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Políticas para desarrollar las humanidades
Humberto Muñoz García
Campus Milenio Núm. 541 [2013-12-26]
 

A fin del año, uno realiza balances de la situación en la que está inmerso. En este 2013, el PIB cayó más de dos puntos y el número de pobres aumentó cerca de un millón. La economía no creció y la distribución del ingreso mantuvo una enorme desigualdad.

Se hicieron varias reformas. Las más notables fueron: i) la educativa, por la reacción del magisterio y; ii) la energética, por las formas que siguió su aprobación en el Congreso, que mostraron los escasos avances de la democracia mexicana. La clase política dejó mucho que desear.

La sociedad, por su lado, se comportó con una actitud de acentuada apatía sobre la definición de su futuro. La crisis de la moral social, del orden simbólico, no dio para exigirle más.

El balance me dejó lleno de inquietudes. Vamos a entrar al 2014 con grandes dificultades para trabajar a favor de una salida a la crisis, que es de fondo, por el descredito y desconfianza en las instituciones. A lo que se suma la pérdida de cohesión y solidaridad, de identidad con la nación que, de no recuperarse, abonarán a un panorama de mayor incertidumbre.

La situación demanda que el sistema educativo vaya al rescate de las humanidades, para generar actitudes y valores que nos ayuden como sociedad. Concluir una etapa en la que, políticamente, las humanidades han sido dejadas de lado junto con la ciencia.

Entramos al siglo XXI con escuelas y universidades donde impera una lógica economicista que ha significado suspender y hasta cerrar materias y carreras humanísticas, por su “poca utilidad” para el sistema productivo, y porque en una sociedad sin empleo no se justifica dedicar recursos a formar personas que no van a encontrar trabajo, sí se dedican a la filosofía, a la historia o a las artes. Este tipo de argumentos emanan cuando hay sistemas autoritarios, o visos de autoritarismo político, que son los que frenan a las humanidades desde el poder, en situaciones de anomia social. Los grupos dominantes, nacionales y globales, tienen más interés en el control ideológico, que en resaltar las ideas, los valores éticos y estéticos, la literatura y el arte.

El apoyo a las humanidades es tan magro y tan poco estimulado que el 28 por ciento de 32 universidades autónomas en el país, no tiene ninguna carrera humanística. En el 41 por ciento se enseña una o dos carreras de este campo. Mientras que aquí se desprecia a las humanidades, en las naciones desarrolladas hay pronunciamientos para recuperar la enseñanza y la investigación humanística (e.g Lloyd,2013).

Para salir de la crisis, la enseñanza de las humanidades es importante: forma en un conjunto de saberes y conocimientos sobre las capacidades del ser humano para crear, pensar y sentir. Las humanidades exigen reflexión y enseñan a reflexionar, a ubicarse frente a los otros y ante el contexto social. En medio de una crisis son fundamentales para apoyar impulsos civilizatorios.

Todos queremos vivir en una sociedad mejor, igualitaria e incluyente. Y, por eso, queremos una educación que ligue la ciencia y la técnica con un enfoque humanístico, que desarrolle el pensamiento crítico. Queremos una sociedad habitada por personas que puedan cultivar las capacidades de reflexión como elementos indispensables de toda democracia.

En el libro de Marta Nussbaum, Sin límites de lucro. Por qué la democracia necesita de las humanidades, se muestra las razones por las cuales las humanidades son esenciales para que prevalezca el respeto y el interés por el otro. También, para que en el ejercicio de la ciudadanía predomine la tolerancia, proyectada en el ámbito nacional y global. Todos somos responsables por el mundo. Las humanidades inculcan futuro y valores para el disfrute material, fuera de las fronteras del consumismo.

Si bien entiendo a Nussbaum, sociedades que están pasando por lo que ocurre en la nuestra, requieren personas autónomas y reflexivas, comprometidas con su sociedad y consigo mismo, para impulsar el desarrollo. Formadas en lo que el saber de las humanidades engendra.

Las universidades públicas y autónomas son el lugar para que se desarrollen las humanidades. Sugiero que se forme un grupo de trabajo que estudie los problemas de este campo de conocimiento y haga recomendaciones para resolverlos. Que se estimule la presencia de los investigadores en la realidad social y que la investigación sea comunicada a públicos fuera de la academia, para que tenga impacto. Que la evaluación sea apropiada a los modos de crear conocimiento humanístico, y que se abran espacios académicos con una organización de la investigación pertinente a estas disciplinas.

Asimismo, consolidar grupos académicos, fortalecer los posgrados y, también, las licenciaturas con orientación aplicada, generar medios para hacer visible la producción intelectual en palabras e imágenes, redes sociales del conocimiento y foros de filosofía que recojan nuestras tradiciones en este terreno, y coadyuven a construir conciencia, sentido de pertenencia y respaldo social.


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Last modification: April 29 2020 11:44:32.  

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