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Pensar el futuro de la universidad
Humberto Muñoz García
Campus Milenio Núm. 602 [2015-04-09]
 

Las universidades son instituciones que se han extendido y transformado a lo largo de la historia, hasta volverse, hoy en día, organizaciones muy complejas. Las públicas son parte del Estado, producen y proporcionan conocimientos en las disciplinas y ramas del saber. Crean símbolos que se integran a la cultura de sus estudiantes y de la sociedad. Conceden diplomas, títulos y grados. En su seno existe la comunidad académica: profesores, investigadores, técnicos y estudiantes. Las relaciones de la comunidad y las autoridades están regidas por un marco jurídico que establece la forma del gobierno universitario.

¿Hacia dónde van las universidades públicas? Un ejercicio de prospectiva sobre el futuro previsible de la UNAM hacia el 2025 se encuentra en el libro de Martínez, Seco y Wriedt (1996). También, en la UNAM, el grupo encabezado por Casez, Ibarra y Porter (2010) hizo un trabajo colectivo sobre la universidad pública en el 2030. Cada texto tiene su propia perspectiva, pero, en ambos, hay ideas que ilustran la necesidad de crear una universidad distinta a la que tenemos, en los próximos años, y resignificar lo que hacemos los universitarios para la sociedad.

En el Seminario de Educación Superior (SES) de la UNAM, no hemos dejado de preocuparnos por la universidad que hace falta. En la página web del SES hay un texto colectivo que intenta sentar algunas bases para elaborar un proyecto de cambio del sistema de educación superior y, en particular, de la universidad pública, que responda a las necesidades actuales de México, enmarcadas dentro de la globalización y los cambios que este tipo de instituciones está experimentando en el mundo. En este cuaderno, también, se propone revisar el modelo de gobierno y la gobernabilidad universitaria para contra restar el creciente burocratismo.

Por otra parte, en la Revista Perfiles Educativos (núm.147) acaba de aparecer un texto de varios autores sobre los desafíos de las universidades de América Latina y el Caribe ¿Qué somos y a dónde vamos? Se trata de un documento en el que se delinea el marco histórico estructural de la región dentro del cual se hacen una serie de planteamientos sobre los desafíos que van a enfrentar nuestras universidades en el futuro inmediato.

Hay más trabajos que pueden consultarse sobre la ruta a seguir por la universidad pública. Los textos citados están llenos de ideas, y propuestas oportunas, para nutrir a las políticas públicas que se formulen para el cambio educativo en estos días. Con responsabilidad, hay que fortalecer a nuestras universidades para entregarlas a las generaciones que vienen.

Llamo la atención al problema del cambio institucional, porque la época que sigue conlleva riesgos e incertidumbres, tal como se registran en los reportes sobre las tendencias globales hacia el 2030, que seguramente tendrán un enorme efecto en el país, dada su evolución reciente.

En el ámbito demográfico habrá un persistente crecimiento de la población. Las proyecciones indican que en los próximos 15 años se van a agregar unos 1,500 millones de personas a la población mundial. Y eso supone, alimentos, agua y vivienda, y mejores políticas agrarias que ayuden a la sustentabilidad. Asimismo, habrá envejecimiento de la población, con una esperanza de vida en crecimiento por los avances de la medicina. Población y salud son un tema de primer orden. Y, con el envejecimiento, en los países desarrollados, es de esperar incrementos en los flujos migratorios hacia ellos.

Corremos riesgos severos por el cambio climático, los problemas de energía y el consumo de petróleo y sus derivados; esto estimulará transformaciones económicas relevantes en el ámbito mundial. Habrá, probablemente, un cambio geopolítico, girando el eje hacia los países asiáticos, hacia algunos de los BRICS; aparecerán nuevos liderazgos regionales. Estados Unidos dejará de ser la primera potencia económica, sin que tenga que disputar su poderío militar. Buscará tener mayor influencia sobre el área latinoamericana, siendo una de las fuerzas externas, que en unión de otras externas e internas, desatadas por movimientos sociales, podrían provocar situaciones de inestabilidad social en varios puntos de la región.

Agrego dos cosas más: una, la aceleración del cambio tecnológico, avances en la medicina, la biotecnología, la nanotecnología, etc. Dos, será fundamental que la educación superior enfatice las humanidades y la ética, para crear ciudadanos responsables, “que por ser razonables y racionales (tengan) el deber de la civilidad para construir la razón pública (LMO,2011)”. Ambos son imperativos para salir adelante.

En cada tiempo y lugar hay que preguntarse sobre el significado y los fines de la universidad pública. Puestos todos los puntos en el contexto nacional, estamos obligados a pensar en una agenda inicial a ser atendida por parte de nuestras instituciones educativas. También, a manifestar que las universidades tendrán que cambiar sin intervenciones externas. Los cambios que se realicen serán exitosos sí, y sólo sí, se respeta la autonomía y la comunidad académica participa en su definición y ejecución.


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Last modification: April 29 2020 11:44:32.  

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