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Ciencia y tecnología: Conversemos sobre o que tienen que decir
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm. 714, pp. 5 [2017-07-20]
 

Lo denominaron “Primer conversatorio. El otro lado de la moneda: desafíos del sistema nacional de ciencia, tecnología e innovación desde la mirada de los estudiantes de posgrado” y fue realizado en las instalaciones del Senado de la República. La iniciativa, apoyada por la Cámara alta, fue de los jóvenes y sí, fue un encuentro entre hacedores de políticas y los destinatarios de esas mismas políticas.

El encuentro es uno de los primeros intentos por zanjar el conflicto que se suscitó desde el primer trimestre de este año. Usted lo debe recordar, cuando varios estudiantes de posgrado, y muchos otros, no habían tomado nota de que en este año entraría en vigor una nueva unidad de referencia (la UMA) para todas las normas que tenían el salario mínimo como base de cálculo para otorgar incentivos. Una medida positiva que permitirá mejorar el salario sin implicar el cúmulo de leyes que estaban atadas, pero que los estudiantes piensan no les favorece. Las autoridades tampoco se ocuparon de explicarlo.

Después, el problema mayor fue que los jóvenes, cuando se inscribieron a un programa de posgrado, estaban en el supuesto de que recibirían una beca. Resultó que no, no habría becas para todos. Así que ni UMA ni nada. Las autoridades de Conacyt dijeron que les comunicaron con anticipación a los coordinadores de los programas que no habría beca para todos los estudiantes; los coordinadores lo negaron. Ahí se agravaron las dificultades.

En realidad, como había ocurrido en los años previos, la mayoría de los estudiantes que eran admitidos en programas de posgrado pertenecientes al Padrón Nacional de Posgrados de Calidad (PNPC) podían contar con una beca. Claro, los números finales estaban un tanto en función de los perfiles académicos y socioeconómicos de los jóvenes, otro tanto dependientes del número de becas recibido en cada institución el año anterior y, lo más importante, en virtud del presupuesto anual de Conacyt.

Las instituciones aceptaron, respecto del año anterior, a un mayor número de estudiantes y resultó que no todos alcanzaban una beca. Aquí lo comentamos en su oportunidad: en este año, un recorte de seis mil millones de pesos en el presupuesto que ejerce centralmente Conacyt tendría consecuencias. El asunto es que lo estudiantes se inconformaron con el recorte de becas y con la nueva base de cálculo, Conacyt permaneció impasible y solamente intervino hasta que las protestas se hicieron públicas y crecientes.

No se modificó la unidad de medida pero sí se otorgó un mayor número de becas y al parecer hasta ahí había quedado el asunto. Pero no, un grupo de jóvenes persistieron en una incipiente organización, en su demanda de mayor presupuesto para el sector y en lograr becas para todos los estudiantes de posgrado.

El martes de la semana pasada tuvo lugar el conversatorio que organizaron los estudiantes. Los temas a conversar: la incertidumbre presupuestaria del sector; las vicisitudes de ser un estudiante de posgrado en México; infraestructura científica y tecnológica; la mancuerna academia —sector productivo — gobierno; y la participación de las y los estudiantes de posgrado en la planeación de la política científica, tecnológica y de innovación.

Desafortunadamente no pude atender la amable invitación para participar, pero en cada tema estuvieron estudiantes, autoridades del sector, legisladores y especialistas. Y como lo celebró el senador Juan Carlos Romero Hicks, fue muy importante que las comisiones de Educación y de Ciencia y Tecnología de las Cámaras, “hayan logrado el propósito de hacer visible a los alumnos provenientes de 30 instituciones y 13 casas de estudios, dedicadas a las artes, humanidades, ciencias exactas y naturales, con lo cual se logró pasar de las quejas a propuestas claras” (Boletín 1681).

El conversatorio es un formato que ha impulsado Naciones Unidas con el fin acercar a ciudadanos, especialistas y autoridades en discusiones que permitan registrar aportes y construir agendas nacionales en temas muy variados. Lo característico es que son participaciones informadas pero que son relativamente informales, relajadas y que no requieren de mucha preparación.

El formato no es desconocido para Conacyt ni tampoco para el Senado, aunque sí es relativamente reciente y sí lo es para acercar posiciones encontradas. Conacyt apenas lo utilizó el mes pasado para exponer diferentes puntos de vista sobre las evaluaciones de la política científica y tecnológica que realiza, pero todas las participaciones fueron de especialistas. El Senado lo ha utilizado desde hace un par de años, con diferentes propósitos, para ventilar o intercambiar información, entre ellas la concerniente a Naciones Unidas.

Lo positivo del reciente conversatorio es que quedó instalada la posición de los jóvenes sobre la política científica y tecnológica nacional. Todavía más porque ahora, con el inicio de los cursos universitarios, regresará el tema de las becas. Lo difícil de un conversatorio, sin embargo, es llegar a un consenso y conclusiones compartidas con efectos prácticos. El otro asunto que vale la pena tener presente es qué papel desempeñan los organismos intermedios del sector.


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Last modification: April 29 2020 11:44:32.  

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