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Ciencia y tecnología: ¿Austeridad al límite?
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm. 895, pp. [2021-04-15]
 

La pandemia ha provocado que algunas naciones destinen un mayor presupuesto para reforzar sus respectivos sistemas científicos y tecnológicos. En México, antes de la contingencia sanitaria, se disipó la confianza sobre un mayor y mejor presupuesto para las actividades científicas y tecnológicas en el actual periodo de gobierno.

Los recientes pre-criterios de política económica de Hacienda para el año próximo, muestran un renovado optimismo económico para 2022. ¿También cabría tenerlo para el sector? No. El documento de Hacienda no lo tiene para el ramo 38 y desde ahora son inocultables las dificultades con los recursos.

Aquí, en este Acelerador de Partículas, hemos referido en diversas oportunidades el compromiso incumplido del presidente López Obrador en materia de financiamiento para ciencia y tecnología. ¿Usted lo recuerda?

Fue el 22 de agosto de 2018, en esa larga reunión con miembros de la comunidad académica y científica en el Palacio de Minería. Ahí recibió el documento que presuntamente sería un insumo para su programa de gobierno: “Hacia la consolidación y desarrollo de políticas públicas en ciencia, tecnología e innovación. Objetivo estratégico para una política de Estado 2018-2024”.

En la misma reunión, en su turno a la palabra, López Obrador dijo: “vamos a garantizar que la aportación en el presupuesto para ciencia y tecnología aumente, en el peor de los casos, y ese es el compromiso que hago con ustedes, porque vamos a enfrentar una situación difícil, en el peor de los casos que no se reduzca, que, en términos reales se mantenga”.

Todos sonrientes y con la convicción de que el documento entregado y el compromiso pronunciado trazarían la política del periodo. Sin embargo, con la aprobación de su primer Presupuesto de Egresos de la Federación, quedó claro que los recursos para el sector no se sostendrían en términos reales, especialmente si se toma como referencia el presupuesto de 2018. No fue así para 2019 ni para los dos años siguientes.

La operación del sistema se tornó todavía más complicada el año pasado con la incertidumbre sobre la continuidad o no de los fideicomisos públicos. Al final, fueron eliminados casi en su totalidad y el mayor número pertenecía al sector de ciencia y tecnología.

La autoridad hacendaria, lo mismo que las titulares de Conacyt y de Cultura reiteraron una y otra vez que, independientemente de lo que ocurriera con los fideicomisos, los recursos financieros no estarían en riesgo ni disminuirían. Sin embargo, tal parece que sí tuvo efectos en los compromisos contraídos.

Por ejemplo, como reportó la semana pasada el portal “La Silla Rota”, está el caso de los becarios en el Reino Unido que cursan estudios de posgrado con el fondo sectorial del Conacyt y la Secretaría de Energía. La extensión de su beca no ha sido aprobado y la autoridad del sector les ha dicho que su situación no se resolverá pronto. Así que les aconsejó: “Nuestra sugerencia es que solicite financiamiento o regrese a México y culmine sus estudios desde acá” (t.ly/axYR).

Otro tanto ocurre con la convocatoria para el Premio Nacional de Ciencias para este año emitida al final del mes pasado. A diferencia de convocatorias anteriores, en esta ocasión solamente precisa que los ganadores recibirán una medalla de oro y la cantidad de 100 mil pesos, no especifica la compensación adicional de mayor volumen (ocho veces más) que también se les otorgaba, porque “será definida con base en la suficiencia presupuestal”.

Tal vez lo de menos es la cancelación o el beneficio monetario que podría significar para la persona ganadora del premio. Lo más importante es que trasluce la incertidumbre de la propia autoridad sobre si tendrá o no recursos financieros.

Lo paradójico es que el documento con los pre-criterios de política económica incrementó su estimación de crecimiento económico para el año próximo (de 4.6 a 5.3 por ciento. p.3). Además, en el gasto total para el año 2022, anticipa un crecimiento de 3.7 por ciento respecto del año actual.

Sin embargo, en programas prioritarios del ramo 38, los que se refieren a actividades científicas y tecnológicas, respecto del año actual y en pesos corrientes, solamente considera un incremento de tres por ciento para programas de becas (de 12 mil mdp a 12 mi 380 mdp) y de 10 por ciento para el SNI ( de 5 mil 555 mdp a 6 mil 234 mdp). O sea, en términos reales, nada en el primer caso, muy poco en el segundo y seguramente peor en el resto de programas del Conacyt.

En Argentina, como lo referimos aquí hace dos semanas (Campus 893), expidieron una ley para incrementar progresivamente su presupuesto hasta alcanzar el 1 por ciento del PIB. En Estados Unidos, el presidente Joe Biden, en su primer proyecto de presupuesto, como lo reporta Nature, propone un incremento de alrededor del 23 por ciento para investigación y desarrollo, salud y cambio climático (t.ly/CBXM).

En fin, parece que las lecciones de la pandemia pasaron de largo y la austeridad en el sector se llevará al límite.

Pie de página: ¿La quinta será la vencida? El gobierno federal anunció el desarrollo de la vacuna mexicana “Patria” contra la covid-19. Pendientes de las fases de prueba.


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