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Un aniversario más del Padrón de Calidad
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm. 634, pp. 4 [2015-11-26]
 

Está por cumplirse el 15 aniversario de la puesta en marcha del Padrón Nacional de Posgrados de Calidad y sumarían 23 años si se considera su antecesor, el Padrón de Programas de Posgrados de Excelencia.

La creación del Padrón de Excelencia se verificó en 1991, precisamente en el periodo que comenzó el auge de la evaluación en sus distintas modalidades. Un furor que permanece hasta el día de hoy. La principal finalidad de la iniciativa, se dijo en su momento, fue crear un sistema de acreditación de los programas de maestría y doctorado, con base en una valoración de distintos indicadores, como el personal académico a cargo del servicio (tiempo de dedicación, formación, pertenencia al SNI, productividad), desempeño del programa (avance de los alumnos, eficiencia terminal) y condiciones (infraestructura).

Los programas valorados, dependiendo de las cifras de sus indicadores, se clasificaban como rechazados, aprobados, condicionados o emergentes. El mayor incentivo para participar en la evaluación era que los programas aceptados obtenían un importante respaldo gubernamental, tanto en la forma de becas para los alumnos como de apoyo financiero para infraestructura.

Ahí comenzó la diferenciación de los programas de posgrado que por aquellos años comenzaron a crecer de forma notable. Aunque por sus características la iniciativa más bien se convirtió en un mecanismo de acreditación de programas. También permitió sentar las bases de impulso del posgrado nacional, crear un sistema efectivo para otorgar las becas de posgrado de Conacyt y evitar las inconformidades en la distribución de los apoyos.

Desde el punto de vista de las autoridades del sector y de los programas acreditados, el Padrón de Excelencia parecía la solución perfecta. Sin embargo, el funcionamiento sin mayores complicaciones llegó hasta el final de los años noventa, porque ahí comenzó la rebelión de un buen número de programas de posgrado que se quedaban fuera de ese Padrón.

Los programas excluidos argumentaron que el Padrón se concentraba en indicadores que coincidían con posgrados orientados a la investigación y no había ninguno para los posgrados profesionalizantes. En el año 2000 se integró una comisión para analizar el problema, la cual reconoció que, efectivamente, ése era el principal obstáculo y sugirió crear el Padrón Nacional de Posgrados de Calidad (PNPC).

Desde entonces, el PNPC opera de forma similar a su antecesor: discriminando la calidad de los programas, clasificándolos según sus niveles de consolidación y como un mecanismo para distribuir becas para estudios de posgrado.

En el esquema vigente del Padrón de Conacyt se reconocen cuatro categorías de programas: competente internacionalmente; consolidado; en desarrollo; y de reciente creación. Las ubicaciones se refieren a la fortaleza de los programas. Por ejemplo, los niveles más altos son los dos primeros: uno de competencia internacional, además de estar consolidado, tiene convenios de colaboración con el exterior para la movilidad de estudiantes e intercambio académico; mientras que uno consolidado solamente tiene reconocimiento a nivel nacional.

Los programas “en desarrollo” y de “reciente creación”, forman lo que Conacyt denomina el Programa de Fomento a la Calidad del Posgrado (PFCP). Los primeros, según la evaluación del organismo, tienen una “prospección académica positiva”, en tanto que los de reciente creación, como el nombre lo indica, son programas relativamente nuevos que satisfacen criterios básicos.

¿Ha sido útil el Padrón? Desde la iniciativa de 1991 no hay duda de que ha logrado establecer un mecanismo de discriminación en la amplia oferta del mercado de estudios de posgrado. En general, la tasa de aceptación ha oscilado entre el 15 y el 25 por ciento del total de programas existentes, con sus variaciones conforme nivel, entidades e instituciones.

Las cifras más recientes indican que existen 8 mil 500 programas de posgrado y de ese total solamente el 23 por ciento está incluido en el PNPC (1,943). Incluso, del conjunto de programas reconocidos solamente 175 (9 por ciento) se clasifican en el nivel más alto.

Sin embargo, tal parece que ha profundizado las diferencias entre los programas con mayores y mejores condiciones; incluso en algún momento intentó diferenciar el monto de becas conforme su clasificación. Además, aunque ha disminuido relativamente, persiste una concentración regional e institucional de programas y la diferencia entre posgrados orientados a la investigación y profesionalizantes ha quedado relativamente incierta.


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Last modification: April 29 2020 11:44:32.  

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