la capital; tres en otras ciudades del estado: Catalao, Jataí y Firminópolis, así como uno en Porto Nacional, en el vecino estado de Tocantins. Como es de suponer, los dos campi de la capital albergan la mayor parte de los cursos y actividades académicas y administrativas de la institución. Uno de ellos, de menor extensión, se localiza muy cerca del centro de Goiania, y en él se ubican siete facultades, el Instituto de Enfermedades Tropicales y Salud Pública y dos escuelas de ingeniería. El campo II, situado en la parte norte de la ciudad y con una extensión mucho mayor, es la sede de otras actividades académicas (institutos y facultades de ciencias, humanidades y ciencias sociales), así como la biblioteca principal y la administración central. Hay que señalar, que el estado también cuenta con otra universidad pública, de carácter estatal (Universidad del Estado de Goiás) y una institución privada muy grande, la Universidad Católica de Goiás, así como otras de menor tamaño.

Creo que esta pequeña, pero pujante y dinámica ciudad del centro de Brasil, ejemplifica la diversidad institucional de la educación superior brasileña actual. Por supuesto que enfrenta problemas que, hay que subrayar, se parecen mucho a los de nuestro país y a los de otras naciones de la región latinoamericana: bajos presupuestos, problemas de acceso y exclusión (sobre todo de minorías raciales), entre otros. Ello a pesar que en los últimos años, el gobierno federal ha realizado fuertes inversiones para fortalecer la enseñanza superior y desarrollar las actividades científicas y tecnológicas. De estos y otros temas daremos cuenta en las próximas colaboraciones.