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Un 15 de mayo para recordar
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm. 607, pp.5 [2015-05-14]
 

La fecha emblemática de este 15 de mayo en las escuelas será, como siempre, el día del maestro. Pero tal vez, por primera vez y de aquí en adelante, será más recordado por las nuevas condiciones para el desempeño de la actividad de profesores de educación básica y media superior. Un cambio notable en las reglas de juego.

Todavía no se sabe cómo ni en qué terminará el proceso de reforma en marcha. De hecho, apenas nos enteramos que la descentralización de la nómina educativa, una de las decisiones clave del Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica de 1992 y que dio lugar a la Ley general de educación al año siguiente, no fue una buena idea. Ahora está en operación el camino inverso: el gobierno federal vuelve a tomar el control de los recursos para la entidades federativas a través del Fondo de Aportaciones para la Nómina Educativa y el Gasto Operativo (Fone).

Sí conocemos cómo inició el actual proceso de reforma. Desde la celebración del Pacto por México en los primeros días de la actual administración que anunció una “reforma legal y administrativa” con tres objetivos: incrementar la calidad de la educación básica; aumentar la matrícula y mejorar la calidad en la media superior y superior; y “que el Estado mexicano recupere la rectoría del sistema educativo nacional, manteniendo el principio de laicidad”.

En el mismo documento se plasmaron las acciones, firmadas como compromisos, que se pondrían en marcha en los meses siguientes. Por ejemplo, el Sistema de Información y Gestión Educativa, a partir del Censo de Escuelas Maestros y Alumnos (compromiso 7), la autonomía para el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación o la creación del Servicio Profesional Docente (compromiso 12), entre otros.

En particular, en el compromiso 12 quedó perfilada por primera vez la idea de los concursos de oposición a gran escala para ingreso y promoción de los profesores de educación básica. Una de las medidas más polarizantes de la reforma. De hecho, por eso algunos analistas la calificaron de reforma laboral, más que educativa. Lo cierto es que, a diferencia del manejo discrecional con el que se conducía previamente, planteó un mecanismo público para la selección y promoción de profesores. En el documento del Pacto se anotó: “se establecerá un sistema de concursos con base en méritos profesionales y laborales para ocupar las plazas de maestros nuevas o las que queden libres. Se construirán reglas para obtener una plaza definitiva, se promoverá que el progreso económico de los maestros sea consecuente con su evaluación y desempeño, y se establecerá el concurso de plazas para directores y supervisores”.

En los meses siguientes se realizaron velozmente los cambios normativos. En la misma Carta Magna quedó asentado que “el Estado garantizará la calidad en la educación básica” de forma que materiales educativos, organización escolar, infraestructura educativa e “idoneidad de los docentes y directivos garanticen el máximo logro de aprendizaje” (Artículo 3ro DOF. 26.02.2013); lo mismo que la autonomía del INEE y el Servicio Profesional Docente (artículo 73). Luego se elaboraron las leyes secundarias, se instalaron órganos, formularon lineamientos y los mecanismos necesarios para ponerlos en marcha.

En julio del año pasado se llevó a cabo el primer concurso de selección de docentes. Una de los primeras acciones importantes. Según las cifras oficiales, en ese primer concurso se registraron poco más de 194 mil aspirantes, aunque solamente participaron en el proceso de evaluación alrededor de 166 mil. El resultado que más se destacó fue el bajo porcentaje de profesores idóneos (entre 40 y 25 por ciento en educación básica, dependiendo del tipo de evaluación presentada. INEE. Los docentes en México. Informe 2015).

Tal vez uno de los aspectos que vale la pena notar es que el proceso de reforma ha puesto en evidencia, más claramente, la precariedad de información estadística sobre el sistema educativo nacional con la que contamos, pero también con la que han operado las decisiones de política. No solamente se trata del desempeño de profesores. Apenas contamos con algunas certezas derivadas de la información elemental del Censo de Escuelas, Maestros y Alumnos de educación básica, como la cantidad efectiva de profesores que se desempeñan en las aulas, su distribución por función docente, el sexo o grupo de edad, por ejemplo.

Quizás para este 15 de mayo debiéramos comenzar, literalmente, por (re)conocer a los profesores del sistema educativo nacional. No estaría nada mal menos improvisación y prejuicios.


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