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Preguntas sobre las perspectivas futuras de la Universidad
Humberto Muñoz García
Campus Milenio Núm. 561 [2014-05-29]
 

El devenir de las universidades en México habrá de considerar varios aspectos ligados a la globalización. Este proceso ha significado un viraje de la dinámica de la educación superior en el mundo, y ha afectado, de varios modos, a nuestras instituciones universitarias. Los rankings internacionales, el mercado académico mundial y la construcción de world class universities son aspectos que nos impactan, por el efecto demostración de las rutas a seguir por las instituciones nacionales.

Las instituciones de educación superior, en México, se han integrado a un sistema que se ha desarrollado conforme a necesidades o prioridades del país, según la legislación que ordena su organización y funcionamiento. También, conforme a políticas de Estado dictadas por quienes han controlado el gobierno y el poder público. El impacto de las tendencias globales ocurre, entonces, bajo estas circunstancias.

La política gubernamental ha auspiciado la expansión del sistema de educación superior, que está compuesto de varios subsistemas. Las instituciones están diferenciadas, entre y dentro de cada subsistema, por sus fines, medios, y públicos a los que atiende. En el subsistema público, como en el privado, hay diferencias institucionales notables, en cuanto a capacidades académicas, científicas, culturales e intelectuales. La diferenciación, como resultado del devenir histórico del sistema, es el dato estructural clave para pensar lo que sigue. Es importante mencionar que, las instituciones públicas representan, aproximadamente, casi un tercio del total y atienden a dos tercios de la matricula.

La forma, distribución y características de las instituciones que forman el sistema de educación superior y la desigualdad de capacidades académicas, intervienen en las relaciones educativas y científicas de México en el campo internacional. No todas las instituciones del sistema tienen condiciones e intereses para participar en dicho campo. Asimismo, dado nuestro sistema, los fenómenos y procesos que ocurren con la globalización tienen un impacto distinto en cada una de las instituciones que forman parte del conjunto nacional.

Dicho lo anterior, expreso algunas preocupaciones sobre lo global y la educación universitaria en el país. En la pasada Cumbre de Toluca, celebrada en Febrero de este año, se acordaron dos puntos que tienen relación con nuestro sistema educativo superior: lo relativo al capital humano que se va a necesitar, y que involucra a actores privados y académicos y; en segundo lugar, lo relativo al intercambio académico y la movilidad estudiantil, que implica multiplicar por miles a los estudiantes mexicanos que van a ir al norte y recibir miles de norteamericanos y canadienses en México.

Se plantea entonces, ¿Qué instituciones del sistema en México se van a vincular con las instituciones de los países del norte? ¿Quiénes van a ir y quiénes van a venir? ¿Podremos mandarlos y recibirlos adecuadamente? ¿En qué idioma se van a dar los cursos? ¿Se van a cubrir todos los campos de conocimiento? ¿Los acuerdos implican que se sigan instalando en México universidades norteamericanas? ¿Qué duración tendrán las estancias?¿Cómo se van a manejar los temas de titulación y el intercambio de prácticas? ¿Cuánto dinero público y privado se utilizará para pagar los intercambios? ¿El intercambio nos va a ayudar a contar con los recursos humanos que necesitemos? Muchas preguntas esperando respuesta.

Por lo demás, habrá que cuidar: el creciente interés de instituciones privadas por el desarrollo transfronterizo de la educación superior, que es un estimulo importante a la privatización. Y, también, la fuga de cerebros. Ruy Pérez Tamayo decía, uno de estos días, que los científicos en México son una especie en extinción: no tienen donde trabajar y los que se forman afuera encuentran mejores condiciones laborales en el extranjero.

Además, el acuerdo contempla establecer convenios para hacer investigaciones conjuntas y formular procesos de innovación. Entonces, ¿Se va a contratar doctores dedicados, mayormente, a investigar? ¿Se va a fortalecer a todas las universidades que puedan volverse universidades de investigación? ¿Hay voluntad para soltar las ataduras que tienen esclerotizada a la academia mexicana?

Si aspiramos a una integración más estrecha con lo global, a tener más y mejores investigadores, instituciones de más alta calidad, ¿la política será aparecer en los rankings internacionales? ¿Implicará una mayor movilidad internacional de los académicos? ¿Se considera, con la urgencia debida, romper la mala distribución de las capacidades institucionales? ¿Cuáles van a ser los mecanismos de intervención del gobierno en la educación superior?

La educación superior mexicana tiene frente a su desarrollo un proyecto cultural de largo alcance, formulado por quienes gobiernan. Tal proyecto pretende sentar las bases para una integración más profunda de nuestro país con los países del norte. Eso es lo que se persigue en el fondo. Analicemos y discutamos en la academia qué nos conviene y cómo desarrollar fuerzas para que, en lo global, nuestras universidades sirvan para darle, a las futuras generaciones de mexicanos, ventajas para vivir en su país.


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