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Ciencia y tecnología ¿Capacidad, honradez o austeridad en la administración?
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm. 879, pp. [2020-12-10]
 

Los ajustes en la primera línea de mando del actual gobierno han tenido y siguen teniendo amplia resonancia mediática. Sin embargo, es posible que los cambios en el segundo eslabón de la cadena jerárquica tenga consecuencias mayores, lo sorprendente es que a partir de ese nivel, hacia abajo, todo queda perdido en el insondable laberinto de las estructuras internas de las dependencias.

Desde hace más de una semana se especuló en redes sociales sobre la renuncia de María del Carmen de la Peza, directora adjunta de Desarrollo Científico del Conacyt, pero oficialmente no hay ningún comunicado al respecto. Incluso, todavía este 8 de diciembre, seguía sin aclararse institucionalmente la información correspondiente.

No obstante, desde el jueves de la semana pasada, una nota de Fanny Miranda del periódico Milenio (03.12.2020) precisó que el Conacyt había confirmado la renuncia al cargo de De la Peza desde el 1 de diciembre y que sería sustituida por Lucía Mantilla de la Universidad de Guadalajara. De todas formas, los canales institucionales permanecieron en silencio.

En realidad, los cambios en las posiciones administrativas de las oficinas gubernamentales no tienen nada de extraordinario, ocurren todo el tiempo, sea por razones personales (y la “enfermedad” es la causa más frecuente) o por evidentes desacuerdos laborales. Aunque una reiterada rotación administrativa es síntoma inequívoco de que algo no funciona nada bien en la primera línea de mando.

En este mismo espacio hemos comentado sobre la profesionalización de los servidores públicos. Y sí, los titulares de las oficinas gubernamentales deben rodearse de subordinados muy capaces y de toda su confianza. Sin embargo, en el actual periodo gubernamental, las calificaciones y la alta especialidad de las personas son atributos prescindibles. El mismo presidente de la República dijo que lo principal es: “99 por ciento es honestidad, uno por ciento es capacidad” (versión estenográfica del 13.08.2020).

La probidad, la eficiencia y la capacidad en los servidores públicos no son características excluyentes, una misma persona bien pueden reunir todas las cualidades y garantizar una gestión administrativa efectiva. Por el contrario, un personal honrado a toda prueba pero sumamente incapaz, seguramente colapsará el servicio público y los resultados estarán a la vista. “Incapaz pero honrado”

Los trabajadores al servicio del Estado tienen múltiples clasificaciones y una primera es dividirlos entre los de confianza y los de base (artículo 4 de la LFTSE). Los primeros incluyen a los funcionarios de alto nivel, como son los titulares de las dependencias gubernamentales o los que tienen un cargo de elección popular; también a los funcionarios que por su posición jerárquica tienen capacidad de decisión (mandos medios y superiores) y van de unidades departamentales hasta subsecretarios. Por su parte, los segundos, los de base, serían los empleados que son el apoyo de los dos anteriores, pero que no tienen capacidad de decisión.

La actual administración ya cumplió dos años de ejercicio y han sido muy sonados lo cambios de primer nivel: Hacienda, Imss, Semarnat, Indep, Oficina de la Presidencia o Economía. Sin embargo, los cambios en el segundo nivel (mandos superiores) han sido más numerosos y más bien han pasado desapercibidos. Desde el inicio del periodo gubernamental se redujeron el número de subsecretarías en las dependencias y el decreto de austeridad del pasado mes de abril añadió la cancelación de una decena más. Una fuerte sacudida en toda la administración.

Todas las dependencias, incluyendo organismos descentralizados, como sería el caso de Conacyt, han reducido o modificado su estructura administrativa. El organismo, por ejemplo, tenía seis direcciones adjuntas (son la segunda posición de mando) y una oficialía mayor. Según su nuevo estatuto orgánico solamente conserva dos direcciones adjuntas, cuatro unidades y tres coordinaciones. Es decir, disminuyó el nivel de sus diferentes instancias.

Además, los cambios de funcionarios en el Conacyt han ocurrido casi desde el comienzo del periodo. Seguramente usted recuerda los escándalos mediáticos por los nombramientos en la subdirección de comunicación del organismo, también en la coordinación de la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad de los Organismos Genéticamente Modificados (Cibiogem) o la renuncia de dos directores adjuntos en los primeros meses.

A la inestabilidad en las posiciones cabría añadir las restricciones impuestas por las medidas de austeridad republicana. El decreto correspondiente planteó que los mandos superiores no recibirán aguinaldo, tendrán una reducción de su salario de 25 por ciento y las dependencias limitarían en 75 por ciento el ejercicio de las partidas de gasto de servicios generales y materiales y suministros (23.03.2020).

Una combinación de factores que no favorece en nada el servicio público eficaz y eficiente. Así que tal vez tendremos funcionarios austeros y honrados, pero sin resultados o completamente adversos.

Pie de página: El 2do Informe de Gobierno de Claudia Sheinbaum tiene un apartado que dice: “Formulación y revisión de iniciativas de leyes, decretos y acuerdos de la Administración Pública de Ciudad de México” (p. 781). No incluye nada sobre una ley de educación y menos de ciencia y tecnología. Raro, muy raro. // Ahora Conacyt se atrasó con la entrega de apoyos a sus becarios, hace una semana fue con los incentivos del SNI. Advertidos.


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Last modification: April 29 2020 11:44:32.  

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