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Vigésimo aniversario del COMIE: lo logrado y lo que falta
Armando Alcántara Santuario
Campus Milenio Núm. 538, pp.12 [2013-12-05]
 

Por duodécima ocasión se llevó a cabo hace un par de semanas el Congreso Nacional de Investigación Educativa, que cada dos años organiza el COMIE. En esta ocasión, la sede fue Guanajuato, con su belleza colonial y los hermosos cerros que la rodean. El tema que aglutinó la amplia gama de actividades (conferencias magistrales, conversaciones educativas, ponencias, presentaciones y exposición de libros, entre otros), fue “Aportes y reflexiones de la investigación para la equidad y la mejora educativas”. El XII Congreso coincidió con la celebración de las primeras dos décadas de existencia del COMIE. Desde su fundación, esta asociación ha ido cumpliendo—de manera gradual pero inacabada—sus propósitos iniciales de fomentar la investigación educativa y agrupar a sus practicantes, buscando de esa manera, como lo señaló alguna vez Pablo Latapí, mejorar la educación del país.

Sin duda, como ya lo han señalado en este mismo suplemento los colegas Roberto Rodríguez (28/11/2013) y Pedro Flores (28/11/2013), es de elemental justicia reconocer los logros que el COMIE ha alcanzado en todo este tiempo. Entre ellos hay que destacar la organización bianual ininterrumpida de los congresos nacionales; en ellos se moviliza la mayoría de los socios para participar desde la planeación del programa hasta en las actividades operativas más puntuales. Además, el número de asistentes venidos de todas las entidades del país es cada día mayor, e incluso lo es también de quienes llegan del extranjero. Asimismo, la creación de la Revista Mexicana de Investigación Educativa, misma que está incluida en el Índice de Revistas del CONACyT y en varios de prestigio internacional. Otro más es la publicación (por tercera vez) de los Estados del Conocimiento, los cuales constituyen el balance sistemático y analítico de la producción realizada en una década en la materia. También ha continuado promoviendo la formación de investigadores mediante la organización, dentro del Congreso, del Encuentro Nacional de Estudiantes de Posgrado y el otorgamiento de reconocimientos a las mejores tesis de maestría y doctorado en investigación educativa. Dentro del impulso a la investigación en temas educativos a nivel nacional, ha continuado estimulando la formación de núcleos regionales y estatales, algunos de los cuales han comenzado a realizar sus propios encuentros académicos por estado y por región. La membresía del COMIE ha ido aumentando y en la actualidad asciende a poco más de 450 socios. Puede decirse entonces, que gradualmente y gracias al trabajo de sus integrantes, el Consejo muestra una clara madurez.

Sin embargo, como en toda organización, sus logros no pueden soslayar las tareas pendientes, sobre todo en un país en el que las desigualdades y los rezagos en materia educativa siguen siendo todavía enormes. Más aún, dentro del actual panorama de la educación mexicana, en el que la Reforma Educativa impulsada por el actual gobierno y aprobada por las cámaras de diputados y senadores en medio de grandes polémicas, tiene aún un largo y difícil camino para su puesta en marcha. Su responsabilidad es grande, toda vez que entre sus integrantes se encuentran los investigadores más reconocidos del país. Si bien las decisiones en materia de política educativa por parte del gobierno no siempre toman en cuenta el conocimiento experto, es menester que dicho conocimiento esté disponible para cuando se requiera. Es bien sabido que las y los actuales integrantes de la Junta de Gobierno del Instituto Nacional de Evaluación de la Educación (INEE) fueron miembros destacados del COMIE y tienen ahora entre sus manos la complicada tarea de establecer los criterios para evaluar diversos aspectos claves del sistema educativo nacional. En este mismo sentido, está como uno de los temas más desafiantes, sus relaciones con las autoridades educativas de distintos niveles. Aunque sólo en pocas ocasiones el COMIE ha manifestado la opinión de sus asociados sobre las políticas educativas de los gobiernos en turno, es de suponer que siempre contará con los elementos suficientes para dar una valoración informada. Un ejemplo concreto de las vicisitudes en la relación con las autoridades federales fue el anuncio que hizo el Secretario de Educación durante la inauguración del XII Congreso Nacional de Educación Educativa, en el sentido de que el gobierno federal donaría una sede para las oficinas del COMIE. Si bien la búsqueda de esa sede ha sido un anhelo de la organización a lo largo de muchos años y el ofrecimiento causó beneplácito entre los miembros de la organización, hubo algunas voces discordantes que previnieron que aceptar la oferta podría coartar la libertad del COMIE para analizar y criticar las medidas gubernamentales en materia educativa, en una especie de intercambio de favores. Ante esta situación y para evitar cualquier tipo de suspicacias, parece muy necesario que el Comité Directivo maneje el asunto con la mayor transparencia. Hay que añadir también que dado el creciente número de asistentes, la tarea de organizar los Congresos de Investigación Educativa es cada vez más compleja y costosa, requiriendo del apoyo financiero de autoridades educativas de distinto orden y de otros patrocinadores. No obstante, la ayuda hasta ahora no ha significado la intromisión en los temas a analizar, ni en la manera de organizar los trabajos.

Otros pendientes para el futuro serán la realización de acciones que vayan abonando el terreno para el cambio generacional que no sólo será inevitable en esta organización sino en el conjunto del personal académico del sistema educativo nacional. Un asunto más será el fortalecimiento de las relaciones con otras asociaciones de características similares en otros países, no sólo con las de habla inglesa—como sucede actualmente—sino con las de Iberoamérica. Otra será el fortalecimiento de grupos de investigadores en las diversas entidades del país, buscando apoyar en mayor medida aquellas más incipientes. Finalmente, el reforzamiento y la actualización de sus mecanismos de funcionamiento como organización tendrán que ser una tarea permanente para cumplir de mejor manera con sus objetivos. Son desafíos nada fáciles, pero muy estimulantes para el futuro de esta agrupación que tiene como materia de trabajo el estudio de los procesos educativos en sus más variadas dimensiones.


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