En el México de hoy, las universidades públicas presentan sus planes de desarrollo institucional. En ellos se plasma lo que cada administración ve como posibilidades futuras de avance en todas las funciones que desempeñan las casas de estudio. En un sinnúmero de casos estos documentos expresan anhelos comunitarios y sirven para orientar efectivamente el rumbo de las universidades.

En la UNAM, en cumplimiento a lo dispuesto por el Reglamento de Planeación, se dio a conocer a la comunidad universitaria la propuesta de Plan de Desarrollo 2008-2011 (PDI). El texto se puede consultar en internet y se podrán enviar opiniones y sugerencias para elaborar una versión definitiva.

El documento tiene una introducción, siete capítulos y una presentación del rector José Narro. En esta última destaca que la UNAM debe contribuir a darle competitividad a la sociedad, en el contexto de la globalización, y a configurar una sociedad menos desigual y más justa. Menciona el rector la centralidad que tiene la docencia y el estudiante en ésta.

Asimismo, refrenda una serie de principios que tienen relación con el carácter público y nacional de la UNAM y su ubicación en la esfera de lo público. Con la autonomía como parte de su fuerza. Y también con el respeto a la pluralidad de ideas y su libre expresión, la libertad de cátedra y de investigación. Reiterar estos principios es fundamental, porque con base en ellos hemos tejido nuestras relaciones internas y nuestros intercambios con el exterior en los últimos años, en los que experimentamos estabilidad política y el logro de prestigio académico.

En su presentación, el señor rector se compromete, una vez más, con la calidad académica y con disminuir rezagos institucionales. Con formar seres humanos en el mundo del conocimiento y la cultura y crear ciudadanos responsables. El doctor Narro insiste en algo que me parece esencial: la promoción de la investigación y la atención prioritaria a los grandes problemas nacionales. Todos deseamos que la UNAM participe en la creación de la agenda nacional y en el debate organizado de la realidad social, porque tenemos las condiciones para hacerlo.

En el plan, la UNAM queda ubicada en el marco de la sociedad contemporánea, del México actual y frente a los retos del país en educación superior, caracterizada por su diversificación y por la heterogeneidad de las capacidades académicas de las instituciones.

Se habla de la necesidad de incrementar la cobertura, de las políticas públicas que se aplican y del énfasis en la evaluación. Pero también de la importancia de que dichas políticas tengan un mayor grado de concertación con las universidades públicas.

La UNAM que tenemos, de acuerdo con el plan, es una institución que persigue permanentemente elevar la calidad de sus servicios. La calidad entendida “como la actualidad, pertinencia y rigor de la actividad académica” y el mantenimiento de altos niveles de competencia científica, tecnológica e informática.

Se asienta que en la UNAM que tenemos nos esforzamos por obtener la calidad en medio de una institución grande y compleja. El plan tiene en cuenta que en la universidad se ha elevado la cobertura.

En el actual ciclo escolar hay 299 mil 723 alumnos; en la UNAM se forma uno de cada trece estudiantes de licenciatura y uno de cada seis graduados del posgrado en el país, de acuerdo con los datos que se ofrecen en el texto.

Destaco, por otra parte, que en el PDI se insiste en el compromiso y la responsabilidad social de la docencia universitaria. Que la UNAM realiza investigación en todas las áreas de conocimiento. La oferta docente e investigativa de la UNAM es la más amplia en el país. Lo mismo que los espacios para la difusión de la cultura.

Pero si bien somos una institución con prestigio y reconocimiento nacional e internacional, nos quedan muchas cosas por hacer para impulsar el desarrollo de la institución. Con una perspectiva crítica de lo que nos falta por hacer, el PDI nos brinda una visión global de hacia dónde se va a conducir el destino de nuestra casa de estudios.

El texto que se nos presenta recoge los quince lineamientos expresados por el doctor Narro al inicio de su gestión, que en el plan quedan integrados en seis grandes líneas rectoras, que son el meollo del texto. Lo cual, en lo personal, me parece importante porque le da continuidad a su pensamiento.

Estas seis líneas serán, seguramente, las más comentadas por la comunidad y se invita a que se revisen con todo cuidado. Por lo pronto, sería de esperar que los académicos lean, discutan y sugieran cambios al plan. Yo celebro su carácter más político que técnico, lo que, desde mi punto de vista, es un acierto.