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Los ministros de ciencia y tecnología
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm 247 [2007-11-01]
 

La semana anterior se reunieron en París, Francia, a convocatoria de la UNESCO, los ministros de ciencia y tecnología de más de 60 países. El propósito principal fue una mesa redonda sobre la contribución de la ciencia y la tecnología al desarrollo sostenible y cómo podría colaborar UNESCO con sus Estados miembros. El director de Conacyt estuvo programado en el encuentro. Todavía no se conoce el comunicado final pero son reveladoras las preocupaciones de cada país y la decantación de temas en más de una década de encuentros.

Generalmente, la organización de las reuniones de alto nivel, sean de UNESCO o de otros organismos internacionales, aunque tienen ejes rectores definidos, se diseñan considerando algunas de las propuestas y preocupaciones de los propios participantes.

El secretariado realizó una encuesta entre los ministros para conocer su posición sobre tres factores: cuáles eran las necesidades y prioridades de cada país; los desafíos heredados y emergentes que advertían, y algunos temas críticos adicionales de especial preocupación para los diferentes países. La mesa redonda fue organizada siguiendo esos tres ejes.

En lo que concierne a necesidades y prioridades, les presentaron a los ministros un listado de 15 temas y les preguntaron cuáles consideraban que merecían ser abordados. Los temas prioritarios para más de la mitad de quienes respondieron la encuesta fueron la capacidad tanto para formular políticas de ciencia, tecnología e innovación como estrategias para el desarrollo económico; resaltó como prioridad crear conciencia social de las oportunidades que ofrece la ciencia y la tecnología y los compromisos que demanda; o bien, promover la ciencia, la tecnología y la educación para una sociedad basada en el conocimiento.

Un poco más revelador de las distintas posiciones de los ministros fue la pregunta sobre los desafíos heredados que enfrentaba el país que representaban. En el conjunto apareció la escasez de recursos como el más mencionado, seguido de la falta de infraestructura educativa y científica, luego la necesidad de mejorar las facilidades de formación e investigación. En las respuestas individuales se advierten las diferencias.

Por ejemplo, Finlandia ve más bien como desafío heredado la internacionalización de la investigación y la innovación, o el desarrollo de infraestructuras de investigación en el ámbito global, europeo y nacional. O Japón que señala la creación de un sistema de innovación a través del financiamiento competitivo y de un sistema de investigación. Por el contrario, países como Chile, Ecuador, Hungría, México o Polonia, destacan la insuficiencia de recursos e infraestructura como los principales problemas que confrontan. En el caso de México añade las reducidas tasas de titulación anual a nivel de doctorado y el escaso número de investigadores como proporción de su población económicamente activa.

Algo similar se aprecia en cuanto a los principales desafíos emergentes. En el agregado de países, en las primeras posiciones destacan la fuga de cerebros, el cambio climático, la energía sostenible, los males infecciosos, el cuidado de la salud y el envejecimiento, o los dilemas éticos planteados recientemente por la biotecnología.

El problema de la fuga de cerebros es relevante sólo para algunos países africanos, otros de Europa del Este y de América Latina. No lo es, por ejemplo, para Canadá, Japón o Finlandia. Este último plantea como desafío emergente la realización de investigación y desarrollo experimental de clase mundial en campos fundamentales para la economía nacional, para el desarrollo y bienestar ciudadano y la creación de clusters de ciencia y tecnología internacionalmente competitivos.

Los temas críticos adicionales que plantearon los países reflejan, quizá, con mayor nitidez las principales preocupaciones que los aquejan. Los temas son múltiples y muy variados. Por ejemplo, para Jamaica son el agua, el ambiente marino y la infraestructura de información. Mientras que para Suiza es la inclusión de la ciencia y la tecnología en el currículum escolar regular, así como la utilización de la ciencia y la tecnología para la promoción y cuidado del agua potable o para la inseguridad alimentaria.

Para México es más bien la búsqueda de formas innovadoras de financiamiento —aparte de los recursos fiscales gubernamentales—, tanto para la ciencia y la tecnología como para los jóvenes investigadores.

En los diferentes encuentros promovidos por UNESCO en la última década han quedado claros cuáles son los temas relevantes del campo, los puntos que se comparten y las inevitables diferencias. Lo que todavía está por resolverse es cómo se incorporan en las agendas nacionales y qué seguimiento tienen.


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