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App-prende: ¿Una gran escuela en línea?
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm. 664. pp. 5 [2016-07-07]
 

Tal vez porque el grave conflicto sobre la controvertida reforma educativa ocupa el centro del debate o quizá porque es demasiado pronto para ponderar cuál será su alcance, el caso es que suscitó poca atención y escaso interés el anunció de la puesta en marcha de una amplia plataforma educativa. Un sitio creado por la Fundación Carlos Slim y presentada por él mismo.

La idea no parece irrelevante, menos si se trata de una iniciativa de un jugador de grandes ligas como Carlos Slim y su habitual sagacidad para los grandes negocios; es una plataforma que ofrecerá contenidos educativos en línea desde nivel primaria hasta maestría.

Slim señaló: “Necesitamos refrescar la educación, hacerla divertida. La tecnología ha permitido que la gente esté comunicada y tenga la oportunidad de acceder al conocimiento. Queremos ofrecer e integrar todos esos cursos en una plataforma educativa donde todos se puedan capacitar” (MILENIO Diario 15.06.2016).

La plataforma se denomina “app-prende” (aprende.org) y ofrece contenidos educativos en diferentes áreas de conocimiento, cursos de capacitación para empleo en diversas especialidades, diplomados e incluso la posibilidad de certificación. Además, en el nivel superior permite vínculos con sitios web como Coursera o Udacity, organizaciones que ofrecen los llamados cursos online masivos y abiertos (Mooc, por sus siglas en inglés).

El director general de la Fundación Telmex, Arturo Elías Ayub, ha dicho que los contenidos ofrecidos por app-prende van de la primaria hasta maestría y son gratuitos. Suman casi un centenar de cursos, más de tres millares de videos y se supone que la plataforma está activa en 147 países. Elías Ayub dijo que: “es un cambio de paradigma donde la calidad del contenido está 100 por ciento controlada”.

Al parecer, por lo que anunciaron Slim y Elías Ayub, y seguramente es parte del motor de la iniciativa, se alentará la re-utilización de teléfonos inteligentes (“un mercado secundario”) y se potenciará la conectividad en aquellos segmentos de la población que todavía no tienen acceso a internet. Desde luego, a través de las compañías proveedoras del servicio del mismo Slim.

Es previsible que el proyecto App-prende pueda tener un mayor impulso porque han dicho que se presentará el próximo mes de septiembre a la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) para que otros países y operadores puedan ser parte de la iniciativa. La UIT es un organismo perteneciente a Naciones Unidas (basado en la asociación público-privada), especializado en tecnologías de la información y la comunicación que agrupa a casi dos centenares de países y alrededor de 700 entidades del sector privado.

Por ahora no se ve con claridad si el proyecto de la plataforma modificará sustancialmente la forma de prestar el servicio educativo, al grado de competir con el complejo y tradicional sistema escolar presencial, si su impacto será principalmente en el disputado negocio de las telecomunicaciones o si sus efectos se notarán en ambos terrenos.

Ciertamente, los dispositivos tecnológicos y las tecnologías de la información han ingresado velozmente en la vida cotidiana y han modificado nuestros hábitos y costumbres sin apenas percatarnos. Pero, frecuentemente, se pierde de vista que son solamente instrumentos o medios, y se les atribuyen más capacidades y responsabilidades de las que pueden cumplir.

No es la primera vez que Carlos Slim impulsa proyectos sociales, asociados a las telecomunicaciones, y seguramente no será la última. En este caso, lo que llama la atención es la relativa facilidad con la que creó y puso en marcha una plataforma educativa.

En contraste, se advierte la dificultad gubernamental para diseñar e implementar razonablemente bien casi cualquier acción de las que ha planteado, ya no digamos la reforma educativa. Por ejemplo, algo técnicamente similar, como la Universidad Abierta y a Distancia de México, o incluso algo más reciente y más acotado: el Repositorio Nacional.

Sí, el Repositorio es esa plataforma digital para almacenar y preservar información científica y académica financiada con fondos públicos. A la fecha todavía no existe, aunque se supone que desde hace dos años se trabaja en el plan del repositorio y ya debía estar funcionando desde hace un par de meses.

Claro, el gobierno federal y Carlos Slim son jugadores muy diferentes en una misma cancha, como también sus plataformas informáticas son dos proyectos muy diferentes, con organizaciones, finalidades y extensión también distintas. Sin embargo, no pueden dejar de notarse las diferencias en recursos y en capacidades.


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