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¿Una ciudad internacional del conocimiento?
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm 172 [2006-04-06]
 

En noviembre de 2004 el gobierno estatal de Nuevo León y tres de las principales instituciones universitarias en el estado firmaron un convenio para impulsar un programa que denominaron "Monterrey, Ciudad Internacional de Conocimiento". Un cierto escepticismo despertó el anuncio. El programa no tiene una vigencia determinada, tampoco resultados cuantificables, pero probablemente más pronto de lo que cabría esperar, comenzará a mostrar resultados. Todo dependerá de que se materialicen sus acuerdos y de lo que logre el año próximo en el foro mundial que le toca organizar.

El convenio lo firmaron el gobierno de Nuevo León, la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), el Tec de Monterrey y la Universidad de Monterrey. La principal intención del programa es convertir a Monterrey y su zona metropolitana, en algo como el Silicon Valley en California o Bangalore en la India, lugares en los que el conocimiento y una base tecnológica de información y comunicación constituyen la base de la productividad y la competitividad, el centro de su economía, tanto para las empresas como para la ciudad y la región. No parece fácil convertir de la noche a la mañana un sitio para alcanzar tales propósitos, sobre todo por los requisitos que debería cumplir y los cambios normativos que habría que realizar.

Una de las primeras finalidades del convenio es la de "impulsar un régimen económico e institucional que estimule y otorgue los incentivos necesarios para promover el uso eficiente del conocimiento", lo mismo que la creación de una infraestructura que lo sustente y la formación de una red entre universidades, empresas y centros de investigación. En realidad lo que podrían ser motivo de iniciativas específicas son los cambios normativos y la infraestructura pues, como los documentos de la OCDE lo indican, si se modifica la orientación de las universidades y los centros públicos de investigación hacia las necesidades de las empresas y en éstas se fomenta su capacidad para absorber y explotar los resultados de investigación, los vínculos entre empresas e instituciones de investigación se dan casi "naturalmente".

El programa, además, planteó cinco áreas estratégicas que supuestamente concentrarán los esfuerzos de instituciones educativas y empresas: biotecnología; mecatrónica; tecnologías de la información y la comunicación; salud y nanotecnología. Por cierto, el pasado 30 de marzo, el gobierno de Nuevo León, la Universidad Autónoma de Nuevo León y la UNAM firmaron un convenio mediante el cuál esta última apoyará el fortalecimiento de las cinco áreas estratégicas y desarrollará proyectos y programas en esas áreas con la universidad estatal.

En la parte de compromisos, el convenio del 2004 reserva para el gobierno estatal la tarea de reorganización institucional (un marco jurídico para atraer a empresas e instituciones educativas, promover incentivos fiscales, la creación de infraestructura, etc.) y para las instituciones educativas el compromiso de concentrarse en las cinco áreas estratégicas y apoyar al gobierno estatal en lo concerniente al programa en marcha.

Hasta ahora solamente está en marcha el Parque de Investigación e Innovación Tecnológica, al menos la superficie de terreno en la que se planean instalar diferentes centros de investigación y desarrollo tecnológico, en principio por parte de las tres instituciones educativas firmantes del convenio, aunque también el CINVESTAV anunció en noviembre del año pasado que instalará ahí una unidad académica. Tal parece que son planes que de ser el caso y conforme los recursos financieros, poco a poco se materializarán.

Lo que pronto será un hecho es el segundo Foro Universal de las Culturas -en continuidad con el que se efectuó en Barcelona en el 2004- a realizarse el año próximo. Un encuentro de grandes proporciones y que se concentrará, según lo anunciado, en el tema de la ciencia y el conocimiento. El compromiso de organizar el Foro será la principal tarea del gobierno estatal y el mayor reto, lo es ya, a enfrentar en este y el próximo año. El problema será no solamente de logística, de recursos y de participación, sino de posibilidades efectivas de canalizar la energía desplegada para impulsar su programa de ciudad internacional del conocimiento.

Sin embargo, tal vez lo principal, más allá del Foro, es cómo lograr que Monterrey, al mismo tiempo que consigue colocarse como una ciudad tecnológicamente innovadora y competitiva, también mejora su capacidad social. Es el dilema de las ciudades planteado por Manuel Castells.


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Last modification: April 29 2020 11:44:32.  

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